Cómo el talento científico de este país fue y es maltratado

El Estado y las Comunidades Autónomas no cotizaron a la Seguridad social por los miles de antiguos becarios (anteriores a 2011) de investigación pre- y postdoctoral, en España o el extranjero, por lo que carecimos de los derechos elementales que asisten a cualquier trabajador (asistencia sanitaria pública, subsidio de desempleo, maternidad, etc.) y nos sigue impidiendo, a día de hoy, optar a la jubilación a la edad que nos correspondería si se hubieran cotizando esos años (más de diez en algunos casos).

Este colectivo fue maltratado en su momento y aún no se ha reparado esta situación de discriminación.

A partir de 2011, los nuevos becarios de investigación comenzaron a cotizar a la Seguridad Social. Ahora, en el Estatuto Becario que se esta negociando, no se contempla esta histórica situación. Por último, con la aprobación de la nueva Ley de Pensiones, tampoco se tiene en cuenta explícitamente al antiguo becario/a de investigación, que probablemente se pueda catalogar como el caso más flagrante de injusticia, ya que para obtener esas becas se requería de los mejores expedientes académicos. En el mejor de los casos, se nos incluiría como meros estudiantes de Doctorado y hasta un máximo de dos años. Y, aún si así fuese, no parece que el desarrollo de la normativa de la Ley de Pensiones esté entre las prioridades del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno actual. Los antiguos becarios de investigación nos sentimos maltratados de nuevo.

Creemos que nuestra situación es de indefensión y estimamos necesario movilizarnos, pero en los cauces habituales de contacto con los responsables políticos nos ningunean, y la mayor parte de los medios de comunicación nos ignoran.