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Los Borbones, una familia 'offshore'

Árbol genealógico de los Borbón

Andrés Gil / Raúl Sánchez

“A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos”. La frase, pronunciada por Escarlata O'Hara en Lo que el viento se llevó, bien podría presidir el libro de vida de la familia Borbón, que tanto ha agitado el mito de las penurias pasadas durante el exilio.

La película de Victor Fleming se estrenó en EEUU en 1939, año en el que acabó la Guerra Civil española, se inauguraron cuatro décadas de dictadura franquista, se prolongó el exilio republicano y se sucedieron otras tantas décadas sin monarquía, el periodo más largo desde que los Borbones ganaron la guerra de Sucesión (1701-1713). Y Estoril (Portugal), donde Juan de Borbón –hijo de Alfonso XIII, padre de Juan Carlos I, abuelo de Felipe VI– estableció su residencia, se convirtió en una losa, en el símbolo de lo que un Borbón no podía repetir: vivir en el exilio, sin reinar y sin fortuna, en una corte sin rey y a costa del dinero de familias amigas, del lobby monárquico.

“Nunca volveré a pasar hambre”, decía Escarlata. Y debía pensar Juan de Borbón, abuelo del actual rey, Felipe VI, quien durante la Guerra Civil se ofreció a Franco sin éxito; en 1945 y 1947 firmó los manifiestos de Lausana y Estoril reclamando la monarquía y que, un año después, en 1948, pactaba con Franco que su hijo Juan Carlos, entonces con 10 años de edad, se educara en la España franquista.

“Ni yo, ni ninguno de los míos”, sentenciaba Escarlata, y la familia, como toda familia real que se precie, es numerosa. Y mientras el padre, Juan, vivía en Estoril, su hijo Juan Carlos juraba los Principios Fundamentales del Régimen en 1969 y era nombrado sucesor de Franco como rey en la jefatura del Estado, cosa que se produjo en 1975. Todo atado y bien atado, se decía entonces. Pero con el tiempo se vio que no lo estaba tanto para el franquismo como para el borbonismo: tres años después, en 1978, Juan Carlos firmaba la Constitución Española, que poco tenía que ver con los Principios Fundamentales del Régimen, pero que garantizaba la permanencia de la corona borbónica.

Para entonces, su padre, Juan de Borbón, ya había renunciado a sus derechos dinásticos. El mismo padre que, como Escarlata, puso a Dios por testigo que ni él ni ninguno de los suyos volvería a pasar hambre y legó a su hijo Juan Carlos 375 millones de pesetas en una cuenta suiza.

Según reveló el diario El Mundo, el conde de Barcelona dejó a sus hijos bienes y fondos por un valor de 1.100 millones de pesetas tras su muerte, el 1 de abril de 1993. La mayor parte de ese patrimonio se encontraba en tres cuentas en Suiza, dos en Lausanne y una en Ginebra. En ellas había fondos depositados por un valor de 728,75 millones de pesetas, que al cambio actual, y aplicando el IPC de estos últimos 20 años, serían unos 7,85 millones de euros. A esa cantidad se sumaría un patrimonio inmobiliario cercano a los 350 millones de pesetas, entre el que destacan el chalet familiar de Puerta de Hierro en Madrid, un edificio en la Gran Vía de la capital y un apartamento en la ciudad portuguesa de Estoril.

Siempre según el diario El Mundo, el grueso de las cantidades depositados en las cuentas suizas de Juan de Borbón acabó en manos del rey. En concreto, unos 375 millones de pesetas. Juan Carlos de Borbón los recibió a través de tres cheques que fueron ingresados el 21 de octubre de 1993, momento en el que se procedió al reparto de la herencia, en la cuenta 10.031 de Sogenal –Société Générale Alsacienne de Banque–, de Ginebra.

Buena parte de los fondos que recibió el rey procedían de una de las cuentas de Lausanne denominada en el testamento “cuenta de usufructo”. Esta cuenta, de la Société de Banques Suisse, fue parcialmente vaciada, pero siguió abierta con un saldo de 24 millones de pesetas. Los albaceas recomendaron al rey y sus hermanas, que recibieron 172 y 131 millones cada una, que no repatriaran la fortuna para no levantar sospechas sobre el patrimonio del conde de Barcelona, de quien siempre se dijo que no contaba con importantes bienes.

Tres generaciones de Borbones con cuentas en Suiza

Juan de Borbón no ha sido el único con cuentas en Suiza. La familia de su primo Alfonso de Borbón –tío de Juan Carlos–, también, como se detalla en su testamento: una tía del rey Juan Carlos, su primo e infante de España Carlos de Borbón y dos de sus hijos mantenían bienes opacos al fisco español hasta 2012. El dinero procede de cuentas en Suiza y una parte tiene su origen en la herencia de María Cristina de Borbón-Parma, fallecida en 2009: los Borbón-Dos Sicilias ocupan el primer puesto de la línea de sucesión de la Corona española tras los descendientes del rey Juan Carlos.

Alfonso de Borbón –uno de los catorce nietos legítimos de Alfonso XII– murió en 1964 y dejó en herencia 90 millones de pesetas: el equivalente hoy a 17 millones de euros, descontada la inflación.

Alicia de Borbón Parma, esposa de Alfonso de Borbón, y su hijo, Carlos de Borbón-Dos Sicilias –infantes reales– y dos primos del rey Felipe VI –Pedro de Borbón-Dos Sicilias y su hermana Cristina de Borbón-Dos Sicilias– regularizaron, en 2012, 4.000.816 euros procedentes de cuentas en el banco suizo Lombard Odier gracias a la amnistía fiscal que planteó entonces el Gobierno de Mariano Rajoy. En total, esta rama de la saga de los Borbones pagó 73.437 euros en impuestos por hacer aflorar ese dinero escondido en un sucursal de Ginebra. La cuota abonada en la Declaración Tributaria Especial representa el 1,84% de los fondos que guardaban esas cuentas secretas. 

El patrimonio oculto de los Borbones constituye la primera entrega de 'Los Papeles de la Castellana', una investigación conjunta de las redacciones de eldiario.es, La MareaDiagonal a partir de una documentación remitida al buzón seguro filtrala.org. Varios despachos de asesoría tributaria ubicados en La Castellana, el distrito financiero de Madrid, manejan expedientes en los que constan estas operaciones y ponen al descubierto las fórmulas que distintas empresas y fortunas españolas han utilizado para ocultar su patrimonio en el extranjero.

En el caso de la saga de los Borbón-Dos Sicilias, parte de los fondos que guardaban en una sucursal bancaria de Ginebra procedía de la herencia de María Cristina de Borbón-Parma Habsburgo, tía del rey emérito Juan Carlos, fallecida en Viena en 2009.

Inés de Borbón, hermana de Carlos de Borbón, prima de Juan Carlos, también cobró en bancos suizos dos herencias valoradas en 6 millones de euros. Imputada por blanqueo en la trama Púnica, ocultó al juez el detalle de sus cuentas: “En casa nos enseñaron a no hablar de dinero”, ha afirmado. Los investigadores tienen pruebas de que parte del dinero que entregaba a Inés de Borbón un ejecutivo de una entidad de Ginebra procedía de la trama de Granados y Marjaliza.

Con este familiar serían cinco los miembros conocidos de los Borbón que se han acogido a la amnistía fiscal.

Juan Carlos y los manejos de su hermana Pilar de Borbón

La biografía del rey Juan Carlos camina en paralelo al manejo de dinero que su hermana, Pilar de Borbón, almacenó de manera opaca a través de una sociedad offshore registrada como “Delantera Financiera”,  según datos que obtuvieron laSexta y El Confidencial junto con el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ): Pilar de Borbón accede a la presidencia de la empresa en agosto de 1974, cuando el dictador Francisco Franco estaba ingresado por una flebitis y por primera vez el rey Juan Carlos tomaba las riendas de la Jefatura del Estado de forma provisional. La sociedad se cerró apenas cinco días después de la proclamación del rey Felipe.

Pero hay más casualidades que relacionan la biografía del rey Juan Carlos con la sociedad que su hermana tuvo en Panamá es llamativo. El 21 de octubre de 1993, cuando el rey Juan Carlos recibe los 375 millones de pesetas procedentes de la fortuna que su padre había guardado en una cuenta en Suiza, Pilar de Borbón –que también heredó– y su marido, Luis Gómez-Acebo, abandonan la presidencia y la secretaría de la entidad para dejar en manos del despacho de abogados Gómez-Acebo y Pombo la intermediación de la sociedad.

Se trataba de hacer más opaca aún la dirección de la compañía offshore. eldiario.es preguntó en Zarzuela si la sociedad panameña ha servido para guardar dinero del rey Juan Carlos. Como única respuesta la Casa Real ofreció un silencio que justifican al afirmar que “el caso no afecta a ningún miembro de la familia real”. La medida de la fortuna del rey Juan Carlos ha estado tradicionalmente rodeada de opacidad. El diario New York Times calculó que los bienes del monarca ascendían a 2.300 millones de dólares, sin que sea posible realizar una comprobación de esa cifra con información pública. Zarzuela publica con regularidad los salarios de los miembros de la familia real pero no da información alguna sobre los bienes y depósitos que poseen.   

Corinna, también en los papeles de Panamá

Su padre le dejó dinero en Suiza, su yerno Iñaki Urdangarin y su hija Cristina están en el banquillo del caso Nóos y su amiga Corinna, en los papeles de Panamá.

Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la princesa amiga del rey emérito Juan Carlos, según publicaron La Sexta y El Confidencial, intentó vender, a través del despacho Mossack Fonseca, acciones a una sociedad de Islas Vírgenes Británicas usando como intermediaria una ubicada en Gibraltar.

La operación no pudo llevarse a cabo por problemas burocráticos. El contrato tenía como dirección la empresa londinense Boss&Co Gunmaker, la firma que organizaba cacerías y que, según apunta El Confidencial, organizó la luna de miel de los actuales monarcas, Felipe y Letizia.

Gao Ping y la familia Borbón

A finales de 2012, las investigaciones sobre la gigantesca trama china que presuntamente capitaneaba Gao Ping arrojaron datos sorprendentes: entre los españoles identificados por la Policía como usuarios de la red de blanqueo el sumario citaba a una pariente del rey que no pertenece a su círculo familiar directo, María Margarita de Borbón dos Sicilias Lubomirska.

Con el paso del tiempo, el juez Andreu acabó imputando, además de a María Margarita, a su hermana María Inmaculada y la hija de esta, María Illa García de Sáez Borbón-Dos Sicilias. Todas llevan el Borbón en el apellido, si bien pertenecen a una rama familiar alejada de la corte: María Margarita y María Inmaculada son sobrinas de Carlos Tancredo de Borbón, que estuvo casado con María de las Mercedes (1901-1904), hermana de Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos.

María Ilia García Sáez de Borbón Dos Sicilias admitió en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu que su madre, María Inmaculada Borbón Dos Sicilias Lubomirska, recibió dinero de la trama mafiosa liderada por el empresario chino Gao Ping.  El instructor del ‘caso Emperador’ sostuvo que la red mafiosa entregaba este dinero en efectivo a María Inmaculada Borbón Dos Sicilias Lubomirska para que ella, a su vez, transfiriera la misma cantidad desde un banco de Suiza a las cuentas de la trama en China. La organización de Gao Ping conseguía de esta forma sacar de España el dinero negro que obtenía de sus actividades delictivas.

María Ilia García Sáez de Borbón Dos Sicilias reconoció que se encargó personalmente en dos ocasiones de recibir el dinero de la red, que le fue entregado en su domicilio de La Moraleja (Madrid) por Malka Mamman Levi, con la que la organización de Gao Ping blanqueaba el dinero. La imputada ha relatado a modo de ejemplo que, en noviembre de 2011, Levi le entregó en efectivo un total de 20.000 euros, según señalaron fuentes jurídicas.

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