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Brasil busca al italiano Cesare Battisti considerado “prófugo” de la Justicia

Brasil busca al italiano Cesare Battisti considerado "prófugo" de la Justicia

EFE

Sao Paulo —

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Las autoridades brasileñas buscan desde hoy al exactivista de izquierdas Cesare Battisti, condenado en Italia a cadena perpetua por cuatro asesinatos en la década de 1970, después de que la Corte Suprema ordenara este jueves su arresto “inmediato” con fines de extradición al país europeo.

Battisti, quien vive en Brasil desde 2004, se encuentra en paradero desconocido y es considerado “prófugo” de la Justicia, según señalaron fuentes de la Policía Federal, encargada de su captura.

Agentes policiales iniciaron hoy la búsqueda en su domicilio de Cananéia, una remota y tranquila localidad en el litoral del estado de Sao Paulo (sudeste), pero no le encontraron.

Su abogado, Igor Tomasauskas, dijo en declaraciones a Efe que desconoce dónde se encuentra Battisti y que no sabe nada de él antes incluso de que el juez del Supremo brasileño Luiz Fux determinara en la víspera su arresto, solicitado por la fiscal general, Raquel Dodge.

“Él sabe las consecuencias de entregarse y de no entregarse”, afirmó el letrado.

La fiscal general pidió la prisión preventiva del antiguo miembro de la banda Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), un brazo de las Brigadas Rojas, con objeto de “evitar el riesgo de fuga” y “asegurar su eventual extradición” a Italia.

Fux, uno de los once magistrados que componen el Tribunal Supremo, aceptó el pedido de la fiscal y ordenó poco después la detención “inmediata” de Battisti a la Interpol, que en Brasil está representada por la Policía Federal, y además le atribuyó la comisión de los delitos de evasión de divisas y lavado de dinero.

Esos cargos están relacionados con el proceso a raíz del cual Battisti fue detenido temporalmente en octubre del año pasado en la frontera con Bolivia por cargar consigo unos 25.000 reales (unos 6.500 dólares) en efectivo.

Battisti vive en libertad en Brasil en virtud de una decisión del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, hoy preso por corrupción y quien en el último día de su segundo mandado, el 31 de diciembre de 2010, negó su extradición, a pesar de que el Supremo así lo había autorizado en un fallo no vinculante.

Sin embargo, su estancia en Brasil comenzó a peligrar desde la llegada al poder del presidente Michel Temer, a mediados de 2016 tras la destitución de la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, por el Congreso debido a irregularidades fiscales.

Temer manifestó entonces su deseo de extraditar a Battisti, al igual que el presidente electo, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien será investido el 1 de enero, aunque siempre a expensas de un parecer del Supremo en ese sentido.

“¡Que todo sea normalizado brevemente en el caso de este terrorista asesino defendido por compañeros brasileños con las mismas ideas! ¡Cuente con nosotros!”, afirmó hoy Bolsonaro, capitán en la reserva del Ejército, en sus redes sociales.

El mandatario electo, un aticomunista declarado, respondió así a otro tuit del ministro de Interior italiano, Mateo Salvini, quien se refirió a Battisti como “un condenado a cadena perpetua que está disfrutando la vida en las playas de Brasil en la cara de las víctimas”.

“¡Me pone de los nervios!. Todos mis honores al presidente Jair Bolsonaro si ayudará a Italia a que tenga Justicia regalando a Battisti un futuro en la cárcel”, añadió.

La orden de captura promulgada por el Supremo abre las puertas a una extradición que podría decretar Temer o, a partir del 1 de enero, Bolsonaro.

La defensa aún puede recurrir la orden de arresto para que sea analizada en el plenario del Supremo, pero los plazos son muy ajustados ya que el Poder Judicial entrará en receso a partir del próximo día 20 y no volverá a sus actividades hasta febrero de 2019.

De materializarse su detención, Battisti, condenado en ausencia a cadena perpetua por cuatro asesinados entre 1977 y 1979, que él niega haber cometido, pondría fin a 14 años de vida en Brasil, después de haber pasado unas tres décadas fugitivo entre México y Francia.

A Brasil llegó en 2004 y ahí permaneció escondido tres años hasta ser detenido en 2007. El Supremo dio luz verde a su extradición en 2009, pero dejó en manos del entonces jefe de Estado, Lula da Silva, que la paralizó el último día de su segundo mandato, el 31 de diciembre de 2010.

Por su parte, el Gobierno italiano afirmo hoy que solo estará satisfecho cuando Battisti regrese a su país, aunque por el momento nadie sabe dónde está.

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