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Carolina Bescansa busca sitio en Podemos

Carolina Bescansa, en la Sala Constitucional del Congreso.

Aitor Riveiro

Carolina Bescansa quedó fuera de la foto en Vistalegre 2. La cofundadora de Podemos se autodescartó en la competición que enfrentó a Pablo Iglesias e Íñigo Errejón cuando tuvo claro que su peso dentro del partido iba a ser menguante. Su apuesta por una vía intermedia liderada por ella que evitara una “carrera de caballos” quedó aparcada. Pero no olvidada. Becansa, experta en el oficio de desentrañar las encuestas, ha esperado hasta encontrar el momento oportuno: la crisis catalana que, cree, debilita a Podemos y pone en riesgo todo el proyecto del cambio. Bescansa se ha comenzado a mover para exponer sus planteamientos y situarse aunque, de momento, ha tenido más impacto hacia afuera que hacia adentro de Podemos.

Las dificultades en Podemos para gestionar su posición sobre Catalunya han aumentado mes a mes en este 2017 que se cerrará con unas vitales elecciones catalanas convocadas por el Gobierno central el 21 de diciembre. La dirección del partido busca un complicado equilibrio entre uno de sus aliados más importantes, los comunes de Ada Colau y Xavier Domènech, y su propia naturaleza de partido con un proyecto de ámbito nacional que hizo de la defensa de la patria “de los de abajo” una de sus banderas desde 2015.

Este fue también el eje de la moción de censura que Unidos Podemos presentó contra Mariano Rajoy y que se debatió en junio en el Congreso. Un momento que coincidió con una transitoria mejora de las expectativas electorales del grupo confederal. El arranque a primeros de septiembre del proceso unilateral para proclamar la independencia de Catalunya cambió el marco del eje social o regenerador al eje nacional, por el que Podemos transita en una posición intermedia que la dirección confía le dé réditos políticos a medio y largo plazo.

Lo ocurrido el 6 y 7 de septiembre en el Parlament marca un punto de inflexión tanto en Podemos como en Unidos Podemos. Comienzan a oírse discrepancias internas ante la estrategia del espacio político, que viene definida por los comunes. Uno de los que levanta la voz es el coordinador federal de IU, Alberto Garzón.

Las opiniones divergentes de Garzón se dan por supuestas. Pertenece a otro partido y no tiene porqué compartir la línea de Podemos. Y aunque su organización hermana en Catalunya, EUiA, está plenamente integrada en Catalunya en Comú, jurídica y políticamente son entes diferenciadas.

Tampoco atrae el líder de IU la atención mediática como lo sigue haciendo Podemos. Esa atención se disparó el pasado 26 de octubre, cuando Carolina Bescansa se detuvo apenas un minuto ante las cámaras de televisión antes de entrar al Pleno del Congreso.

“Empecemos a poner las cartas sobre la mesa”

“A mí me gustaría un Podemos que le hablase más a España y a los españoles y no solo a los independentistas”, señaló Bescansa ese día. La doctora en Sociología sostiene que no existe “un problema catalán”, sino que en todo caso la crisis catalana es la muestra de un problema nacional de agotamiento del “Régimen del 78” y de la propia Constitución. Y la respuesta del partido, cree, ha obviado esta realidad.

Cuando Bescansa hizo estas declaraciones cuando Podemos ya había modificado su discurso. Unos días antes, Pablo Iglesias señalaba en el mismo pasillo del edificio del Palacio del Congreso: “Queremos derrotar el proyecto de los independentistas, pero no por la fuerza”.

Las críticas públicas de Bescansa ya habían sido dichas en privado. La diputada las señaló en una reunión de grupo días antes, según informó El Independiente. Y no es la única que comparte esta visión. Con diferencias. En el grupo confederal hay quien, siendo consciente del daño que puede llegar a hacer, entiende que la estrategia definida es la única que se puede llevar a cabo y aluden a la “coherencia” del mensaje que emana de Podemos desde Cádiz hasta Girona. Otros creen que debería cambiar ya porque es errónea.

Con todos estos ingredientes, Bescansa ha optado por dar un paso. “Empecemos a poner las cartas sobre la mesa”, señaló este jueves en la presentación de un libro en la que se abordó una hipotética reforma de la Constitución. La cofundadora de Podemos se refería a su propia propuesta, hecha pública unos días antes. Pero la frase esconde lo que parece una decisión: buscar un sitio en Podemos ante lo que pueda pasar de aquí a 2020, cuando se abrirá el melón de la sucesión de Pablo Iglesias. Las otras opciones, volver a la universidad o aceptar una suerte de exilio interior en Galicia como el que Íñigo Errejón negoció en Madrid, no lo eran.

En las últimas semanas la diputada de Unidos Podemos ha comenzado una gira por distintos círculos del partido en toda España. En Ávila, por ejemplo, o en Madrid durante la I Asamblea Estatal de Círculos Sectoriales, donde no obtuvo el éxito de público que hubiera querido pese a que lo promocionó de forma notable en sus redes, tal y como informó El Español.

Bescansa se deja ver con más frecuencia en actos no relacionados con su partido, como la presentación del libro antes citada o un acto con José Luis Villacañas , que ha alabado su propuesta de reforma constitucional, el próximo 11 de diciembre.

Si la repercusión interna de su mensaje ha sido cuando menos limitada (o quizá soterrada), hacia afuera ha logrado una repercusión notable. Este es, precisamente, el reproche que le hacen desde la dirección del partido. La impresión en el círculo que rodea a Pablo Iglesias es que Bescansa ha aprovechado un punto débil para lanzar un ataque, poco menos que desleal, que busca réditos personales. Y en el momento más inoportuno.

Este mismo viernes, el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, reprochaba a Iglesias que vaya a recurrir la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya en lugar de escuchar más, sin citarla, a Bescansa.

La dirección de Podemos da por superada la propuesta de reforma constitucional de Bescansa, que califican de vieja, y preparan una propia que no tardará en ver la luz. Creen que las bases no entenderán sus movimientos. Pero la realidad es que la fundadora del partido sigue llenando su agenda de actos, más grandes o pequeños. Solo el tiempo dirá si su apuesta fue precipitada y poco más que un fogonazo o si realmente se está alimentando un renovado liderazgo en Podemos.

En privado son muchos los que esperan que se acabe ya este mes de diciembre. Que lleguen las elecciones catalanas. Que pasen. Gestionar lo mejor que se pueda el resultado e intentar cambiar otra vez el marco. “Pase lo que pase el 21D, pasamos pantalla”, zanja un destacado dirigente de Podemos.

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