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¿Hay vida en las Casas del Pueblo del PSOE?

Varios militantes pegan carteles en la Casa del Pueblo / Foto: PSOE Grazalema

Irene Castro / Mario Pais Beiro

¿Se ha alejado el PSOE de la ciudadanía? ¿Tiene la misma presencia social que tenía en el pasado? ¿Es el distanciamiento el que ha provocado una caída en el número de militantes y de votantes? Los socialistas buscan respuestas y no son unánimes respecto a la responsabilidad que en esa pérdida de cercanía ha jugado el descenso paulatino de actividad en las tradicionales Casas del Pueblo del partido.

El PSOE tiene alrededor de 4.200 agrupaciones locales distribuidas por el territorio español. “Las Casas del Pueblo fueron la única institución que pudo competir con la Iglesia porque tenía presencia en casi todos los pueblos”, expresa un exdirigente del PSM.

Pese a que el número de agrupaciones socialistas repartidas por España sigue siendo elevado, el desarrollo de su actividad se ha reducido notablemente, así como la oferta de servicios a los ciudadanos. “Las Casas del Pueblo fueron fundamentales en el desarrollo del partido. No solo se reclutaban militantes y se diseñaba la línea política sino que servían para la formación cultural de los militantes”, expresa un exdirigente, que explica que “afortunadamente” las necesidades de la sociedad han cambiado y esas funciones ya no son necesarias. “Las agrupaciones han ido languideciendo por la desmovilización del partido y porque la información llega a los militantes y ciudadanos a través de otras vías”, reconoce.

Aunque las necesidades y circunstancias cambiaron a partir de la vuelta de la democracia, las agrupaciones socialistas se mantuvieron como un “punto de encuentro y debate”, señala el secretario general de Villa de Vallecas, Ignacio Benito, que admite que “a día de hoy esas funciones se han perdido en parte porque hay menor militancia, con las redes sociales ese debate se tiene en otros lugares y se ha generado una desafección hacia la política”.

–¿Están las agrupaciones socialistas infrautilizadas?

–Sí, creo que sí, se les podría dar más uso. No solo se podría, sino que se les debería dar más uso. Hay muchas agrupaciones que están abiertas, pero también hay otras que no lo están. No es generalizado.

–¿Se pueden atribuir los varapalos electorales del PSOE al cierre de puertas de sus sedes?

–En aquellos territorios en los que las agrupaciones están cerradas, evidentemente la comunicación con los ciudadanos es difícil, pero muchas agrupaciones tienen las puertas abiertas y en muchas hay actividades como clases de idiomas, enseñar a hacer currículums, etc. Se ponen los recursos a disposición de los vecinos.

“Una agrupación no está para prestar servicios”

La oferta de servicios (asesoría jurídica a personas con dificultades laborales, prestación de los locales a otros colectivos sociales, exposiciones, salas de estudio y un largo etcétera) ha sido una de las características tradicionales de las casas del pueblo. Muchas de esas actividades han desaparecido o se han reducido y, aunque hay muchas agrupaciones que las mantienen por la creencia de sus responsables de que “eso es la política”, no todos los miembros del PSOE comparten la necesidad de mantener en este momento estos locales con su espíritu inicial.

–¿Qué servicios presta la agrupación a los ciudadanos?

–Una agrupación política, sea socialista o sea del PP, no está para prestar servicios a los ciudadanos: está para trabajar en propuestas políticas (contesta el militante que coge el teléfono en la agrupación socialista de Mieres).

–Y, por ejemplo, si una persona a la que van a desahuciar recurre a ustedes, ¿cuál es la respuesta?

–Ya nos gustaría, pero no. En este caso, a lo mejor a una persona concreta en un momento concreto viene, más que decir “oye venid a evitar que me desahucien la casa”, como están haciendo por ahí. A lo mejor te vienen por un problema o porque necesitan hacer una solicitud y por saber a dónde tienen que ir, pero es información casi personal porque te conocen a nivel personal.

Los ciudadanos optan ahora por dirigirse a otros colectivos sociales como la PAH o Yo Sí Sanidad Universal. En este sentido, llamando a distintas horas durante dos días, ha sido imposible contactar con las agrupaciones de Toledo y Miranda del Ebro para solicitar información sobre qué hacen, por ejemplo, si un inmigrante que se ha quedado sin sanidad acude a la Casa del Pueblo o qué ofrecen a los 300 trabajadores de una fábrica cuyos puestos peligran, en el caso de la ciudad burgalesa.

“La estructura de las agrupaciones es arcaica y no responde a las necesidades del siglo XXI”, expresa un militante riojano: “El debate ahora se produce en otros foros y plataformas, y el PSOE tiene que ir hacia ellos y no esperar a que vengan a contarnos los problemas a la sede”, añade. “Si un ciudadano acude a nosotros con un problema, intentamos solucionárselo con los medios a nuestro alcance pero no prestamos estos servicios de forma continuada”, afirman fuentes del partido en Valencia.

En contraposición, el responsable del distrito madrileño de Vallecas sostiene que “quienes representamos al partido o desempeñamos cargos de responsabilidad tenemos implícito dentro de nuestras funciones tener abierta la Casa del Pueblo”. Para él, la sede es insustituible: “Los ciudadanos tienen que tener un referente y un lugar de encuentro físico con sus representantes y ese lugar es la Casa del Pueblo”.

Las excepciones de Cádiz y A Coruña

En Villa de Vallecas los vecinos vocales -que no están liberados- hacen turnos para estar en la sede por las mañanas y los militantes hacen guardias para que abra dos horas cada tarde. Otras agrupaciones con gran actividad son las de Cádiz y A Coruña.

La sede de la capital gaditana ofrece servicios como la asistencia jurídica a los emigrantes que al regresar a España han tenido problemas con Hacienda por las pensiones, Juventudes Socialistas habilita en época de exámenes una sala para que cualquiera pueda ir a la sede a estudiar y también los militantes abogados ofrecen colaboración voluntaria a los ciudadanos, como a alrededor de 100 familias que pudieron acogerse al decreto de exclusión social aprobado por la Junta de Andalucía pero que tuvieron problemas con la tramitación, según informa el secretario general del PSOE de Cádiz, Fran González. Asegura que “eso es la política” y se lleva un “disgusto” al enterarse de que no todas las agrupaciones funcionan así.

La secretaria general del PSOE en A Coruña, Mar Barcón, habla de un “cambio de filosofía para recuperar el espíritu de las antiguas Casas del Pueblo” tras el paso del Gobierno a la oposición. Por eso han comenzado a organizar charlas y debates con carácter semanal. Otras organizaciones pueden utilizar la sede socialista, como sucede en Cádiz, en la que se reúne la plataforma de bebés robados.

Asesoría laboral, servicio de mediación LGTB o una oficina de atención a la ciudadanía son otros servicios que la agrupación coruñesa oferta de manera periódica, así como talleres o cursos de capacitación profesional. “Estas actividades repercuten directamente en la visión que la ciudadanía tiene del partido”, afirma Barcón.

“No todos los casos se asemejan al de A Coruña y Cádiz. Es más, diría que son minoría”, sostiene un miembro de la dirección de los socialistas gallegos. “Muchas se dedican únicamente a temas orgánicos”, afirma antes de matizar que algunas añaden a esa actividad la realización de “charlas y coloquios con más o menos éxito”.

Además, este dirigente denuncia la existencia de agrupaciones locales “fantasma, creadas con el único fin de conseguir fuerza en los procesos congresuales, y que no tienen ningún tipo de actividad”. En su opinión, hay este tipo de agrupaciones en todo el territorio español.

“Decadencia” y falta de transparencia

La principal conclusión de las personas entrevistadas es que el descenso de actividad en las sedes es consecuencia de la transformación social, que supone que los ciudadanos no tengan las mismas necesidades que antaño, y una cierta desmovilización de la militancia que se atribuye al “envejecimiento”. El dirigente socialista de Madrid vincula la falta de transparecencia con la “decadencia” del PSOE y con el “languidecimiento de la vida partidaria”.

“En el 28 congreso del partido se aprobó la propuesta de Alfonso Guerra de eliminar la obligación de que los delegados tuvieran que rendir cuentas en sus agrupaciones sobre lo que habían apoyado y su posición”, relata: “La derogación de este compromiso con los militantes ha ido en contra de la vitalidad de las agrupaciones”. El problema comenzó, por tanto, hace mucho tiempo.

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