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La reunión secreta de Cospedal con Villarejo vulnera las normas éticas que aprobó el PP de Casado

La número dos del PP, María Dolores de Cospedal.

Iñigo Aduriz

La ex secretaria general, aún vocal del Comité Ejecutivo y diputada del PP, María Dolores de Cospedal, vulneró el vigente Código Ético (ver PDF) de su partido al reunirse en secreto con el excomisario José Manuel Villarejo para hablar sobre el caso Gürtel y conocer detalles de la investigación que entonces estaba en manos de la Policía y de los tribunales. El encuentro tuvo lugar en el verano de 2009 en la sede nacional de los populares, mientras Cospedal ejercía como número dos de la dirección de Mariano Rajoy. El Código Ético, que fue aprobado hace solo dos semanas por la dirección de Pablo Casado –nueve años después del encuentro de la exnúmero dos del PP con el policía–, prohíbe expresamente utilizar la influencia de cualquier cargo popular para obtener privilegios, beneficios o favores.

“El Partido Popular rechaza cualquier beneficio del Partido o de sus integrantes que tenga que ver con tráfico de influencias”, apunta la formación conservadora en ese documento. El texto añade que “ninguna persona aceptará ningún trato de favor que implique privilegio o ventaja por su pertenencia o vinculación al Partido Popular”, o que “nunca se utilizará el nombre del Partido Popular para influir en el desempeño de actividades públicas o de resoluciones administrativas”.

El documento prohíbe “ejercer cualquier tipo de influencia desde el Partido en funcionarios, empleados públicos, cualquier tipo de agente público o autoridad para conseguir cualquier tipo de actuación que pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico al Partido Popular o a algún integrante o donante del Partido Popular”.

Como se refleja en las grabaciones hechas públicas en los últimos días por la web Moncloa.com, Cospedal, en su encuentro con Villarejo del 21 de julio de 2009 y a través de las reuniones que el marido de la exnúmero dos del PP, Ignacio López del Hierro, mantuvo con el policía –de las que ella era conocedora–, buscó obtener información privilegiada sobre unas investigaciones secretas que afectaban a su partido y que, a la larga, originaron la condena por corrupción contra el PP como partícipe lucrativo en la trama Gürtel. Las cintas revelan, además, que su esposo, con la connivencia del excomisario, trató de entorpercer esas pesquisas sobre el PP.

Tan solo dos semanas después de reunirse con Villarejo, Cospedal denunció “escuchas ilegales” al PP, como si la entonces secretaria general de los populares contara con más información de la que disponían el resto de ciudadanos gracias a su encuentro con el excomisario.

Dañar la “honorabilidad” del PP

La reunión entre Cospedal y Villarejo vulnera incluso los “principios generales éticos” del actual código de buena conducta del PP. El texto establece que los cargos del partido “observarán el máximo rigor y exigencia en el desempeño de sus funciones, absteniéndose de cualquier conducta que, aun siendo plenamente legal, pueda dañar la imagen u honorabilidad del Partido Popular”. Una reunión secreta con un comisario de la Policía –hoy en prisión– para conocer información secreta, de la que no informó a su formación política y que se produjo en la sede nacional del partido, en el número 13 de la calle de Génova de Madrid, afecta directamente a la “imagen” y a la “honorabilidad” del PP.

El actual líder del partido, Pablo Casado, llegó a referirse a Villarejo, la semana pasada, como a una “estructura de cloaca policial” cuando trataba de atacar al Gobierno por las reuniones que mantuvo la ministra de Justicia, Dolores Delgado, con el excomisario. El encuentro entre Cospedal y Villarejo revelado por las grabaciones publicadas esta semana demuestra que la “cloaca policial” entró en secreto en el corazón de su partido, la sede de Génova en la que el propio Casado tiene su despacho.

El Código Ético también obliga a los cargos del PP a actuar con “transparencia”. Resulta evidente que Cospedal, con su cita con Villarejo de la que según las grabaciones no informó ni al entonces líder de su partido, Mariano Rajoy, y que se produjo cuando en la sede de Génova no había “nadie” –según las palabras de la exministra de Defensa– no actuó con esa “transparencia” que ahora exige la normativa interna de los populares.

El texto que entró en vigor el pasado 16 de octubre no especifica si su aplicación es retroactiva, aunque sí deja claro que es “de obligado cumplimiento para todos los empleados y cargos directivos y orgánicos del partido” entre los que estaría Cospedal en su condición de diputada y vocal del Comité Ejecutivo.

Tampoco aclara el Código Ético del PP cuál sería la sanción que se debe aplicar a quien no cumpla con su contenido. “Las personas sometidas al presente Código Ético y de Conducta que tengan conocimiento de su incumplimiento tienen la obligación de comunicarlo inmediatamente al Órgano de Cumplimiento Normativo (OCN). Tienen para ello a su disposición, entre otros medios, el Canal Interno de Denuncias regulado en la normativa interna del Partido. La conducta será investigada y, en su caso, sancionada de conformidad con la normativa interna del Partido”, apunta el texto.

El único “apoyo” de Cospedal

La dirección de Casado no se ha planteado, por el momento, aplicar el Código Ético contra Cospedal. La consigna oficial, verbalizada este martes por la portavoz del PP en el Congreso, Dolors Montserrat, es que la cúpula de los populares no está “nada preocupada” por las grabaciones sobre la ex secretaria general, si bien el temor a las consecuencias de los audios persiste. Génova insiste en que, a su juicio, sigue sin haber material para actuar contra la ex número dos del PP, aunque espera que este miércoles nuevas cintas desvelen “algo gordo” que pueda comprometer del todo la credibilidad del presidente popular y de su Comisión Ejecutiva.

El apoyo de Cospedal fue el que determinó el triunfo de Casado en las primarias de julio. Sin embargo, el líder del PP sigue evitando manifestar públicamente su respaldo a la que fue una de sus principales valedoras durante el proceso interno que le enfrentó a Soraya Sáenz de Santamaría. Al igual que durante toda la jornada del lunes, este martes el presidente popular ha esquivado a la prensa y no ha contestado cuando se le ha preguntado por la exministra de Defensa. Quien sí hablaba era el número dos del PP, Teodoro García Egea, aunque también evitaba un respaldo explícito a Cospedal. Preguntado por si el partido aplicará el Código Ético contra la exsecretaria general, contestaba lo siguiente: “Hasta ahora no hemos conocido nada de esto y no podemos proceder de ninguna de las maneras”.

El único apoyo público que ha obtenido la exsecretaria general ha sido por parte de Montserrat, que fue su portavoz de campaña durante las primarias en las que la ex número dos del PP resultó eliminada en la primera vuelta, y que fue escogida por Casado para ese puesto precisamente por las deudas contraídas con Cospedal por el respaldo que le dio esta última en la segunda vuelta. La portavoz del PP en el Congreso evitaba valorar las nuevas grabaciones sobre la exsecretaria general y se limitaba a señalar: “Tiene todo nuestro apoyo”.

A última hora del martes, Cospedal aparecía por el Congreso para participar en las votaciones del Pleno. Ante una avalancha de periodistas que le preguntaban por su reunión con Villarejo, se limitaba a señalar: “En este tema yo siempre he dicho la verdad. A mí en muchas ocasiones me han preguntado si conocía al señor Villarejo y siempre he dicho que sí. Y también he dicho que yo en muchas ocasiones he tenido conversaciones con él”.

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