El Gobierno de Nicaragua dice que dialoga y promueve la reconciliación y el encuentro

El Gobierno de Nicaragua afirmó este martes que practica el diálogo, y que promueve la reconciliación y el encuentro, en medio de una crisis sociopolítica que ha dejado cientos de muertos desde abril, en protestas contra el presidente Daniel Ortega.

“Como hermanos dialogamos, como hermanos que promovemos reconciliación y encuentro vamos creando los mejores espacios para el trabajo, la paz, la seguridad, la prosperidad”, dijo la vicepresidenta Rosario Murillo, a través de medios del Gobierno.

Se trató del segundo día consecutivo en que Murillo se refirió al tema del diálogo, luego de que los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) condenaron la “represión” en Nicaragua y mostraron disposición a tomar medidas para favorecer una solución “pacífica y negociada” a la crisis del país.

El influyente obispo auxiliar de la arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, también había advertido que el Gobierno de Ortega mantiene una posición “cerrada y absolutamente de rechazo a todo diálogo”.

Los reclamos a Ortega sobre “un diálogo y una negociación verdaderos”, reclamados por la UE, se deben a que este abandonó las negociaciones con la sociedad civil nicaragüense para encontrar una salida pacífica a la crisis, a la vez que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) lo responsabiliza por crímenes “de lesa humanidad”.

A la par del discurso oficial sobre el diálogo, el Gobierno de Nicaragua aprobó la visita de una delegación del Parlamento Europeo, tras haberla bloqueado inicialmente.

Hasta el momento el Ejecutivo nicaragüense únicamente reconoce como diálogo las consultas para su proyecto de “Ley para una cultura de diálogo, reconciliación, seguridad, trabajo y paz”, realizado entre grupos afines al Gobierno.

Desde abril pasado Nicaragua vive una crisis sociopolítica que ha dejado entre 325 y 561 muertos, y de 340 a 767 detenidos, según organismos humanitarios.

Ortega reconoce 199 muertos y 340 detenidos a los que llama “terroristas”, “golpistas” y “delincuentes comunes”.

El mandatario nicaragüense rechaza responsabilidades en la crisis, así como los señalamientos generalizados sobre graves abusos de las autoridades contra los manifestantes antigubernamentales, y denuncia ser víctima de intento de “golpe de Estado fallido”.