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El PP intensifica el ventilador contra sus oponentes para desviar la atención por el escándalo de Cifuentes

Rajoy junto a Cospedal y Cifuentes en una imagen de archivo.

Irene Castro

El PP se encuentra ante el dilema de dejar caer a Cristina Cifuentes o llegar a perder la Comunidad de Madrid y, ante el escándalo del máster de la presidenta, tiene una estrategia definida: activar el ventilador de la titulitis contra sus rivales. En esa táctica, el PP ha pasado a atacar a sus oponentes con casos que poco tienen que ver con el de la presidenta madrileña, que se escudó en documentos falsos para salir al paso de las informaciones de eldiario.es sobre el máster fraudulento que ha llegado a los tribunales. Además, los conservadores vuelven a usar el Senado para desviar la atención de sus desmanes a través de la comisión en la que investiga la financiación del resto de partidos. 

Los de Mariano Rajoy están usando los currículums hinchados o las tachas en los expedientes de sus adversarios como estrategia de defensa frente al caso de Cifuentes. Ante el ultimátum que Albert Rivera le ha dado al PP para ofrecerle una candidatura alternativa a la de Cifuentes, Génova ha respondido pidiendo la cabeza de Toni Cantó. El PP equipara que el diputado de Ciudadanos dijera en su currículum que era pedagogo sin tener esa carrera y referirse a las clases de formación teatral. El actor aseguró ante la noticia publicada por Okdiario que se trataba de una “gilipollez”.

El PP también ha atacado al dirigente de Ciudadanos Miguel Ángel Gutiérrez que infló su currículum al definirse como doctor ingeniero mientras que en realidad era un menor escalafón y recordó el caso del diputado madrileño César Zafra, que se denominó abogado sin estar habilitado para serlo.

“No puede ser que los que tienen licenciaturas falsas actúen contra otro partido”, expresó Javier Maroto en la rueda de prensa en la que también cargó contra el portavoz del PSOE, Óscar Puente, por recoger en su biografía la denominación máster para un curso impartido por la Escuela Jaime Vera del PSOE. En su defensa ha salido la exministra Carmen Calvo: “La Jaime Vera no es una universidad ni una institución pública; da igual la palabra que le ponga, curso, máster. Es una utilización común del lenguaje que nada tiene que ver con las titulaciones oficiales de Cifuentes o Casado”.

Todos en el disparadero

“Son una panda de indecentes que quieren enmierdar la casa de los demás”, ha dicho el alcalde de Valladolid, que también ha acusado al PP de “extender la mierda de forma patética” en vez de “poner a Cifuentes de patitas en la calle”. Puente no es el único socialista contra el que ha cargado el PP, que pidió la dimisión del líder del PSOE de Madrid, José Manuel Franco, por que en su biografía de la Asamblea figuró hasta 2003 que era licenciado en Matemáticas sin serlo. Franco lo atribuyó a un error que justificó en el hecho de que era profesor de esa materia. 

El disparo llegó a lo más alto de Ferraz por partida doble. El PP aprovechó que se aireó que Maroto había denominado máster a lo que en realidad era un curso de posgrado para atacar a Pedro Sánchez, que hacía lo mismo en sus biografías colgadas en las páginas del PSOE y el Congreso. 

Tampoco tardaron los conservadores en recriminar al líder del PSOE que tuviera escondida su tesis. Sánchez aseguró en una entrevista en eldiario.es que ya es pública: “Está colgada en la red desde hace años, desde que se empezó a hablar de mi tesis se colgó en la red”. También pidió diferenciar entre los casos de hinchar los currículum con lo que supone el caso Cifuentes, que definió como “la utilización de una posición política para valerse y ver regalados distintos másteres o cursos de posgrado”. 

El primero en atacar Sánchez por obtener “en tiempo récord” su tesis fue el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Enrique Ossorio, durante el debate forzado por la oposición para que la presidenta rindiera cuentas por su máster fraudulento. Ossorio dedicó su intervención a sembrar dudas sobre la formación de sus oponentes.   

Acusó sin pruebas a la portavoz de Podemos, Lorena Ruiz-Huerta, de haber hecho un máster en el IESE pagado con fondos del partido. Pero también recordó el caso de Íñigo Errejón y las supuestas irregularidades en su contrato laboral como investigador en la Universidad de Málaga, caso que quedó archivado. Hizo lo mismo con Monedero, nombrando el reciente veredicto del TSJ de Madrid, que dicta la incompatibilidad de sus trabajos privados mientras mantenía su condición de profesor universitario en la Universidad Complutense.

Unos días después el PP usó su cuenta oficial de Twitter para reiterar los ataques y amplió a más de una decena de políticos el espectro, por ejemplo, a la miembro de Juventudes Socialistas que abrió el acto de presentación a las primarias de Susana Díaz y que tuvo que dimitir por decir en su currículum que era licenciada sin serlo, o reprochó a Patxi López que no llegara a acabar la carrera –algo que el exlehendakari nunca ha ocultado–. Elena Valenciano, Marta Higueras, o Javier Viondi fueron otros de los recordatorios del PP, que ha colocado el “hilo” de tuits como destacado en su cuenta. 

El contragolpe de la financiación

Pero la batalla de los conservadores va más allá de los ataques por los currículums o de las declaraciones públicas. El PP ha vuelto a recurrir a la comisión de investigación sobre la financiación de los partidos que impulsó en solitario en el Senado como respuesta a la que la oposición forzó en el Congreso para analizar sus cuentas en B. 

El PP amenaza ahora con llevar a la comisión en la que participa en solitario a dirigentes socialistas para analizar el caso de la presunta financiación del PSPV entre 2007 y 2011 que se investiga en cuatro juzgados o los ERE fraudulentos de Andalucía, cuyo juicio se está celebrando estos días. Los de Rajoy se saltan así su habitual argumento de no llevar a las comisiones de investigación casos que estén siendo investigados por la justicia. 

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