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El número dos de Ciudadanos en Madrid ejerció como abogado sin estar habilitado para ello

César zafra (izquierda de la imagen) en la comisión de investigación sobre corrupción en la Asamblea de Madrid

Gonzalo Cortizo / Carmen Moraga

El número dos de Ciudadanos en Madrid se hizo pasar por abogado sin poseer la habilitación para ejercer como tal. César Zafra, coordinador de la formación en Madrid y diputado autonómico, trabajó durante meses en el despacho Martínez-Aybar, con sede en Alcobendas. En declaraciones a eldiario.es, el diputado afirma: “Mi misión era redactar demandas, recibir clientes y asesorarles”. Sin embargo, Zafra no es abogado.

La mentira del dirigente del partido de Albert Rivera se extiende al currículum que depositó ante la Asamblea de Madrid tras ser elegido diputado autonómico. En esa carta de presentación, el número dos de la formación en Madrid también asegura ser abogado. Además de en ese documento, el diputado ha presumido de su condición de abogado en las redes sociales.

César Zafra estudió Derecho y se colegió en el Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) en calidad de “no ejerciente”. Así consta en los registros del ICAM, a los que ha accedido eldiario.es. El Estatuto General de la Abogacía es muy claro a la hora de referirse a este tipo de profesionales: “Quienes se hallen inscritos en un Colegio de Abogados como no ejercientes no podrán dedicarse a realizar labores propias de la Abogacía, ni utilizar la denominación de abogado”.

Según su propio relato, el diputado de Ciudadanos entró en el citado bufete en calidad de pasante para posteriormente ser ascendido a asociado junior, una situación imposible habida cuenta de su calificación profesional. Zafra se encargó de evitar que nadie tuviese acceso a sus secretos y se comunicó por escrito con el Colegio de Abogados de Madrid para solicitar que sus datos no fueran distribuidos si alguien los reclamaba. “Mandé un escrito pidiendo que no se diesen mis datos”, señala en conversación con esta redacción. Según el diputado autonómico, lo hizo para evitar que su desembarco en la política animase a muchos curiosos a conseguir su teléfono y dirección a través del citado organismo. A la hora de reclamar privacidad, Zafra invocó el derecho a la protección de sus datos, tal y como ha podido confirmar esta redacción.

La actitud del alto cargo de Ciudadanos podría considerarse delictiva en virtud del artículo 403 del Código Penal, referido al intrusismo profesional. Según ese texto, “el que ejerciere actos propios de una profesión sin poseer el correspondiente título estaría cometiendo un delito”. En el caso de Zafra, ese delito se vería agravado por haberse atribuido públicamente la cualidad profesional de la que carece y por haber ejercido el engaño “en un local o establecimiento abierto al público en el que se anunciare la prestación de servicios propios de aquella profesión”. Según el Código Penal quien además de cometer el delito incurriese en las agravantes se enfrentaría a penas de prisión de entre 6 meses y dos años.

En referencia a lo que dice su currículum público, Zafra aclara que “debería haber puesto otra cosa que no sea tan rimbombante”. El despacho del que asegura haber sido asociado tuvo sede en Alcobendas y ofrecía servicios de asesoría, seguros y detectives privados.

César Zafra es el coordinador de la Agrupación Ciudadanos de Madrid. Es el portavoz adjunto y número dos de Ignacio Aguado –portavoz de Ciudadanos– en la Asamblea de Madrid. Como diputado, está siendo, junto con Aguado, una de las cabezas visibles de su grupo en la Comisión de corrupción. En el Parlamento regional ejerce también como portavoz de la Comisión de Presidencia, Justicia y Portavocía del Gobierno.

Tiene 31 años y carece de experiencia y de pasado político. Sin embargo, desde que se incorporó a Ciudadanos ha ejercido su cargo de coordinador de Madrid con mano dura, expulsando del partido a varios militantes durante el proceso de primarias para la elección de la candidatura regional. En Getafe y Móstoles impuso gestoras y en Arganda del Rey le acusaron de haber impuesto a dedo a los miembros de la agrupación.

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