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Pedro Sánchez diseña un PSOE que destrona a los barones

Pedro Sánchez en el congreso federal del PSOE

Irene Castro / Gonzalo Cortizo

No ha habido integración en la Ejecutiva del PSOE. Pero Pedro Sánchez ha marcado la diferencia en el 39º Congreso Federal: apenas ha habido negociación. El secretario general, aupado por la militancia, se ha limitado a comunicar a los líderes territoriales sus elegidos para formar parte de la nueva dirección. Los barones han acatado, aunque algunos, como Susana Díaz, no han podido ocultar su desaire.

Sánchez ha mantenido las tradicionales reuniones con los barones después de comer. El confesionario –los líderes territoriales subían a la cuarta planta a despachar con él– se ha prolongado hasta pasadas las once de la noche. Susana Díaz, perdedora de las primarias, pero líder de la federación más potente del PSOE, se ha reunido con él nueve minutos pasadas las 22.30 horas, con bastante retraso respecto a la hora prevista.

Díaz ha bajado con mala cara. Se ha reunido con su núcleo duro en la cafetería y, tras atender a los medios, se ha llevado a la mayor parte de su delegación a un hotel. Han abandonado el congreso sin esperar a la votación en la que se decide el futuro proyecto del PSOE.

La presidenta andaluza sí votará los órganos de dirección este domingo. Dice que respaldará las decisiones de Sánchez, pero el voto es secreto y en urna para todos los delegados. No estará en el acto final a mayor gloria del secretario general, donde se espera la presencia de 8.000 militantes. Se va a París a un acto aeronáutico que no comienza hasta el lunes.

Los socialistas andaluces restan importancia la ausencia en la votación. “Estaba todo resuelto”. Díaz se ha encontrado hecha la Ejecutiva de la que formarán parte ocho dirigentes, todos críticos con ella. Sánchez se lo ha dado hecho y ella dice que no le ha pedido nada. Pero se ha ido.

“Hablan del tiempo”, decía un dirigente 'susanista' en los pasillos del Palacio Municipal de Congresos sobre las reuniones que Sánchez ha mantenido con los barones. Los perdedores mostraban su malestar ante la falta de integración. “Hemos venido aquí a aplaudir”, reprochaba otro dirigente que apoyaba a Díaz. Muchos 'susanistas' se han sentido, no obstante, abandonados por la líder andaluza, que se ha refugiado en Andalucía y ha renunciado a capitanear una solución digna para ellos.

Quien no se ha dejado ver por el congreso ni siquiera ha recibido la llamada de su líder. Es el caso de Ximo Puig a quien Sánchez no ha comunicado qué valencianos estarán en la dirección del partido. El líder del PSPV ha preferido quedarse en Valencia, a pesar de que esa decisión le dejase sin acceso a la información de las decisiones del nuevo secretario general.

Un líder blindado

Mientras Sánchez comunicaba los nombres escogidos, el congreso seguía avanzando en su nuevo proyecto, que blinda al líder. El dictamen final incluye algunas de sus propuestas: la dimisión de la mitad más uno de los miembros de la dirección no supondrá la caída del secretario general y su revocación tendrá que contar con el respaldo de la mayoría simple del Comité Federal en una moción de censura que tendrá que contar con el respaldo de la militancia.

Los críticos han llevado hasta el final su intento por mostrar las contradicciones de Sánchez a través de una enmienda que planteaba que ningún órgano superior pueda hacer cambios en las listas electorales que llegan de las federaciones. La enmienda ha sido la única que se ha votado en el plenario (el órgano al que llegan vivas aquellas iniciativas que superan el 20% de los votos en las comisiones pero no la mayoría absoluta y que tampoco se transaccionan).

Los críticos han perdido esa votación por una diferencia de cerca de 200 votos, pero le han recordado que él hizo cambios en las listas electorales cuando estaba en Ferraz, pese a que contaban con el respaldo de los órganos provinciales. “Son casos excepcionales”, ha defendido el futuro portavoz de la Ejecutiva, Óscar Puente. Para los críticos, la filosofía que ahora no aceptaban los 'sanchistas' va en contra de su promesa de que sean los militantes quienes elijan a sus representantes y “no cuatro en un despacho”.

Sánchez dejó claro que quería acabar con el “PSOE de los notables”. Ha conseguido que salga adelante otra iniciativa con la que busca restar poder a los líderes territoriales en el Comité Federal -el órgano en el que perdió la mayoría y le obligó a dimitir en octubre-. Hasta ahora, cerca de la mitad de los miembros se elegían en el congreso y la otra mitad correspondía a las federaciones. A partir de ahora, esas cuotas quedan limitadas a un tercio y el restante queda en manos de los militantes a través de un proceso que aún no está definido y cuya aplicación habrá de esperar a cambios en la normativa interna.

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