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Álvarez de Toledo, el ala dura del PP que pidió votar a Ciudadanos con Rajoy y acaba enfrentada a Casado

CayetanaÁlvarezdeToledo-PabloCasado

Carmen Moraga

17 de agosto de 2020 22:09 h

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Pablo Casado ha decidido cortar la cabeza a la portavoz parlamentaria que nombró, contra el criterio de los barones del partido, hace poco más de un año. Durante meses se ha especulado con la maniobra, que se ha ejecutado a través de un comunicado de prensa en una tarde de agosto, la misma en la que la Casa Real admitía también en una nota pública que Juan Carlos I, el rey emérito, había elegido los Emiratos Árabes para escapar de sus escándalos. La periodista y marquesa ha reaccionado airada a su cese: debilita al PP porque “Casado necesita a su lado personas con criterio propio”.

Cayetana Álvarez de Toledo (Madrid, octubre 1974) deja en el aire su futuro, si continuará en el grupo parlamentario o en el propio partido. Sus durísimas palabras y la forma de dirigirse a su líder, “el señor Casado”, son poco compatibles con la permanencia en esas siglas, pero la diputada ya había llegado a pedir el voto para Ciudadanos cuando Mariano Rajoy era presidente del PP. Uno de esos gestos que no se olvidan en los partidos.

Ahora la presión de distintos sectores del PP capitaneada por el propio secretario general, Teodoro García Egea, y de varios de los barones del ala más moderada del PP, como el gallego Alberto Núñez Feijóo, o el andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, descontentos con las cada vez más frecuentes salidas de tono de la portavoz, ha podido más que los deseos de la propia Álvarez de Toledo, que este mismo fin de semana descartaba en una entrevista con El País su relevo voluntario en la portavocía y cargaba contra las unanimidades de las formaciones políticas. En ella, la ya exportavoz en el Congreso del PP denunciaba una “invasión de competencias del partido en el grupo parlamentario”, un comentario que según explicó sobre la charla que este mismo lunes ha tenido con Casado, parece haber sido otro argumento más para su forzada caída. La semana anterior lo había hecho otro de los dirigentes más aznaristas, Gabriel Elorriaga, obligado a abandonar el puesto de jefe de la asesoría del grupo parlamentario, lo que Álvarez de Toledo interpretó como una afrenta más de la cúpula hacia ella.

“A modo de conclusión, quiero decir que las causas me parecen desdichadas y que no las comparto, no estoy de acuerdo con los motivos, en primer lugar el señor Casado me ha dicho que la entrevista en El País constituía un ataque a su autoridad. A lo largo de estos últimos meses, el señor Casado considera que mi concepción de la libertad es incompatible con su autoridad, es una visión de la política que no comparto”, ha expresado Álvarez de Toledo en una dura declaración contra el que la nombró portavoz hace trece meses.

Considerada desde su llegada como un ‘verso suelto’ dentro de la formación conservadora, Cayetana Álvarez de Toledo, –que es periodista e historiadora–, ha protagonizado sucesivas salidas de tono que han hecho sentir incómodos a sus propios compañeros de partido. Uno de los últimos, cuando llamó al vicepresidente tercero del Gobierno, Pablo Iglesias, desde la tribuna de oradores “hijo de un terrorista”. Ahora este episodio habría sido otro de los detonantes de su cese como portavoz parlamentaria del PP, ha manifestado Álvarez de Toledo, ya que el partido no estaba dispuesto a sufragar los costes del recurso ante el Tribunal Constitucional que la exportavoz pretendía llevar adelante para que el Diario de Sesiones recogiera literalmente esos ataques al padre de Iglesias en un momento en que los populares con Casado a la cabeza pregonaban moderación. “Le parece que no tengo necesidad de plantear ese recurso y no estaba dispuesto a sufragarlo”, explicaba la diputada por Barcelona que a día de hoy mantiene su escaño en el Congreso de los Diputados y quien ya ha dicho que buscará fondos por su cuenta para emprender esa batalla en los tribunales.

Pero ha habido más a lo largo de estos meses, el último sobre la huida del rey emérito a Emiratos Árabes. Álvarez de Toledo se desmarcó de la línea oficial del partido sobre la salida de España de Juan Carlos I al considerar “un error” que se marchara de España sin “someterse al escrutinio de la Casa Real” ni dar “una explicación a los españoles”, algo que, a su juicio, ha perjudicado a su heredero, el rey Felipe VI, erosionando su imagen y el de la monarquía.

Junto a esto, también había molestado su insistencia en impulsar un “Gobierno de concentración nacional”, “moral y constitucionalista” junto con el PSOE y Ciudadanos, algo que desdeña Casado pese a estar a favor de que Sánchez rompa su alianza con “nacionalistas y separatistas”.

Otras de sus intervenciones o declaraciones la han acercado más a los planteamientos de Vox que a los del propio PP, en donde el líder del partido acaba de decidir el inicio de una nueva etapa. En el debate a siete previo a las elecciones del 10N, Álvarez de Toledo insistió en que “no todo lo que no sea un sí es un no”, en referencia al consentimiento sexual de las mujeres, escandalizando a algunas compañeras de escaño, incluida la expresidenta del Congreso Ana Pastor, que salió a decir que no estaba de acuerdo solo unas horas después. Pastor, del ala marianista del partido, es una de las ascendidas en la remodelación planteada por Casado: será vicesecretaria de Política Social.

Su duro perfil acuñado durante años dentro de FAES, la Fundación de José María Aznar, y el apadrinamiento del expresidente para que fuera encabezando la lista por Barcelona el pasado 10N ya disgustó a muchos en el partido. En la primera cita electoral sacó un escaño. En la repetición, dos. Sobre todo porque su vinculación con Catalunya, donde pronto habrá elecciones, es nula y algunos dirigentes ya habían pronosticado que no iba a aportar mucho con su exaltado discurso, al que ella llama “batalla cultural”.

Pero han sido los desaires que ha hecho a algunos de los barones con mando en plaza lo que le han granjeado más enemistades. Empezando por  el propio Feijóo. De hecho, nadie la reclamó para participar en la campaña de las pasadas elecciones gallegas y vascas, algo de lo que ella misma se dolió. Tras la contundente victoria de barón gallego en su tierra, Alvarez de Toledo declaró a El Confidencial que ella estaría “encantada de galleguizar al PP nacional” siempre que “eso no signifique que no se sabe si sube o si baja, o si va o si viene”.

Hace varias semanas que varios dirigentes territoriales venían reclamando a Casado y a García Egea que pidiera a la portavoz que moderara sus crispadas intervenciones en los debates o la destituyera. Pero Álvarez de Toledo ha preferido ser desplazada en el cargo antes que someterse a una disciplina de partido en la que ha dejado muy claro que nunca ha creído. “Las etiquetas –de duros o blandos-  buscan encorsetar a las personas, acentuar sus automatismos, impedir que piensen con libertad, y deben ser desafiadas”. Y así lo ha hecho.

Poco después de conocerse la noticia, la exportavoz del PP cargaba frente al Congreso contra el presidente de su partido. Álvarez de Toledo desvelaba que las causas de su cese le parecían “desdichadas”. No solo aseguró que no las compartía sino que dejó claro que su salida de la portavocía perjudicará al PP y a la lucha por conseguir una España de iguales. Equiparó sus aportaciones a la política con los “valores de la Ilustración”. “Seguramente se interpretará mi salida como una apuesta por la moderación frente a la radicalidad”, decía la parlamentaria, que enviaba un mensaje envenenado al vencedor de la reestructuración del partido llevada a cabo por Casado en pleno agosto, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, cuya imagen se ha elevado con la gestión de la epidemia por su tono más moderado. “Curiosamente paso por ser la adalid de Vox cuando pocas personas han escrito palabras más duras. Personas que gobiernan gracias al apoyo de Vox pasan por moderados en esos mismos medios”, decía Álvarez de Toledo tras conocerse que Almeida será el nuevo portavoz nacional del PP –cargo de nueva creación–. El mensaje puede apuntarlo también el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, otro de los que siempre se posicionó en contra del ascenso de Álvarez de Toledo.

“Su decisión me parece la culminación de eso que he oído estos meses de que Cayetana va por libre. Infravaloramos la fuerza constructiva del pensamiento crítico, la libertad no es indisciplina y el pensamiento propio no es un ataque a la autoridad. Jamás lo ha sido en mi caso al señor Casado”, aseguraba después, para reconocer más adelante que “he dicho cosas heterodoxas pero jamás las he dicho en detrimento de la autoridad del señor Casado ni de los intereses del centro derecha español. Casado necesita personas con criterio propio. Lealtad y criterio propio son compatibles en mi opinión”.

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