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Asaltada la casa del eurodiputado Miguel Urbán en Madrid

El eurodiputado de Anticapitalistas, Miguel Urbán.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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No se llevaron el dinero. Lo dejaron encima del sofá. Tampoco se llevaron la cámara de fotos: ni la sacaron del armario. Ni siquiera cogieron los pendientes ni los collares de su pareja; los dejaron expuestos encima de la cama. Eso sí, se llevaron la hucha de su hijo pequeño, una foto familiar y un disco duro portátil. El eurodiputado de Anticapitalistas, Miguel Urbán, sufrió un asalto a su casa del centro de Madrid hace seis semanas, y las investigaciones, de momento, no han encontrado más pistas de qué ha pasado –más allá del puñado de cosas sustraídas– ni de quienes son los responsables, según afirman las fuentes policiales a elDiario.es.

El Parlamento Europeo –con cuyos servicios de seguridad se ha reunido varias veces Urbán– está en contacto con las autoridades de Bélgica y de España para abordar los problemas de seguridad del eurodiputado, como suele hacer con este tipo de casos, y pedir una intensificación de las medidas. En el caso de Urbán, además, hay episodios de amenazas previas en este año y en otros anteriores. 

“Es un edificio antiguo en el que todo se oye, todas las pisadas”, explica el eurodiputado, “con lo cual tuvieron que aprovechar que los vecinos no estaban, algo que lleva consigo planificación y vigilancia. El servicio de seguridad del Parlamento Europeo, al analizar el caso, me dijo, además, que en el caso de un robo normal, lo suyo es ir al primer piso o segundo, no al cuarto sin ascensor, en el que no hay salida posible, y si te pilla alguien solo puedes salir por la fuerza. Tuvieron que asegurarse de que no estaban los vecinos por el ruido. Eso significa preparación”.

“Otra cosa que para los servicios de seguridad del Parlamento Europeo era muy significativa”, prosigue Urbán, “es que no registraron la casa. Según entras a mi casa, lo primero que te encuentras es un armario con una cámara de fotos, material de montaña, un reloj... Pero ni abrieron el armario. En mi caso, fueron solo a mi estudio y a mi dormitorio. El escenario, según decía el equipo de seguridad del Parlamento Europeo, no muestra prisa. Todo lo contrario, bastante detenimiento, por cómo ordenan las cosas y las dejan expuestas para que se vean: 'lo hemos encontrado porque esto estaba guardado, lo hemos encontrado y no lo hemos querido coger'. Es una forma de darte un mensaje”.

Urbán sí se encontró algunos papeles revueltos, trasladados de un lado a otro de la casa, sacados de cajones y de carpetas. Por contra, “cuando entra un ladrón, según nos dijo la policía, suele tirar los libros, porque normalmente siempre hay dinero escondido en ellos. Pero no tocaron ninguno. Eso sí, las fotos personales las revolvieron, las pusieron en el suelo y las dejaron expuestas. Como algunos collares y pendientes de mi compañera”.

Urbán relata que el asalto se produce mientras está en el pleno de mayo en Bruselas, y que realiza la denuncia al regresar: “Encuentran alguna huella y nos dicen que si alguna corresponde con alguien con antecedentes, se pondrán en contacto con nosotros. Ha pasado más de un mes y nadie se ha puesto en contacto con nosotros”.

El eurodiputado de Anticapitalistas ya tenía abierto un expediente en el Parlamento Europeo por casos previos de amenazas. “Me reuní con el experto que lleva mi caso y  después de ver las fotos y relatarle lo ocurrido, me dijo que no parecía un robo cualquiera, sino un intento de amedrentar. Y me recomiendan ponerlo en constancia de la presidencia de mi grupo ante la posibilidad de que pueda ser una amenaza relacionada con mi actividad política, un intento de coartar la capacidad de hacer política. También me piden que lo pongamos en conocimiento del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli. Y eso es lo que hemos hecho de mutuo acuerdo con la presidencia de mi grupo”.

Urbán explica que a David Sassoli, el presidente del Parlamento Europeo, afirmó que “lo que más le preocupa al Parlamento Europeo era la seguridad, la familia, y que iban a tomar diferentes medidas tanto con el Gobierno español como con el belga para que se asegurara mi capacidad de poder hacer política y de ejercer mi mandato”.

El expediente previo abierto con el servicio de seguridad del Parlamento Europeo tenía que ver con amenazas de muerte anónimas en internet, intentos de agresiones en actos, seguimientos por redes sociales y destrozos en el coche de sus padres.

“Ha habido hilos de twitter en los que relataban por qué calles iba con mi familia; amenazas de muerte por las denuncias sobre el Valle de los Caídos; y, la última, en febrero de este año cuando firmé a favor del acercamiento de presos vascos. Y cada vez que pasa esto, atacan a mis padres”, explica Urbán, quien relata cómo hace unos meses rompieron las lunas del coche de sus padres, además de pinchar las cuatro ruedas con tornillos y tacos de madera.

“Pero esto ya ha sido un salto cualitativo”, explica: “Han pasado de Twitter a romper el coche de mi padre. Y, de ahí, a entrar en mi casa”.

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