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Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

Cifuentes dijo a la jueza que mandaba sus trabajos a la Universidad por mensajero y no por mail: “Me resultaba más cómodo”

La expresidenta madrileña, durante una rueda de prensa.

Pedro Águeda / Marcos Pinheiro

La jueza que investiga el caso Máster no ha encontrado aún rastro de los trabajos que sirvieron para que Cristina Cifuentes aprobase sin ir a clase, ni tampoco del Trabajo de Fin de Máster (TFM). No copias en papel ni tampoco emails entre ella y el responsable del posgrado, el profesor Enrique Álvarez Conde. En su declaración, la expresidenta dijo que se los hacía llegar en papel a través de colaboradores o empresas de mensajería, una versión que suscitó las dudas de la magistrada.

Carmen Rodríguez-Medel, titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid, dedicó una parte del interrogatorio del pasado 23 de julio a preguntar a Cifuentes cómo se relacionaba con Álvarez Conde, el director del Instituto de Derecho Público. Casi siempre hablaban por teléfono aunque la expresidenta dice que quedaron en persona en alguna ocasión para hablar sobre el avance de su TFM.

“Hablábamos cuando yo le mandaba el borrador para que me hiciera alguna indicación de la bibliografía o el enfoque”, sostiene Cifuentes en los audios de la declaración en el juzgado, a los que ha tenido acceso eldiario.es. La jueza se interesa entonces en por qué no hay rastro de ese trabajo, ni de sus diferentes borradores. La Universidad no los encuentra, Cifuentes no los tiene y no hay rastro de intercambios de emails en los que aparezcan esos documentos.

Según Cifuentes, se debe a que enviaba cada versión impresa en papel. “Yo mandaba las cosas a través de una persona, de algún colaborador, de alguien de mi equipo, o de alguna empresa de mensajería, se lo mandaba en papel”. La jueza le pregunta sorprendida si no usaba el mail y ella contesta que no: “Me resultaba más cómodo hacerlo de la otra manera, mandarlo directamente”.

A la jueza le extraña esta respuesta. “¿Le resultaba más cómodo imprimirlo, meterlo en un sobre…?”. Cifuentes la interrumpe y afirma que ella trabaja siempre con documentos escritos, haciendo las correcciones a mano. “Mis colaboradores saben que todo lo que me mandan se lo pide también en papel”.

“Pero en este caso quien hacía las correcciones era Don Enrique”, le apunta la jueza, en referencia a Álvarez Conde. Cifuentes insiste en que ella hacía anotaciones a mano en esos trabajos, un sistema que conserva, dice, y en el que utiliza diferentes colores. A preguntas de Rodríguez-Medel, Cifuentes afirma que realizó únicamente un par de borradores porque era un tema “que tenía bastante trabajado”.

La jueza le pregunta en ese punto del interrogatorio si tampoco conserva los borradores. “No lo descarto”, dice la expresidenta madrileña, pero añade que no ha conseguido encontrarlos entre las cajas de sus distintas mudanzas. También se interesa la magistrada por los documentos en los que el profesor le detalló qué tenía que hacer para superar las asignaturas, ya que no iba a ir a clase. Tampoco hay rastro de esas indicaciones

“Han pasado más de seis años, no lo recuerdo”

La jueza le pregunta cómo le envió Álvarez Conde esas indicaciones, pero Cifuentes no sabe responder. “Me lo hizo llegar, pero no lo recuerdo”, asegura, y añade que seguramente a través de alguna persona. Rodríguez Medel se sorprende porque solo era una página, y le pregunta si no le resulta extraño que utilizase este método, el de un mensajero, en lugar de enviarlo por email. “No lo sé, han pasado más de seis años, no lo recuerdo la verdad, no tengo ni idea”, responde.

Ante la inexistencia de rastro de los borradores del TFM ni de las indicaciones de Álvarez Conde, la jueza pregunta a Cifuentes si al menos conserva los trabajos que hizo para aprobar las materias del Máster. Pero vuelve a chocarse con el mismo muro. La expresidenta le dice que no los tiene y además le resta importancia, a pesar de que sustituían a horas de clases presenciales.

“Eran trabajos muy sencillos, cortos, cinco a diez folios, eran trabajos muy sencillos, escuetos y que consistían, depende, había que comentar alguna sentencia..”, sostiene, hasta que la jueza le corta para poder preguntarle por cada asignatura, para que expliqué qué trabajo entregó para cada una. “No soy capaz de recordar, no lo recuerdo”, contesta.

Esta parte del interrogatorio finaliza cuando Cifuentes vuelve a dejar claro que ni tiene los trabajos, ni tampoco hay ningún rastro en su email o en el del profesor Álvarez Conde, porque también se enviaban con mensajeros.

Así, la jueza constata que no hay ningún rastro documental de los trabajos que Cifuentes elaboró para superar las asignaturas, ni tampoco del TFM o de los borradores que hizo. Ni una sola prueba de que la expresidenta cursase realmente el máster, más allá de su testimonio.

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