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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Cospedal, Saénz de Santamaría, Margallo: ¿qué fue de los rivales de Casado en 2018?

La exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la exministra Dolores de Cospedal, a ambos lados del expresidente Mariano Rajoy. Junto a Sáenz de Santa María, el exministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo. Detrás de Cospedal, en el centro, Pablo Casado.

Aitor Riveiro

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Un mes después de la entronización de Alberto Núñez Feijóo como presidente del PP, su predecesor en el cargo, Pablo Casado, ha desaparecido de la escena pública. Nada se sabe de qué hará ahora que ha dejado la primera línea política. Con apenas 41 años, el exlíder de la derecha española tiene todavía por delante muchos años de cotización antes de poder retirarse. Una situación, la de decidir “¿y ahora, qué hago?”, que otros dirigentes políticos de su partido ya han afrontado antes. Por ejemplo, quienes se enfrentaron hace cuatro años a Casado en el congreso que lo eligió. ¿Qué ha sido de Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal o José Manuel García Margallo? ¿Feijóo tendrá en cuenta sus perfiles?

La que fuera vicepresidenta del Gobierno de Mariano Rajoy estuvo a punto de hacerse con el control del PP. De hecho, ganó por la mínima las primarias por votación universal entre los militantes del partido. Pero el aparato maniobró en la segunda vuelta y sus rivales internos movilizaron sus compromisarios para dar el triunfo a Casado

La moción de censura de junio de 2018 terminó con su vicepresidencia, y su derrota ante Casado en julio, con su carrera política. Sáenz de Santamaría renunció al escaño en septiembre tras ser ninguneada por el nuevo equipo directivo y pasó a la actividad privada, aunque no del todo. El Gobierno en solitario de Pedro Sánchez la designó para el Consejo de Estado, un órgano consultivo público en el que cobraría un sueldo máximo cercano a los 1.000 euros al mes por asistencia a los plenos, que no se percibe si no hay sesión plenaria o si no se asiste. Junto a ella como consejeros electos están Juan Carlos Rodríguez Ibarra, María Emilia Casas, José María Michavila o Amalia Valcárcel, entre otros.

En el Consejo de Estado, la exvicepresidenta puede aportar su visión a los informes, no vinculantes, que hace este órgano a los proyectos de ley del Gobierno. Y mantiene vínculos políticos institucionales. Pero donde realmente trabaja Sáenz de Santamaría es en la abogacía. En concreto, como socia de uno de los despachos más potentes de España: Cuatrecasas. 

La exvicepresidenta, abogada del Estado por oposición, no optó por regresar al servicio de la administración, sino que se integró en uno de los principales bufetes, que, según publicó El Confidencial este mismo mes de abril, fue el segundo que más facturó en 2021: 285 millones de euros. La oficina de incompatibilidades no apreció conflicto de intereses pese a su paso por el Gobierno entre 2012 y 2018. Su sueldo es un misterio, pero Cuatrecasas factura por pleitear contra España. El que era líder del despacho cuando ella estaba en el Gobierno fue condenado por ocho delitos fiscales, pero evitó la cárcel tras pactar con el fiscal y la Abogacía del Estado que dependía de Santamaría.

Cospedal: la sombra de la corrupción

En este tiempo, Sáenz de Santamaría ha pasado también por momentos delicados de salud de los que no hay mucha información. Tanto, que los grupos parlamentarios optaron por no incluir su comparecencia entre las muchas que han investigado en el Congreso la denominada trama kitchen de espionaje con recursos del Estado.

Quien no se libró de dicha comparecencia fue su gran rival dentro del Ejecutivo que dirigía Mariano Rajoy, y quien propició el triunfo de Casado al pedir para él el apoyo de sus delegados: María Dolores de Cospedal. También abogada del Estado, quedó tercera en las primarias de 2018.

Su carrera tras la moción de censura de 2018 no ha sido tan sencilla como la de su némesis en el Ejecutivo. Sobre la que fuera secretaria general del PP penden diversas acusaciones por su papel en algunas corruptelas: desde Gürtel a los papeles de Bárcenas, o la destrucción de pruebas de la financiación irregular del partido, pasando por el espionaje al que fuera tesorero nacional del partido que supuestamente ordenó el exministro Jorge Fernández y en el que participó el ya famoso excomisario José Manuel Villarejo, según las investigaciones de la Audiencia Nacional.

Precisamente la estrecha relación de Cospedal con Villarejo terminó con su carrera política. A diferencia de lo que ocurrió con Sáenz de Santamaría, Casado sí contó con ella en un principio para la ejecutiva del PP, pero meses después tuvo que dimitir. Primero, de los órganos del partido. Luego, como diputada. Casado le compensó con un asiento en el Real Instituto Elcano, del que ahora es vicepresidenta.

Sin futuro político, y quizá demasiado señalada como para la actividad privada de forma inmediata, Cospedal pidió en 2019 su reincorporación como abogada del Estado. Fue destinada a la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo cuando Dolores Delgado era ministra de Justicia. 

En el cargo estuvo un año. En enero de 2020 la exministra de Defensa se incorporó como socia al bufete de abogados CMS Albiñana & Suárez de Lezo. 18 meses después, su imputación en la Audiencia Nacional por el espionaje a Bárcenas le obligó a dar un paso al lado y pedir una excedencia. Ahora, pese a su desimputación (la Audiencia Nacional sí va a juzgar a la cúpula del Ministerio de Interior de Rajoy, con el exministro Jorge Fernández a la cabeza), ha anunciado su salida definitiva del despacho. De momento, no se conoce su próximo destino profesional, pero siempre podrá recuperar su plaza como abogada del Estado.

Margallo, el único vinculado al PP

El cuarto en discordia en las primarias de 2018 fue otro exministro de Rajoy, José Manuel García Margallo. Quien fuera titular de Exteriores, y también rival de Sáenz de Santamaría en el Ejecutivo, logró un resultado muy discreto en las primarias (1,17% de los votos), pero es el único de los principales candidatos que se mantiene en la política institucional.

De los cuatro es al único al que ha recuperado Feijóo, ya que Casado renunció a una oferta que no se ha hecho pública, de momento.

En 2018 Casado eligió a Margallo como miembro de libre designación del Comité Ejecutivo Nacional del PP. Un año después formó parte de las listas del partido al Parlamento Europeo, donde todavía le quedan un par de años de mandato.

Además, mantiene un alto perfil mediático. Margallo participa en diferentes tertulias y entrevistas como portavoz del partido de forma habitual. Los lunes comparte con los exvicepresidentes del Gobierno Carmen Calvo y Pablo Iglesias micrófono en la Cadena Ser. También es habitual verle en otros canales de televisión, como La Sexta, o emisoras de radio.

A sus 77 años, Feijóo ha vuelto a contar con él para el Comité Ejecutivo Nacional, esta vez como parte de la lista que fue ratificada por el XX Congreso Nacional que encumbró al gallego y como cuota de la Comunidad Valenciana. Es también, por derecho, miembro de la Junta Directiva Nacional, el máximo órgano entre congresos.

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