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Cuando todos los escaños son imprescindibles: el camino para la investidura de Sánchez y la gobernabilidad

La candidata de Junts al Congreso por Barcelona, Míriam Nogueras, y el expresident Carles Puigdemont (en pantalla), en el acto final de campaña de Junts para el 23J.

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PP y Vox no pueden gobernar. Las urnas han decidido este 23J que Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal no estarán en el Consejo de Ministros. Pero la alternativa tampoco tiene un camino sencillo para lograr la investidura ni para asegurar la gobernabilidad posteriormente: todos los diputados son imprescindibles ante los 171 de PP, Vox, UPN y CC. Y, en todo caso, ese camino pasa por hablar con Carles Puigdemont para lograr al menos la abstención de los siete diputados de Junts, además del de los seis de ERC, los seis de EH Bildu, los cinco del PNV y el del BNG. Es decir, reeditar una suerte de Pacto de San Sebastián como el firmado en 1930 por la oposición republicana, incluidos nacionalistas catalanes y gallegos, y así frenar a la extrema derecha y, de paso, reforzar el camino abierto con la moción de censura de 2018 y la investidura de enero de 2020.

El presidente del Gobierno ha asegurado este lunes ante la dirección de su partido que España “encontrará la fórmula de la gobernabilidad” y que en ningún caso vivirá un bloqueo institucional, informa José Enrique Monrosi. “No habrá repetición electoral”, ha dicho el líder del PSOE durante la reunión de la Ejecutiva Federal para analizar el resultado de las elecciones. “No puede haber escenario de ingobernabilidad”, ha insistido, sin llegar a concretar más los planes de los socialistas a la hora de ahormar una mayoría parlamentaria en la que sustentar su investidura. En el PSOE echan el freno con los tiempos y señalan ahora que, tras la maratón de campañas electorales, “el país necesita un descanso”. Y señalan al PP. “Es Feijóo el único que ha hablado de investidura. Es el PP quien está hablando ahora consigo mismo, vamos a dejar que se cuezan un poco en su propia salsa”, sostienen fuentes de la dirección.

“Amnistía y referéndum”

Más allá del rechazo ideológico a ver a la extrema derecha en el Consejo de Ministros, se va instalando el debate de profundizar en las cuestiones territoriales, en el reconocimiento a la plurinacionalidad del Estado si se quiere superar los 169 escaños de PP y Vox para ganar la investidura y gobernar después.

El secretario general de Junts, Jordi Turull, ha confirmado este lunes por la mañana que las negociaciones tras los comicios del 23J no serán fáciles. “Tal como habla Pedro Sánchez del independentismo, no veo la investidura por ningún lado ahora mismo”, ha asegurado Turull en declaraciones a Rac1. Los de Junts no han dejado claro todavía cuál será su precio, pero apuntan hacia la amnistía y el referéndum, que son elementos que “generan gran consenso” entre la ciudadanía de Catalunya. Pero Turull insiste en que la presión no debe dirigirse a su partido, sino hacia el mismo Pedro Sánchez: “La pregunta no es si lo investiremos, sino qué está él dispuesto a hacer”.

ERC, por su parte, ha puesto tres condiciones: seguir negociando para pactar un referéndum que el PSOE rechaza, el traspaso de Rodalies (la red de cercanías de Renfe) y acabar con el déficit fiscal. El jefe de filas republicano en el Congreso ha pedido a Junts pactar el “precio” a la investidura de Pedro Sánchez y ha insistido en que el independentismo “puede decantar la balanza” pese a su retroceso electoral. En la misma línea se ha expresado el presidente de ERC, Oriol Junqueras: “Tenemos menos diputados, pero nuestra fuerza democrática es decisiva y estará al servicio de frenar a la extrema derecha”.

El líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, por su parte, ha afirmado este lunes: “No especulamos, cumplimos nuestra palabra, si depende de EH Bildu la balanza se inclinará a la izquierda y a la soberanía”. La formación soberanista no superó por poco los resultados que logró Amaiur en 2011, cuando obtuvo más de 334.000 votos y se hizo con 7 escaños. EH Bildu sumó el 23J 333.362 sufragios y 6 diputados.

¿Podrá el PSOE aceptar una agenda plurinacional –incluso republicana– para sumar los apoyos de EH Bildu, ERC y sobre todo Junts, que hasta ahora se ha desmarcado de la mayoría de investidura y gobernabilidad del Gobierno de coalición PSOE-UP? ¿Y si Puigdemont y Junts llevan hasta las últimas consecuencias lo que han planteado y hay repetición electoral?

Esa es una incógnita que se irá despejando en las próximas semanas y con ello se sabrá si hay investidura o repetición electoral.

De momento, Sumar ha designado a Jaume Asens, persona con canales de comunicación abiertos con todas las sensibilidades catalanas, para acercar posiciones con Waterloo y, sobre todo, saber de primera mano qué quiere Puigdemont a cambio de la investidura. Porque la clave es que todos los diputados son imprescindibles para levantar los 169 votos de PP y Vox más el de UPN y, seguramente, el de Coalición Canaria. Para la investidura, pero también para sacar adelante la agenda legislativa del Gobierno.

De todos los partidos necesarios para la investidura, el PNV puede parecer el más proclive a dar el sí, en tanto que ya gobierna con los socialistas en Euskadi y su ambición soberanista no es la de Junts. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, ha señalado que los cinco escaños del PNV en el Congreso “volverán a ser decisivos” y se gestionarán “conjugando el binomio de defensa de Euskadi, por un lado, y de consolidación y avance de los principios democráticos por otro”.

Pero también el escaño del BNG será imprescindible para que haya Gobierno y legislatura. “En lo que dependa del BNG, no va a producirse una mayoría de PP y Vox”, ha dicho la portavoz nacional del partido, Ana Pontón.

Voto a voto

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha cansado de decir en campaña que el Ejecutivo se ha fajado en la última legislatura para sacar “votos de debajo de las piedras” para ir aprobando las leyes. Pero ahora, con el nuevo Congreso, esa tarea será aún más necesaria: cada voto puede resultar imprescindible. Además, la desaparición de Ciudadanos ha engordado al PP –el bipartidismo está, con 258 escaños, ganando posiciones, si bien aún está lejos de los 296 del año 2011–, al tiempo que ha reforzado los dos bloques: el de la derecha y la extrema derecha y el progresista plurinacional.

¿Cómo se va a traducir la importancia de cada diputado si hay investidura? ¿Se irá a un modelo italiano en el que prácticamente cada partido es imprescindible para que haya Gobierno y reclame un puesto en el Ejecutivo? Nunca desde la recuperación de la democracia tras la dictadura ha habido partidos nacionalistas o soberanistas en el Consejo de Ministros, y tampoco parece que esté en la agenda de PNV, ERC, EH Bildu y Junts.

¿Y en Sumar? La coalición electoral encabezada por Yolanda Díaz ha logrado 31 diputados: 10 de Sumar, incluida Díaz; 5 de Podemos; 5 de IU; 5 de comuns; los dos de Más Madrid; los dos diputados de Compromís; el de Mes y el de la Cha.

Ione Belarra, secretaria general de Podemos, afirmaba este lunes: “Necesitamos valentía para transformar, y reconocimiento plurinacional para poder avanzar en la dirección correcta. Ahí estará donde siempre ha estado Podemos, siendo el motor ideológico de nuestro espacio político y también del Gobierno de coalición”. Y el ex secretario general, Pablo Iglesias, ha dicho a su vez: “Hoy Podemos es un partido modesto con cinco diputados; los mismos que IU o que los Comunes de Ada Colau. Es un número de diputados menor a su peso electoral, pero sus diputados son tan cruciales como los de Bildu, ERC o el PNV. Tampoco esta vez han matado a Podemos”.

Fuentes de Sumar, por su parte, han explicado: “Creemos que para que las conversaciones prosperen tenemos que contar con los mejores. Es la hora del diálogo. Para nuestro espacio es un lujo contar con alguien de la trayectoria de Jaume Asens, que ha demostrado en el pasado su capacidad de acuerdo”. En Sumar valoran el conocimiento que tiene el dirigente de los comuns de “la realidad política catalana” y creen que su buena relación “con muchos de los espacios llamados a entenderse” permitirá que sea “más fácil llegar a un acuerdo”.

¿Nuevo Pacto de San Sebastián?

Fue clave para lo que vino después. El Pacto de San Sebastián, del 17 de agosto de 1930, puso las bases para apuntillar el régimen de Alfonso XIII y alumbrar la Segunda República. Primo de Rivera había dimitido en enero y el monarca había encomendado al general Berenguer que se hiciera cargo del país, pero el régimen agonizaba. Una misma suma de partidos de izquierdas y de formaciones nacionalistas desalojó de La Moncloa a Mariano Rajoy en 2018 para hacer presidente al socialista Pedro Sánchez. Y luego esa misma mayoría se repitió para la investidura en enero de 2020 y ahora debería repetirse de forma ampliada para una nueva investidura.

“La dictadura gozó de un consenso generalizado hasta 1927”, escribe Juan Pablo Fusi en su Historia mínima de España (Turner): “Fracasó, probablemente, porque intentó crear un sistema político propio –un régimen corporativo y autoritario– y porque naufragó ante la aparición, ya en 1929-1930, de un conjunto de problemas –políticos, militares, universitarios, económicos– que no supo resolver. La crisis galvanizó el republicanismo, prácticamente muerto en 1920 y unido en el llamado Pacto de San Sebastián. El movimiento revolucionario promovido por la oposición republicana para diciembre de 1930 fracasó. Pero la represión gubernamental popularizó la causa republicana. La República fue proclamada el 14 de abril tras unas elecciones municipales que adquirieron el carácter de un plebiscito adverso para la monarquía. La caída de la monarquía y la proclamación de la Segunda República en abril de 1931 no fueron solamente un cambio de régimen. La República fue un gran momento histórico”.

Y mientras se reedita de forma ampliada un nuevo Pacto de San Sebastián, los creadores de la teoría del sanchismo verán alimentadas sus posiciones: la gobernabilidad pasa por el sí de los “filoetarras” de EH Bildu, los “golpistas” de Puigdemont, los secesionistas de ERC, y los “comunistas” de Sumar para un gobierno Frankenstein aún más complejo.

Por su parte, la Fiscalía ya ha pedido al Tribunal Supremo que vuelva a poner en búsqueda y captura a Carles Puigdemont y a Toni Comín, dirigentes de Junts claves en la investidura de Sánchez, después de que hayan perdido de manera definitiva la inmunidad parlamentaria. El Ministerio Público solicita al juez Pablo Llarena que emita una nueva orden de búsqueda y captura internacional contra ellos por si fuera necesario reactivar el proceso de extradición.

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