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Euskadi precipita una nueva carrera electoral en primavera

Urkullu, durante la comparecencia de este jueves

José Enrique Monrosi

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Solo ocurrió una vez que el Partido Nacionalista Vasco no fuese el claro ganador de las elecciones autonómicas de Euskadi tanto en votos como escaños. Fue en 1986, cuando el Partido Socialista de Txiki Benegas se impuso por 19 parlamentarios a 17 a un PNV que sí fue primera fuerza en votos. La mayoría de sondeos para los comicios del 21 de abril dibujan ahora un escenario muy parecido, con la disputa en este caso de EH Bildu  de la hegemonía mantenida por los nacionalistas durante décadas. 

El lehendakari Urkullu, que no repetirá como candidato por decisión de su propio partido, oficializó este jueves por la tarde la decisión de disolver el próximo martes el parlamento vasco para que las elecciones sean el 21 de abril, una vez rota la tradición no escrita de hacerlas coincidir con las autonómicas gallegas por el adelanto propiciado por el presidente de la Xunta. 

“He tenido en consideración tres criterios. Cumplir el programa de Gobierno, dejar al próximo Gobierno y al próximo lehendakari el mejor legado y defender el interés general”, dijo durante su comparecencia del jueves. El lehendakari tuvo una mención especial para el PSE-EE, socio desde 2016, porque “por encima de todo” han compartido “la defensa los intereses” comunes. Una alianza que las elecciones pondrán ahora a prueba. 

Para el PSOE, las expectativas en Euskadi son muy diferentes a las del histórico batacazo cosechado el pasado domingo en las autonómicas gallegas. En Ferraz admiten abiertamente que el objetivo no es otro que alcanzar un resultado similar al que obtuvieron hace cuatro años y que resulte suficiente para reeditar la fórmula de gobierno en coalición con el PNV.

Los comicios vascos son, de hecho, uno de los principales argumentos esbozados estos días desde la dirección socialista para desterrar la idea del cambio de ciclo que ha intentado instaurar el PP en base a la mayoría absoluta de Alfonso Rueda. “En Galicia ganaron ellos, que es lo normal. Y si en Euskadi ahora sacan un resultado parecido y se quedan en un 6%, ¿qué será, otro cambio de ciclo? ¿Un plebiscito perdido para Feijóo?”, se preguntan en Ferraz, donde sostienen que la principal conclusión de las últimas gallegas es que “en cada elección se vota distinto”. 

Según el último sondeo realizado hace dos semanas por el conocido como ‘CIS vasco’, el resultado del 21 de abril podría llegar a estar tan ajustado como que PNV y EH Bildu acabaran empatando a 27 escaños. Como tercera fuerza, la encuestadora oficial del Gobierno de Euskadi sitúa a los socialistas vascos, que volverían a tener la llave para la formación de Gobierno. 

Ese sondeo apunta también a que la división en la izquierda no nacionalista dejaría a Sumar-IU-Equo con dos escaños y a Podemos en solitario con solamente uno. Vox podría retener un asiento y el PP de Javier de Andrés no pasaría de seis representantes.

Ni desde la dirección del PSOE ni desde el propio PSE ocultan que, en el caso de confirmarse un escenario similar al que dibujan las encuestas, la apuesta de los socialistas pasa por reeditar el Ejecutivo de coalición con el PNV y no por alcanzar un acuerdo con EH Bildu. “No se dan las mismas circunstancias”, argumentan en el PSOE sobre las razones de que sea posible entenderse con la formación que lidera Arnaldo Otegi en el Congreso de los Diputados o en el Ayuntamiento de Pamplona y no para gobernar Euskadi. 

Por su parte, la convocatoria de las elecciones vascas llega para la izquierda no nacionalista en medio de una crisis interna similar a la que se dio en Galicia o incluso más agravada. Al igual que en las carrera a la Xunta, para el optar al parlamento vasco habrá dos candidaturas separadas: la de Podemos y Alianza Verde por un lado y la de Sumar, Izquierda Unida y Verdes Equo, por otro. El resultado de las elecciones del pasado domingo no ha cambiado la hoja de ruta de la coalición de Yolanda Díaz, que quiere pasar página del debate sobre la unidad a pesar del catastrófico resultado cosechado el 18F, que acabó con ambas candidaturas como fuerzas extraparlamentarias. 

Fuentes de ese espacio defienden que la situación es diferente a la de Galicia. La convocatoria les ha pillado con la candidatura ya conformada, con una cabeza de lista designada, Alba García Martín, y allí cuentan con presencia en el parlamento, sostienen. Se refieren a la parte de la coalición Elkarrekin Podemos que corresponde a Izquierda Unida, que precisamente acaba de denunciar a los de Ione Belarra por no transferirles el dinero que les corresponde por las coaliciones que mantienen. 

En Podemos, mientras tanto, cuentan con una candidata, Miren Gorrotxategui, que es la portavoz de la coalición en el Parlamento vasco y que además es la líder política más conocida, según el sociómetro publicado en diciembre.

Las elecciones del 21 de abril pondrán fin a una etapa de doce años de Urkullu, quinto lehendakari de la democracia después de Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza, Juan José Ibarretxe y Patxi López.

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