Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Ex en campaña: Aznar sabotea a Casado, Zapatero juega en casa y Rajoy es así

José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y José María Aznar.

Irene Castro

8

Los partidos siempre escuchan con atención a los ex, aunque a veces sus palabras hieren en lo más profundo del ser de la dirigencia actual. Aun así, PP y PSOE acaban tirando en las campañas de los expresidentes, de quienes sacan pecho por su pasado glorioso. Y la competición en Castilla y León no ha sido una excepción, salvo para Felipe González, aunque la presencia de los demás ha sido desigual. José Luis Rodríguez Zapatero, que se ha convertido en el mayor fan de Pedro Sánchez, ha tenido un papel muy activo, con dos mítines junto al presidente -que se sumó a última hora a uno de ellos- y el candidato, Luis Tudanca, así como pequeños actos en su tierra, León. A Alfonso Fernández Mañueco le acompañaron en una ocasión José María Aznar y Mariano Rajoy, respectivamente. El socialista centró el tiro en el leitmotiv de la campaña del PSOE, mientras que los expresidentes conservadores dieron golpes, a su manera, en la línea de flotación de Génova y de asuntos concretos de Castilla y León hablaron poco.

Hasta 37 veces interrumpieron a Zapatero los aplausos en su intervención de 24 minutos en el acto central de la campaña. Jugaba con ventaja: estaba en casa. “Cada vez está mejor León y es casi imposible porque esta es una ciudad de las más bellas de Europa”, dijo el expresidente en una de las ocasiones en las que un público entregado le cortó. El socialista ha aprovechado su participación para sacar pecho de una de las banderas del PSOE: el proceso de descentralización, que comenzó cuando él estaba en Moncloa y Sánchez se ha comprometido a continuar. “En dos años, es mi vaticinio, con el apoyo del Gobierno y Tudanca se habrá revertido la tendencia de pérdida de población como pasó de 2004 a 2011”, expresó. La despoblación ha sido un tema fundamental para los socialistas, conscientes del roto que les pueden hacer algunas de las plataformas de la España Vaciada.

Pero Zapatero también participó en pequeñas visitas a municipios de El Bierzo en los que habló de cuestiones muy concretas de la zona para dejar claro que la conoce bien. “Hay que abrir consultorios donde se han cerrado, hay que garantizar la presencialidad y hay que renovar profundamente un hospital como el comarcal de El Bierzo”. “El PP debe decir aquí en Castilla y León, en León, en El Bierzo, si apoya la descentralización de organismos del Estado y de la Junta a las diferentes provincias”. “Ponferrada hoy tiene una oferta cultural permanente (...). El hospital de Ponferrada tiene que sufrir una inmediata transformación para que sea igual que los hospitales de Madrid ”... “Por un día, por un voto, por un escaño puede haber un retroceso histórico que empiece en Castilla y León, con Vox en el Gobierno”, dijo en su última aparición, en Burgos, cuando los socialistas dan por hecho que la única opción que tiene el PP es gobernar con la ultraderecha y que eso juega a su favor.

Y fue precisamente Vox el que estuvo de manera soterrada en las apariciones de Aznar y Rajoy, como lo ha estado en el fondo en toda la campaña del PP. Pero demostraron, de nuevo, una forma distinta de enfrentar la competencia que les ha salido por la (extrema) derecha. La FAES de Aznar irrumpía en plena campaña para exigir a Casado más dureza y recomendarle “aprender” de lo que le ha ocurrido a su partido en Portugal, donde considera que “la oposición amable ha sido castigada sin misericordia”. Mientras, Rajoy aseguraba que la gente “está harta de extremistas, de los radicales, de la polarización, de la división y de la bronca”. “La gente quiere un Gobierno que se tome las cosas en serio. El PP es un partido moderado que quiere tranquilidad, estabilidad y certidumbre”, afirmó el jueves en un acto en León, donde recordó que había vivido diez años. “Yo salí así porque viví diez años en León”. Nadie sabe lo que quiere decir eso. Pero Rajoy es así.

Rajoy presentó a Mañueco como un “político adulto”, que es lo que causalmente reivindica en su nuevo libro, y el PP como un “partido serio” y “no una pandilla de amiguetes que fundan un partido”. Aunque enarboló la bandera de la certidumbre y la estabilidad, fue Mañueco quien rompió unilateralmente con Ciudadanos y convocó las elecciones un año antes de tiempo. “El PP es el único partido moderado que está en condiciones de seguir gobernando”, afirmó el expresidente, que además de ir a dar un “paseo” a la ciudad en la que vivió de pequeño fue a pedir a los suyos que vayan a votar: “Los demás van a ir a votar y si tú no votas, otro votará por ti”. 

También Aznar ensayó su cuestionable versión cómica, pero al que no le hizo ninguna gracia fue a Casado. “Vamos a ganar y hay que ganar. Hay muchas veces que oigo decir que hay que ganar para que llegue no sé quién a Moncloa o no, para que llegue no sé quién al palacio de no sé cuantos o al convento de no se qué”. Oiga, se gana para hacer qué“, preguntó el expresidente, que respondió que se ”gana para construir“. En la batalla entre Génova y la Puerta del Sol, sin embargo, todo se lee en clave interna. Pero mientras advertía a los suyos de que el debate no se podía reducir a la batalla por ”llegar a Moncloa“ Aznar reconocía que fue en Valladolid donde comenzó ”casi todo o cosas muy importantes“, refiriéndose a sí mismo y su conquista de la presidencia del Gobierno. ”Aquí empezó un partido unido, un partido fuerte, ganador, aquí se gestó una alternativa nacional, reformista, centrada, triunfadora ante un socialismo anticuado y fracasado, y aquí se gestó un proyecto transformador para Castilla y León primero y para toda España después“, aseguró.

Otro mensaje contradictorio con el que había enviado a Génova fue pedir el voto en Castilla y León para desgastar a Sánchez: “Todo voto que vaya a la izquierda es un voto que objetivamente sirve a la consolidación de esta coalición o como se le quiera llamar, que tiene que aguantar España y que los españoles no debemos aguantar ni un momento ni una elección más”. “Este Gobierno les gusta a los progres de pacotilla, progres de pacotilla con coleta o con melena de pacotilla”, dijo en referencia a Pablo Iglesias y al candidato de Unidas Podemos en la región, Pablo Fernández. A pesar de reivindicar todo lo que empezó hace décadas con su mandato en Castilla y León, no dijo nada concreto. Rajoy sí mencionó el AVE. “Castilla y León no ha estado nunca, ni está, ni va a estar para contentar a los populistas y sus mentiras. Castilla y Léon no ha estado, no está, ni va a estar para satisfacer a ningún secesionista ni a nadie que quiera romper la unidad de España”, expresó. 

Pero Aznar, que tampoco se quedó corto en aplausos en Valladolid, donde comenzó su carrera política. Despertó realmente al auditorio cuando sacó a ETA de la chistera. “No nos gusta su Gobierno y hay que preguntarle a quién le gusta su Gobierno. Es una duda que tengo. No sé si es mejor pedirle a Sánchez que haga algo o que no haga nada”, dijo para rematar diciendo que sí le gusta “a los que están contentos con que haya llevado a España a la irrelevancia internacional”, “a los secesionistas, a esos que dieron un golpe contra la Constitución, contra la libertad y contra España, a esos que luego indultaron para que se preparen para dar el siguiente golpe” y “a los de Bildu en la que mandan los que antes mandaban matar en una banda terrorista, que para el caso es lo mismo”. “No vamos a aceptar más chantajes ni que sean antiguos terroristas socios del Gobierno de España”, exclamó Aznar en medio de una ovación.

Ese sí es el mensaje que le gusta a Casado, que también se llevó un rejonazo de Rajoy, que para reivindicarse a sí mismo reconoció que la reforma laboral del Gobierno “no ha cambiado prácticamente nada de la que hizo el PP y que consiguió que se crearan 500.000 empleos cada año”. ¿Estará contento de que haya salido adelante gracias a un parlamentario del PP? “Hubo justicia poética, ganaron los trabajadores, el diálogo social, el empleo, la dignidad de los más humildes. Ganó España y perdió el PP”, fue la lectura que hizo Zapatero.

Y ha sido en la campaña de Castilla y León en la que ha irrumpido por primera vez como ex Pablo Iglesias, que sigue marcando la línea en Podemos, aunque no siempre coincida Yolanda Díaz, que le sucedió en la vicepresidencia del Gobierno. El exvicepresidente reconoció que ahora que no está en política puede “decir la verdad” y a los que no sentaron bien sus intervenciones fue a los socialistas, a los que aprovechó a atizar en sus dos apariciones de campaña por acercarse a la derecha para pactar la reforma laboral y por la posición respecto a Ucrania. Pero en las campañas se entiende el juego político y también se perdona a los ex.

stats