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CRÓNICA

Ser líder del PP no se paga ni con sobresueldos

Feijóo y Aznar en un mitin del PP en Murcia el 12 de julio.

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La gente cree que ser líder del PP es un chollo. Gran influencia política. Te invitan a cenar con frecuencia. Sobresueldos. Coche del partido con chófer. Viajes al extranjero en los que te tratan muy bien. Y algún día puedes ser presidente del Gobierno y te dejan publicar leyes en el BOE. Todo eso está muy bien, pero olvida los momentos en que la Bestia empieza a soltar vapor por la nariz y clava sus zarpas en la sede de Génova.

Los riesgos son elevados. A la derecha le sienta mal pasar mucho tiempo fuera del poder. Sólo hay que ver cómo acabó Pablo Casado. Enérgico y sobreexcitado como pocos, un día aceleró a lo loco, dio un patinazo en una curva y se partió la crisma contra el asfalto. De repente se vio abandonado por su gente de confianza y acabó en la calle sobre un cartón pidiendo limosna para poder comer. Jubilado de la política a los 41 años.

La Bestia entró en escena el martes. Había estado callada desde el 23 de julio, rumiando su enfado por el fracaso en las urnas. José María Aznar no esperó a la investidura de Alberto Núñez Feijóo. Ni siquiera por cortesía permitió que el presidente del PP gozara de los focos durante unas semanas. Había llegado el momento de marcar doctrina. Como cuando los Papas empezaban a excomulgar reyes en la Edad Media.

Feijóo no quería verse arrastrado por los 'jimenezlosantos' que comen tigre para desayunar y luego si acaso un café. Pretendía marcar su propia estrategia, que es un privilegio que suelen tener los líderes. Suponía que Isabel Díaz Ayuso estaba contando los minutos para invocar la guerra santa, aunque se nota que la presidenta de Madrid intenta aparentar que está a lo que diga el jefe. Siempre que el jefe no dé muestras de moderación, una actitud que a ella le produce arcadas.

Sabiendo lo que había dicho Aznar en unas jornadas de la FAES, la dirección del PP comentó a los periodistas que no iba a perder los nervios. Tenemos un plan y lo vamos a ejecutar. “Secundamos que habrá que dar una respuesta a la amnistía, pero lo haremos cuando tengamos un texto”, dijeron fuentes del partido a El Mundo. Las prioridades eran la investidura de Feijóo y la presión al PSOE, condenada al fracaso, para que permita su elección. Lo demás podía esperar.

Las movilizaciones vendrían más adelante. No tendría sentido precipitarse. “Si el PSOE cede ante Puigdemont, habremos de dar una respuesta contundente y adecuada, pero eso de momento no ha pasado”, comentaban. Como decía el disco de Siniestro Total, ante todo, mucha calma.

En otros medios, aparecieron opiniones similares. “Estamos en la fase de la investidura de Feijóo”, dijeron esas fuentes, no en la de tirarse al asfalto con las pancartas. Eran los que no olvidan el daño que sufrió el partido en las urnas por sus pactos con Vox, algo admitido por el propio Feijóo. Además, no tenía sentido contraprogramar al discurso del líder del PP el 26 de septiembre en el Congreso.

La lógica más elemental cede terreno cuando la Bestia asoma sus fauces. Génova no tardó ni 24 horas en desmentirse a sí misma. En la mañana del miércoles, Cuca Gamarra anunció la celebración de un “acto abierto” en el último fin de semana de septiembre para mostrar su rechazo a la posible concesión de una amnistía a los encausados del procés. No parece que vaya a ser una manifestación –no lo han concretado– y bien podría quedarse en un discurso de Feijóo en un espacio abierto, porque Gamarra dijo que uno de los objetivos es que “la sociedad pueda participar”.

Tocaba recoger cable y cuanto antes. También en El Mundo las fuentes del PP se apresuraron a decir que no pasa nada, que estaba todo previsto por la organización. Si hasta lo comentaron entre ellos el lunes, es decir, antes del discurso de Aznar. Lo de “echarse a la calle contra la amnistía”, expresión literal, lo apuntó Feijóo en persona a los barones, dicen. No vayan a creerse que el presidente se echó a temblar después de escuchar a Aznar.

Estaban muy crecidos: “Hablamos de que tenemos un ejército de poder y ese ejército se tiene que ver”. Que no se diga que les falta ardor guerrero. Nasíos pa' matar.

En un acto enternecedor de apoyo al líder de los que no se pagan con dinero, alguno insistió: “Pero la idea surgió de él”. Sólo les faltó añadir que Feijóo me come muy bien y está dando el estirón.

Lo único que no debe olvidar bajo ningún concepto es que hay que tener cuidado con las dentelladas de la Bestia. Esas heridas cicatrizan muy mal.

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