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La infanta: “Por ser hija del rey, quizá se me ha sometido a un escrutinio mayor”

La infanta llegado a los juzgados de Palma, en una imagen de archivo (EFE)

Pedro Águeda

Lee una selección: Las frases más destacadas de la declaración de la infanta | Y el documento íntegro

Lejos de ser una privilegiada, la infanta Cristina se ve a sí misma como un ciudadano sometido “a un escrutinio mayor” en asuntos fiscales que cualquier otro español. Así se lo expuso al juez José Castro en su declaración del pasado 8 de febrero como imputada por fraude fiscal y blanqueo de capitales, a la que ha tenido acceso eldiario.es

“Si me permite, señoría, me gustaría explicarle, que precisamente por ser hija del rey, quizá se me ha sometido a un escrutinio mayor y se me ha mirado con más detalle todos los temas relacionados con la Administración y con temas delicados referentes a la Hacienda. Siempre he ido con mucho cuidado y he cumplido mis obligaciones…”, afirmó en el primer tramo de la declaración la infanta.

El juez Castro había preguntado a la hija del rey por la declaración en el juzgado de un notario, quien aseguró haber oído al asesor fiscal de la familia que la infanta era utilizada como “escudo fiscal”. “¿Por qué cree que el señor Macià (el notario) dijo eso?”, pregunta Castro. A lo que la infanta responde: “No lo sé señoría, le reitero que me sorprende que lo haya dicho porque nunca hubiese aceptado que se me hubiese utilizado como escudo fiscal. Nunca”.

Más adelante, el juez insiste: “¿Pero usted es consciente de que pudo ser utilizada sin saberlo?”. Y es aquí donde, por primera vez, se quiebra el tono monocorde de las respuestas de la infanta, en su inmensa mayoría plagadas de expresiones como ‘no lo sé’ o ‘no lo recuerdo’, para afirmar: “No lo hubiese aceptado, ni me consta. Casi me ofende, señoría”.

En la declaración, la infanta aseguró que si constituyó Aizoon al 50 por ciento con su marido fue por “la confianza con él”, pero que no participó en ninguna actividad de la sociedad, que los investigadores consideran “una pantalla”, destinada a recibir fondos obtenidos ilícitamente por el Instituto Nóos. “Yo no tengo conocimientos en sociedades mercantiles. No tengo”, afirmó en otro momento la hija del rey. Más adelante, responde a una pregunta del juez sobre la relación con Iñaki de Urdangarin: “No hablamos de negocios en casa”.

“Por principio no haría una cosa así”

Castro dedicó una parte de su interrogatorio a preguntar a la infanta por la contratación de empleados del hogar. Estos habían asegurado al juez que fueron contratados en negro en un primer momento y que cuando se regularizó su situación fueron asalariados de Aizoon, a pesar de que siguieron trabajando en labores doméesticas. “Señoría, siento decirle que nosotros no hemos pagados en negro a nadie. Intentamos hacer bien las cosas y no pagamos en negro”, replica la hija del rey. “Sólo sé que por principio no haría una cosa así”, añade.

Otra pareja de empleados domésticos llegó a figurar como personal administrativo de Aizoon. Cuando el juez hace referencia a los documentos de la causa que lo demuestran y pregunta a Cristina de Borbón, si además de fregar, barrer o limpiar la piscina, esos empleados podían auxiliar administrativamente a Aizoon, Cristina de Borbón se limita a decir que no lo sabe y que desconocía qué hacían cuando ella no estaba en el domicilio.

Uno de los asuntos que requirió la intervención directa de la infanta fue el contrato de “autoarrendamiento” del palacete de Pedralbes como sede de Aizoon. En ese contrato, Cristina de Borbón aparece como arrendadora y arrendataria. “Yo firmé donde me dijeron los asesores que tenía que firmar. Debió de ser un error, no sé, porque yo no tengo poderes en Aizoon ni tengo ningún control sobre Aizoon. Entonces no entiendo porqué firmé ahí”, se explica la hija del rey.

Aunque es imposible conocer en qué ambiente se desarrolló el interrogatorio de Castro, al no haber grabación en vídeo del juzgado, la transcripción delata una parte especialmente tensa. Se produce cuando el juez pregunta por una infinidad de facturas cargadas a Aizoon pero que a todas luces parecen tratarse de gastos personales. Hubo en este capítulo desde la compra de libros de Harry Potter a excursiones. Sin embargo, Cristina de Borbón evita admitir el engaño y simplemente contesta una y otra vez que desconoce por qué se cargaron a Aizoon esos gastos. Así que al llegar al abono de unas clases de salsa y merengue, en las que la infanta niega haber participado, el juez pregunta si las tomó su marido. “Lo desconozco”, responde ella. “Pero si las hubiera tomado, ¿lo sabría?”, replica el juez, y la infanta contesta afirmativamente. En ese momento, Castro cierra el episodio sarcástico y afirma: “Por la manera de moverse”.

“Ahora no estamos en condiciones de devolver nada”

Respecto al préstamo de 1,2 millones de euros que hizo el rey al matrimonio para adquirir el palacete de Pedralbes, Castro preguntó si el hecho de que hubieran devuelto solo 150.000 euros en más de ocho años no había suscitado en el rey la intención de adoptar medidas legales. “Al final es mi padre y se fia de mi”, contestó la infanta. Dijo que el matrimonio tiene “toda la intención” de devolver el préstamo, negando una vez más que sea una donación, y añadió: “Ahora no estamos en condiciones de devolver nada”.

También en relación con su padre, Cristina negó que el rey dictara ninguna orden para apartar a Urdangarin del Instituto Nóos. Dijo que el conde de Fontao podía haberlo hecho tan solo consultando al jefe de la Casa del Rey y que, en cualquier caso, se trataron de “razones estéticas y de imagen” para que no se produjeran “malas interpretaciones” por la relación que la ONG tenía con administraciones públicas.

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