El almirante Samuel Locklear, jefe del Mando estadounidense del Pacífico (PACOM), pidió hoy al régimen del presidente norcoreano, Kim Jong-un, que evalúe las “consecuencias” que puede tener en la región el anunciado lanzamiento de un cohete.
“Le animamos a que considere que lo que están haciendo tiene implicaciones en el conjunto de la seguridad del entorno en la península de Corea y en Asia”, indicó Locklear en una rueda de prensa en el Pentágono.
Corea del Norte ha terminado de instalar las tres fases del cohete de largo alcance que planea lanzar entre el 10 y el 22 de diciembre, lo que, según Locklear, podría producirse el día 17 coincidiendo con el primer aniversario de la muerte del antiguo líder Kim Jong-il.
El almirante señaló que hay “claras indicaciones” de que lo que los norcoreanos denominan el lanzamiento pacífico de un satélite “sigue siendo contradictorio” con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíben al régimen comunista desarrollar este tipo de tecnología que puede utilizarse para misiles balísticos.
Estados Unidos moverá algunos buques con capacidad antimisiles para seguir la trayectoria de cohete y “tener un mejor conocimiento de la situación”, dijo Locklear, quien no quiso entrar en detalles sobre el dispositivo.
Según el almirante, Corea del Norte continúa por este camino para “mostrar al mundo que tiene capacidad de construir misiles y tiene la tecnología para hacerlo”, lo cual “sería muy desestabilizador”.
Locklear precisó que los norcoreanos “han adquirido tecnología cada vez mejor con el tiempo”, sin entrar a comentar sobre si reciben ayuda de otros países como Irán.
El lanzamiento, que ha puesto en alerta a la región, sigue a otro similar que el Gobierno norcoreano llevó a cabo el pasado abril, pero que terminó en fracaso al caer el cohete en pedazos al mar Amarillo.
Las dos Coreas están técnicamente en guerra después de que el conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953 finalizara con un armisticio, en lugar de un tratado de paz.