Los socios del PSOE elevan el tono contra Sánchez sin dejarlo caer
Sube el nivel freático de los escándalos en el Partido Socialista y sus socios se tientan la ropa. La extensión de las derivadas de corrupción por presunto amaño de contratos y los casos de acoso sexual no atendidos por la dirección socialista, especialmente en el caso de Francisco Salazar, han generado el ecosistema político más complicado para la supervivencia de Pedro Sánchez desde que puso un pie en la Moncloa. Y centrados en achicar agua, la respuesta de Ferraz y del Ejecutivo consiste en vincular parte de su crisis de reputación a “la mentira y el fango” y afirmar sobre lo demás que se ha aplicado “contundencia”. Un discurso del que se apean algunos de los aliados políticos que hasta ahora habían mantenido una confianza ciega en los socialistas.
En algunas de las crisis más complicadas en lo personal y en lo político para el presidente, como las causas relacionadas con su pareja, su hermano o el fiscal general, el grueso de socios parlamentarios o de coalición, como Sumar, ERC, EH Bildu o PNV, principalmente, han mantenido durante toda la legislatura el cierre de filas con el Ejecutivo. Ahora, sin embargo, todo el mundo percibe que algo sustancial ha cambiado y que los escándalos que arrecian sobre una formación política pueden arrastrar también al conjunto de fuerzas que sostienen al Gobierno. Y aunque la hipótesis de dejarlo caer aún parece remota, los mensajes de desconfianza hacia Pedro Sánchez y hacia las expectativas sobre la legislatura van en aumento.
La propia vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, decidió escalar un peldaño en su crítica al PSOE y al presidente del Gobierno hace justo una semana. “Así no puede aguantar. Es insostenible. Se acabaron las reflexiones, los cambios y reformas cosméticas. Hay punto y aparte y toca actuar. Toca un cambio absolutamente profundo en el equipo de gobierno. Nuestra opinión es que así no se puede continuar. Lo que está pasando es muy grave. Basta ya, no estamos en julio. El deterioro es mayúsculo”, dijo en una entrevista en La Sexta.
Las palabras de la ministra de Trabajo, de cuya gestión al frente de la política laboral del Ejecutivo hacen también bandera el propio presidente y el PSOE, no fueron atendidas por los socialistas y ni siquiera tuvieron mucho eco entre las formaciones políticas que forman parte de Sumar. En público, Sánchez ensalzó la “extraordinaria” gestión de sus ministros y descartó la exigencia de su socia de coalición. En privado, en las filas socialistas llegan incluso a burlarse de la “salida de tono” de Díaz. Y en lo político, la respuesta a la crisis ha sido el impulso a un abono transporte y derivar a sus socios de Gobierno a una reunión de partidos con Rebeca Torró, la secretaria de organización de Ferraz.
Esa reunión terminó sin acuerdos, aunque Sumar trasladó su malestar por la falta de respuestas que los socialistas les han proporcionado hasta ahora. Los partidos de la coalición que están en el Gobierno reclamaron a sus socios avances en algunas de las negociaciones pendientes, especialmente en la prórroga de los contratos de alquiler, pero ahondaron en la necesidad de dar “un nuevo impulso a la legislatura”, según las fuentes consultadas. “Consideramos que la persistencia en este bloqueo a la legislatura pondría en riesgo el acuerdo de investidura, algo que no deberíamos permitirnos teniendo tantos retos por delante”, añaden esas fuentes.
A pesar de la situación de debilidad extrema del Ejecutivo, que conjuga los escándalos del Partido Socialista con una incapacidad legislativa fruto de la falta de apoyos parlamentarios que respalden la acción del Gobierno, las voces internas que se plantean que Sumar abandone el Consejo de Ministros y tome distancias del PSOE son la excepción. Ni en Movimiento Sumar, ni en Izquierda Unida ni desde la dirección de Más Madrid es una hipótesis siquiera planteable. Y solo el diputado en la Asamblea de Madrid Emilio Delgado llegó a poner sobre la mesa la posibilidad. “Es una opción que merece la pena valorar. Sumar está en condiciones de exigir al Gobierno un impulso real a la legislatura con políticas sociales que lleguen a los hogares. Si no, habrá que replantearse desde dónde se apoya al Ejecutivo”, dijo en La Sexta.
En el entorno de la vicepresidenta, que mantiene reuniones periódicas con Pedro Sánchez, aseguran estar al tanto de la sensación de hartazgo y de hastío de unos votantes progresistas en permanente estado de shock por la sucesión de escándalos que afectan al Ejecutivo. Por eso, aseguran estar convencidos de que la respuesta ya no puede consistir en “esperar a que escampe”. “El presidente quiere llegar como sea a navidades y esperar a que a la vuelta escampe y seguir como si nada. Pero es que no va a escampar y ese camino es un error”, apuntan las mismas fuentes, que admiten el desgaste que implica lanzar órdagos al PSOE que luego no tienen consecuencias.
Avisos de ERC y PNV
También cambió el tono esta semana Gabriel Rufián, el portavoz de ERC, uno de los socios más leales del Ejecutivo. “Que deje el PSOE de pensar que todo es una conspiración, porque no cuela. Y que deje 'el y tú más' porque eso significa que ‘yo también’. Como cualquier progresista de este país, le reconozco que tengo dudas frente a todo lo que está pasando. No tengo ni puñeteras ganas de que gobierne la derecha con la ultraderecha, pero la alternativa no puede ser pasar vergüenza cada día”, arremetió Rufián.
El portavoz de Esquerra, de hecho, exigió al presidente una reunión para que ofrezca explicaciones a su grupo. “Más allá de las ruedas de prensa, de las grandes frases, de los videos de TikTok, de las crisis de Gobierno, le pedimos al presidente una reunión directa cara a cara con ERC, en Moncloa o donde quiera, y que nos diga a la cara qué piensa hacer para regenerar su partido y su Gobierno”. En los últimos días, Pedro Sánchez y Oriol Junqueras hablaron por teléfono para cerrar esa cita a principios del mes de enero.
Las alarmas también se han encendido en el PNV. “O consigue detener la hemorragia o Sánchez deberá plantearse convocar elecciones”, avisó esta semana el presidente del partido, Aitor Esteban, que mantiene hilo directo con Pedro Sánchez y que advierte que el futuro de la legislatura, en su opinión, es inviable por los derroteros actuales. “No es serio aguantar así año y medio. Es preocupante y descorazonador el goteo de escándalos: lo sórdido de las relaciones entre los diversos personajes, descubrir que las actitudes machistas se reproducen también por altos cargos en Moncloa… o las últimas noticias, ahora sobre la SEPI y Correos. La verdad es que la legislatura no tiene buena pinta”, resumió.
Mucho más templado, por ahora, se muestra EH Bildu. La formación abertzale ha evitado entrar estos días en la espiral de críticas al Ejecutivo por los escándalos de corrupción o acoso sexual y mantiene su mano tendida para la gobernabilidad. “Nosotros en política intentamos operar sin líneas rojas, no para este caso en concreto sino en general. La corrupción en el Estado español es sistémica, no nos cabe ninguna duda, la han tenido un montón de formaciones, y parece que es una práctica muy ligada a la manera de entender la política por las élites”, señaló Oskar Matute en una entrevista reciente en el HuffPost en la que volvió a subrayar la hipotética financiación ilegal del PSOE como Rubicón.
“No podemos encontrarnos con un partido dopado que concurra a las elecciones en términos de ventaja porque tiene una financiación irregular que los demás no tienen. Por lo tanto, ahí sí diríamos que esto no tiene ningún sentido porque es desleal, deshonesto y no obedece a ninguna lógica de fortalecimiento de derechos sino de mera supervivencia. No creemos que ese sea el caso que se está dando ahora”, apostilló.
En mitad de los nubarrones, en el horizonte parlamentario del Ejecutivo el PSOE se afana en atisbar alguna luz que tenga que ver con Junts. La previsión del Gobierno es que en el primer trimestre del año llegue la sentencia del Tribunal Constitucional que valide la aplicación de la ley de amnistía a Carles Puigdemont y que eso pueda abrir una puerta al restablecimiento de la cooperación política. Pero eso será en primavera. Antes arreciará el enésimo invierno al que pretende sobrevivir Pedro Sánchez y ante el que tiemblan todos sus socios.
4