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José Bono asegura en su libro que el rey Juan Carlos le dijo en 2011 que Felipe VI no estaba preparado para sustituirle

José Bono durante la presentación de su libro de memorias.

Gonzalo Cortizo

El expresidente del Congreso, José Bono, acaba de publicar el tercer volumen de sus memorias. Se trata de un libro plagado de confidencias que todo tipo de personalidades le han trasladado a lo largo de los años y que Bono ha ido apuntando en sus cuadernos como paso previo a la configuración del texto que publica la editorial Planeta.

Antes de cerrar la edición definitiva, Bono llamó por teléfono a varios de los aludidos en esas páginas para solicitar conformidad con las palabras que se ponían en su boca. En esa lista de llamadas no estaba el rey Juan Carlos, pese a que su presencia es constante a lo largo de la narración. En una de las páginas el expresidente del Congreso atribuye al rey emérito una frase en la que advertía que dejar la Corona en manos de Felipe VI implicaba poner “en peligro la continuidad de la monarquía”.

Tres años antes de su abdicación, y siempre según el relato de José Bono, el rey había descartado la posibilidad de ceder la Corona y desconfiaba de las capacidades de su hijo para sucederlo en el cargo. Bono data la conversación en agosto de 2011, mientras el monarca y el presidente del Congreso se encuentran en el aeropuerto de Barajas para despedir al papa Benedicto XVI, quien dejaba España tras haber participado en la jornada internacional de la juventud.

Escribe Bono que el rey dice: “No pienso abdicar (...) estoy seguro de que pongo en peligro la continuidad de la monarquía. El príncipe está aprendiendo mucho pero no tiene mi carácter campechano. Tiene mucho que aprender todavía y se equivoca cuando quiere ganarse a la gente de uno en uno, llamándolos al despacho. Debe ganárselos de mil en mil, porque de uno en uno va a conseguir sus objetivos cuando sus nietos tengan cien años”.

Bono también se adentra en el relato de las relaciones que mantuvo con el rey desde la presidencia del Congreso. El autor relata cómo durante los primeros días de septiembre de 2009 la Mesa de la Cámara recibió una pregunta para su debate en pleno en la que el diputado Gaspar Llamazares reclamaba información del Gobierno sobre la posible existencia de bienes en paraísos fiscales a nombre de algún miembro de la familia real.

La Mesa decidió no calificar la pregunta y Bono cuenta en el libro que de manera inmediata recibió la llamada del rey. “No ha pasado ni una hora y llama el rey para agradecer mi posición”, puede leerse en el libro. En esa conversación telefónica, según el relato del exdirigente socialista, Juan Carlos I hace una revelación sobre sus bienes: “El único bien importante que me han regalado siendo rey es la finca de La Mareta en Canarias. Me la regaló el rey de Jordania y yo pregunté a Carlos Solchaga [exministro de Economía con Felipe González] qué debía hacer con ella; me respondió que tenía que pagar impuestos y entonces la regalé al Estado”.

Entre los capítulos que el libro desvela sobre el rey emérito hay uno que bordea el surrealismo: Bono y el monarca ensayan cómo ha de comportarse el segundo durante la recepción al portavoz de Amaiur en Zarzuela después de las generales de 2011. Todo ocurre en una audiencia que Bono le había pedido para “hablarle de Urdangarin”, pero en la que también comparten impresiones sobre las elecciones generales de 2011, en las que Mariano Rajoy ganó con mayoría absoluta.

“Me comenta que va a recibir a los diputados de la coalición nacionalista vasca Amaiur, pero que los va a atender, exclusivamente, por mandato constitucional”, asegura que Bono que le dijo el rey. A lo que él responde aconsejándole que los reciba “con circunspección, dándoles la mano con un gesto grave”. Y es entonces, siempre según el testimonio del exministro, cuando el rey se levanta y propone ensayar cómo le tiene que dar la mano al diputado de Amaiur. “Resulta ingenuo y, por otra parte, es una prueba de confianza que el rey me diga: 'Mírame a la cara a ver si estoy serio mientras te doy la mano, como si tú fueras uno de ellos'”, escribe Bono.

Las confidencias que el rey traslada a Bono aparecen entrecomilladas con mucho detalle en el libro. Algunas tienen relevancia histórica y otras reflejan el relato de pequeños patinazos en el día a día de personas que trabajan en las más altas instituciones del estado. Este ejemplo relata lo sucedido el lunes 14 de septiembre de 2009 durante una recepción al presidente de Bolivia: “Cena oficial en el Palacio Real. Me dice el rey: 'la reina quería que me vistiera con frac, pero me he negado a ponerme de etiqueta, porque quizá Evo Morales viniese con el jersey que suele usar y hubiese parecido que le hacía un feo con el contraste'”.

La relación con una miss frustrada por Franco

En otros fragmentos del libro, el expresidente del Congreso saca a la luz aspectos de la vida del monarca que también afectan a su vida privada previa al acceso a la Corona. Es el caso de los detalles que Bono desvela sobre un pretendido romance que Juan Carlos inició con la miss universo peruana Gladys Zender y que Francisco Franco se encargó de cortocicuitar.

Siempre usando las comillas para atribuir las frases textuales al monarca, Bono escribe que Juan Carlos I le confesó lo siguiente: “Al embarcar en el Juan Sebastián Elcano, le escribía todos los días largas cartas, y en Panamá se las entregué a un compañero para que las llevase al correo de la embajada. Una vez regresé a España, fui a saludar a Franco, y el general me dijo: 'Alteza, hay que mejorar en ortografía, he visto muchas faltas en sus escritos'. Cuando me intenté justificar, Franco me respondió que no era una falta aislada, sino muchas, recordándome las ofensas al diccionario que dirigí a la peruana. Pasé vergüenza, y no he perdonado que el cónsul de España hiciera llegar aquellas cartas a Franco”.

Sobre la relación del rey con Franco Bono dibuja aspectos como que el monarca aceptó suceder al dictador sin consultar con su padre, Juan de Borbón, exiliado en Estoril. La comunicación se produjo por carta pero el rey Juan Carlos se encargó de que su progenitor recibiera la noticia después de que el nombramiento ya hubiese sido publicado en el Boletín Oficial del Estado.

eldiario.es se ha puesto en contacto con la Casa Real para preguntar cuál es su opinión acerca de las palabras que Bono atribuye al rey emérito. Un portavoz de Zarzuela asegura: “Nosotros no hacemos comentarios sobre la publicación de libros”.

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