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La mayoría de socios del Gobierno se descuelga de la reforma del PSOE en la ley del 'solo sí es sí'

La secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, y el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, durante un pleno del Congreso de los Diputados, en Madrid.

Alberto Ortiz / José Enrique Monrosi

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La reforma de la Ley Integral de Libertad Sexual ya no se concretará en ningún caso en los términos pretendidos en su día por el presidente del Gobierno. La orden de Pedro Sánchez a los ministerios de Justicia e Igualdad fue la de encontrar una salida rápida y consensuada al atolladero político en que se acabó convirtiendo la aplicación del ‘solo sí es sí’. Dos meses después de aquella orden, a la falta de acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos se sumó este martes la negativa de la mayoría de socios de investidura a acelerar la tramitación parlamentaria de la reforma, descolgándose así de la intención de los socialistas de incluir ya su proposición de ley en el orden del día de la semana que viene. 

La salida a la crisis política del ‘solo sí es sí’, por tanto, ya no será en ningún caso rápida. Salvo maniobra parlamentaria del PSOE, el calendario prevé ahora el 7 de marzo para el primer debate en pleno sobre la iniciativa para subir las penas a agresores sexuales en caso de violencia o intimidación, una fecha cargada de simbolismo para el movimiento feminista por ser la víspera del Día de la Mujer, al que las fuerzas progresistas podrían llegar divididas en torno a la ley emblema del Ministerio de Igualdad. Según los cálculos de los grupos parlamentarios, esa tramitación se prolongaría posteriormente hasta mediados del mes de abril, ya en plena precampaña de las municipales y autonómicas. Justo el escenario más temido en la Moncloa. 

A excepción del PNV, que se ha mostrado abiertamente a favor de la propuesta de reforma del PSOE, la falta de acuerdo en la coalición ha llevado también al conjunto de aliados parlamentarios a desmarcarse de una reforma de la ley que no cuente con el visto bueno de Unidas Podemos y del Ministerio de Igualdad, un escenario que, en opinión de todas las fuentes consultadas y al tanto de las conversaciones, cada vez parece más complejo.

Aunque nadie quiere emitir un juicio contundente sobre la propuesta concreta del PSOE, los socios del Gobierno han ido matizando algunas posiciones desde la semana pasada y ahora mismo parece improbable que ERC, EH Bildu o Más País voten una propuesta que no salga del acuerdo entre las dos almas de la coalición. Es la línea que puso el portavoz republicano, Gabriel Rufián, en la rueda de prensa de este martes. “No vamos a participar de ningún tipo de paso hacia delante en esta reforma, ya sea lo que sea, sin el acuerdo de aquellos que crearon y presentaron esta ley, sin el acuerdo de la coalición, porque sería extraterrestre”, dijo Rufián. 

Precisamente fueron los independentistas vascos y catalanes los que tumbaron este martes el movimiento del PSOE para forzar la maquinaria parlamentaria y llevar al Pleno de la semana que viene la toma en consideración de la reforma, el primer gran trámite que debe afrontar el texto en el Congreso. 

Los socialistas plantearon esta posibilidad en la Junta de Portavoces conscientes de que necesitaban la unanimidad de los grupos para introducir este asunto en el orden del día de la próxima semana. Ni siquiera fue necesaria una votación en la que Unidas Podemos tuviera que posicionarse, al avanzar ERC y EH Bildu que no darían su apoyo a ese movimiento. “Presentar esto hoy sin el apoyo de Unidas Podemos habría sido una clara agresión”, reconocen fuentes de la formación republicana. El grupo confederal confirmó después que estaba en contra de la maniobra planteada por su socio.

En Esquerra reconocen que la ley hay que reformarla porque la presión social es “inaguantable”. “Desayunamos y cenamos con esto cada día”, se quejan. Pero la reforma, repiten, tiene que salir con Unidas Podemos. “Sin la ministra de Igualdad esta ley no puede tirar hacia delante”, insistió Rufián, que al ser preguntado por su opinión concreta sobre la proposición del PSOE se remitió a su equipo técnico. 

La sensibilidad es parecida en EH Bildu. Su portavoz, Oskar Matute, reafirmó los dos requisitos principales de su grupo para apoyar una modificación de la ley. “No vamos a aceptar volver a pantallas anteriores aunque se les llame con nombre diferente”, dijo en primer lugar. Después, añadió: “La negociación tiene que tener el acuerdo del Ministerio de Igualdad”. “Este Gobierno hace bien en ser plural y polifónico, en mostrar diferentes voces, pero debería hacerlo siempre dentro de la misma partitura para no pasar de la polifonía a la cacofonía”, argumentó Matute. 

El portavoz de Más País, Íñigo Errejón, dejó en el aire su apoyo a la reforma del PSOE y dijo no querer entrar en “especulaciones” hasta que no haya un acuerdo dentro del Ejecutivo. “El Gobierno tiene que traer una proposición de ley acordada como Gobierno y hasta que eso llegue no vamos a apurar los plazos”, dijo. 

El único apoyo habitual del Ejecutivo que hasta ahora se ha posicionado claramente a favor de facilitar la tramitación de la reforma socialista es el Partido Nacionalista Vasco. Su portavoz, Aitor Esteban, anunció la semana pasada que su formación votará a favor de la toma en consideración y avanzó que veía con buenos ojos la proposición de ley planteada toda vez que, según los expertos consultados, dijo, mantiene el consentimiento y no vuelve al modelo anterior.

Sin negociaciones entre el PSOE y Unidas Podemos

Frente a las llamadas al acuerdo de los aliados, tanto en el PSOE como en Unidas Podemos admiten que las negociaciones no existen a día de hoy y que los contactos entre los socios de coalición respecto a la reforma no se han retomado desde el choque entre los departamentos de Pilar Llop e Irene Montero. Casi nadie a estas alturas se muestra optimista respecto a un hipotético giro de guion que acerque las posturas de ambas partes y el escenario más factible parece ser, a día de hoy, que la reforma salga adelante gracias al apoyo del PP.

En el PSOE insisten en que la puerta abierta a la negociación la dejan en base a su proposición de ley y en el trámite de enmiendas parlamentarias de los grupos que aseguran que podrán estudiar. “Estamos dispuestos, claro. Pero no es fácil encontrar una solución técnica distinta a la nuestra que garantice que no se rebajan más penas”, advierten. Desde Podemos, sin embargo, insisten en que la reforma que plantean sus socios de Gobierno supone “volver al Código Penal de 'la manada'” y exigen que la negociación parta de cero y destierre la propuesta de Justicia ya registrada. Una condición implanteable para los socialistas. “Nuestra propuesta está muy clara”, sostienen en la Moncloa. 

Desde el entorno de la vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, se remarca que la unidad de acción del espacio confederal está garantizada, descartando así escenarios de ruptura en el grupo parlamentario en una votación respecto a la que sí se han llegado a confrontar distintas visiones de puertas hacia adentro. Finalmente, y tras varias reuniones al más alto nivel, la decisión del espacio es actuar en bloque respaldando las tesis defendidas por el Ministerio de Igualdad. Sin embargo, Yolanda Díaz sí quiso hacer este martes un llamamiento a evitar los choques públicos. Preguntada expresamente por las críticas de Podemos al PSOE, la vicepresidenta segunda contestó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros lanzando un mensaje: “Las formas en política son claves, a veces son más importantes que el fondo”, aseguró.

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