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Podemos e IU confían en una campaña de desborde para lograr la suma que multiplique

Pablo Iglesias y Alberto Garzón anuncian el acuerdo entre Podemos e IU en la Sala Mirador.

Aitor Riveiro

La campaña de las elecciones municipales de 2015 fue calificada como la campaña del desborde. Centenares de candidaturas municipalistas construidas casi sobre la marcha y basada en acuerdos políticos y programáticos de mínimos concurrieron a los comicios. Los mimbres que sostenían estas iniciativas eran endebles pero encontraron en la ciudadanía la fuerza que les faltaba. Las carencias de las confluencias, de índole muy diversa, fueron sustituidas por el empuje de quienes se ilusionaron con la opción de cambio. Y las candidaturas fueron ampliamente superadas por un desborde que las llevó en volandas a las alcaldías de Madrid, Barcelona, Santiago, A Coruña, Zaragoza, Cádiz, Ferrol y otras muchas localidades grandes y pequeñas de España.

Podemos e Izquierda Unida esperan que en la campaña del 26 de junio ocurra algo similar. Lo que en mayo de 2015 se conoció en Madrid como el efecto Carmena: una candidata inesperada que enganchó con la gente, atrajo a personas de diversos perfiles, polarizó los mensajes de la favorita, Esperanza Aguirre y rompió los moldes de las organizaciones que componían la candidatura. Y una vez que el resultado se conoció, obligó al PSOE a elegir: PP o Ahora Madrid.

La intención de quienes están comenzando a diseñar la campaña del 26J en Podemos e IU es que ocurra algo parecido. De momento la “confluencia laica”, como la definió Alberto Garzón cuando todavía había reticencias en ambos lados de la orilla será el modelo.

La candidatura será una coalición electoral pura donde cada parte mantendrá su independencia dentro de los parámetros que determine el órgano de coordinación. Pablo Iglesias y Alberto Garzón ya han explicado en público que cada partido debe tener su espacio. Iglesias, en una entrevista con eldiario.es, aseguraba: “Los dos estamos de acuerdo en que hay que cuidar y respetar los espacios respectivos”. En El País, Garzón reconocía que a veces ambos tienen “públicos distintos”.

También hay programas distintos. Aunque las organizaciones han acordado un documento de 50 puntos que poner en marcha de forma urgente al llegar a un hipotético gobierno cada partido mantiene su programa “de máximos”. Por ejemplo, el documento común no recoge la posición antiOTAN de IU, aunque la coalición de izquierdas mantiene su postura sobre la organización atlantista. Hasta el punto de que la presencia del exJemad Julio Rodríguez como cabeza de lista por Almería ha soliviantado a buena parte de las bases de IU en Andalucía. Poco después, el secretario de Organización regional pidió “respeto” para la decisión de Podemos.

Cada partido tendrá de salida su propia caravana electoral. Igual que las confluencias catalana, gallega y valenciana tuvieron la suya para el 20 de diciembre. Pero habrá actos conjuntos. También lo anticipaba Iglesias en eldiario.es: “¿A Alberto y a mí se nos tiene que ver juntos? Yo creo que sí. Y también con otras figuras que son referentes de todo esto que estamos construyendo”. No está cerrado pero podrían coincidir en el mismo escenario Iglesias, Garzón, Colau y Oltra. Una imagen sin duda potente: dos mujeres que gobiernan y dos hombres que aspiran a ello.

Ese “cruce” de caravanas será uno de los pilares del desborde de la campaña. En la campaña de las anteriores generales los actos en los que Iglesias participó con Ada Colau, Mónica Oltra o Xulio Ferreiro fueron los que más repercusión tuvieron. La participación de la alcaldesa de Barcelona en el mitin central de Madrid a mitad de campaña fue el impulso necesario para llenar la Caja Mágica con más de 10.000 personas.

Un ejemplo de esta práctica ya se pudo ver cuando Teresa Rodríguez, líder de Podemos en Andalucía, y Antonio Maíllo, de IU, presentaron juntos los resultados de la consulta interna que había realizado la coalición.

El segundo pilar será el “boca a boca” de la sociedad civil. Y sus actuaciones espontáneas. Elementos como las ilustraciones de Manuela Carmena que inundaron o el runrun que protagonizó Colau pero cuya gestación fue externa. Imposibles de preparar desde los partidos si se quiere conservar su frescura.

Si alguno de estos elementos, en cualquier forma, vuelven a repetirse la difícil campaña que Podemos e IU tienen que diseñar, en la que no se hieran sensibilidades ni se espanten votantes de uno y otro lado, la candidatura puede cumplir el criterio que siempre ha puesto sobre la mesa Íñigo Errejón: una suma que multiplique.

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