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Podemos recupera la iniciativa tras las revelaciones sobre el espionaje de la 'policía política'

Pablo Iglesias, en el acto del 23 de marzo en el Reina Sofía.

Aitor Riveiro

“Vienen a por nosotros”. La frase pronunciada por Pablo Iglesias el sábado 23 de marzo en el acto de su regreso a la primera línea política no es nueva. Esta expresión, y otras similares, han formado parte del discurso impugnatorio de Podemos desde su fundación, en 2014. Un discurso que tuvo su punto álgido en la moción de censura de junio de 2017, defendida por Irene Montero y el propio Iglesias, y que dejó escritas en el Diario de Sesiones del Congreso frases sobre las relaciones de poder que nunca antes se habían dicho en sede parlamentaria.

“Van a por el secretario general de Podemos igual que irían a por cualquiera que estuviera al frente”, añadía Iglesias aquel sábado de su regreso tras su ausencia por paternidad desde la plaza del Reina Sofía. Se trata de una idea recurrente en el discurso de Podemos que ahora toma un cariz diferente por un hecho que muy poca gente conocía: la Audiencia Nacional iba a investigar el espionaje parapolicial contra Podemos.

Entre quienes manejaban esa información estaba el propio Pablo Iglesias, tal y como revelaba este viernes en una entrevista en la cadena Ser. El candidato de Unidas Podemos había recibido días antes de que pusiera fin a su permiso de paternidad la notificación del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional para que acudiera a declarar ante el juez Manuel García Castellón como perjudicado en una pieza separada del caso Villarejo que instruye el mismo magistrado.

En un registro en una casa del comisario jubilado, ahora en prisión preventiva, se había encontrado ingente cantidad de información personal referente a Iglesias que procedía del robo de un teléfono móvil a una de sus colaboradoras en noviembre de 2015. Un hurto que, según los indicios analizados por los investigadores, pudo ser ordenado por el Ministerio del Interior que dirigía por entonces Jorge Fernández Díaz durante otra de las actuaciones parapoliciales de la llamada 'brigada política'.

En el inicio de su alocución ante las miles de personas que se dieron cita para su regreso, Iglesias anticipó que su discurso no iba a ser el que estaba acostumbrado a hacer últimamente –“No puede ser convencional ni lo de otras veces”– y anticipó que diría “algunas verdades que no se suelen decir en campaña electoral y que es complicado escuchar a los partidos”.

El líder de Podemos denunció que España es una “democracia limitada” en la que “20 familias mandan más que los diputados. Y dio algunos nombres: ”Ortega, Botín, Pérez o Fainé“. Tampoco era la primera vez que los nombraba. Como a los medios de comunicación que, denuncia Podemos desde hace años, publican informaciones comprometidas contra el partido sin aplicar los métodos de verificación y las reglas del periodismo. Una suerte de ”todo vale“ que tuvo en enero de 2016, cuando se intuía un posible pacto entre Podemos y el PSOE, uno de los momentos más intensos.

“Es verdad que todos estos mensajes se corresponden con la primera etapa de Podemos”, apuntan fuentes de Podemos a eldiario.es. “Pero nunca los hemos abandonado”, añaden.

La recuperación de un discurso más disruptivo y de un tono más parecido al del Podemos previo a la moción de censura de Pedro Sánchez y del acuerdo parlamentario, que tuvo su primer ensayo en la campaña electoral del 26J de 2016, comenzó hace semanas cuando el partido trazó su estrategia para hacer frente a la grave crisis en la que estaba sumido. Antes, en todo caso, de que la Audiencia Nacional abriera la investigación al respecto.

Así lo atestiguan los mensajes en redes sociales de algunos de los principales portavoces de la organización, como el secretario de Organización, Pablo Echenique, muy virulentos con algunos programas concretos de las principales cadenas de televisión. Otro ejemplo de este tipo de discursos, o de estrategias comunicativas centradas en denunciar e impugnar el sistema, fue el del Tramabús. Esa iniciativa que fue recibida inicialmente con frialdad, cogió vuelo días después cuando se destapó la Operación Lezo contra la corrupción masiva del Gobierno del PP en el Canal de Isabel II de Madrid y que llevó al todopoderoso vicepresidente y sucesor de Esperanza Aguirre, Ignacio González, a la cárcel.

Como entonces, ahora la realidad ha venido a apuntalar el discurso de Unidas Podemos y permite a Pablo Iglesias y sus aliados recuperar una iniciativa política en un momento en el que se juegan el todo por el todo. Las encuestas, como la última de Celeste-Tel publicada este mismo sábado en eldiario.es, apuntan a una fuerte caída del espacio político.

Pero el acto del sábado 23 de marzo y las múltiples entrevistas concedidas por Iglesias (a La Sexta, Telecinco, Antena 3, la cadena Ser y otros), con el asunto de la impugnación del sistema y del espionaje parapolicial, que se desveló el martes, han insuflado moral a los cuadros del partido, decaídos en las últimas semanas, a las bases, cuya actividad en redes sociales ha crecido, y ha dotado de sentido a la estrategia definida para la campaña del 28 de abril.

En Podemos son conscientes de que los problemas internos que ha sufrido el partido son en buena parte los responsables de la pérdida de apoyo electoral. También, aseguran, las informaciones falsas o tergiversadas sobre la supuesta financiación ilegal de la organización a través de Venezuela o Irán.

Otro de los motivos que se esgrimen en Podemos es la asimilación con el resto de fuerzas políticas. La institucionalización de la que el propio Pablo Iglesias alertó en la Asamblea Ciudadana de Vistalegre 2 y en la que, como reconoció en su discurso del 23 de marzo, él mismo ha caído.

Fuentes de Podemos recuerdan a este medio que la última imagen potente de Pablo Iglesias fue la de la firma con Pedro Sánchez del acuerdo presupuestario en la Moncloa en octubre de 2018. Desde entonces, aseguran, “el trabajo principal y lo que tenía que transmitir Podemos es que se habían conseguido mejoras sustanciales de las condiciones de vida de la gente”.

En su discurso de regreso, Iglesias recordó la negociación mano a mano con Sánchez para lograr que el SMI subiera a 900 euros. Desde entonces, Unidos Podemos ha acompañado en la mayoría de votaciones y negociaciones al Gobierno de Pedro Sánchez. Ha defendido, como recordaba el secretario general, posiciones políticas “por responsabilidad” que no casaban con el mensaje fundacional de Podemos. 

“No hemos logrado nuestros objetivos políticos. Nos hemos callado muchas cosas. Hemos apoyado medidas que podían aliviar, pero no solucionaban los problemas. No vinimos a poner parches”, bramaba Iglesias en la explanada del Reina Sofía la noche de su vuelta. 

La repercusión electoral que tendrá el regreso de Pablo Iglesias está todavía por determinar. Pero el retorno del líder de Unidas Podemos ha demostrado, otra vez, la importancia que tiene su liderazgo para el espacio político.

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