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“Queremos que la sociedad civil tenga espacios de discusión y visibilización de lo que ya es sentido común”

Jorge Lago, director del Instituto 25M para la Democracia y miembro del Consejo Ciudadano en las áreas de Cultura y Formación. / Marta Jara

Andrés Gil

Jorge Lago (Madrid, 1976) es editor. Durante cinco años trabajó en Lengua de Trapo. Otros tantos después, ha participado en la gestación de un proyecto, Podemos, de cuyo Consejo Ciudadano estatal es miembro, y de cuya fundación recién nacida, el Instituto 25 de mayo para la Democracia, es director.

¿Qué es el Instituto 25M para la Democracia?

Son varias cosas. Por un lado, es un intento de generar una herramienta de participación más dentro de Podemos, que orbite en torno a varias patas y todas ellas siempre pensadas en la relación entre lo político y lo cultural, entender que toda transformación política es paralela e incluso previa a una transformación cultural, y hay que entenderla y habitarla y darle nombre.

Por otro lado es un espacio de relación con la sociedad civil organizada, con gente que lleva mucho tiempo trabajando en sanidad, en educación, en vivienda, en políticas públicas, en políticas económicas... Y que encuentren en la fundación un espacio para trabajar las propuestas de Podemos, para afinarlas, para ponerlas en cuestión. No se trata de un espacio de Podemos para Podemos, sino de un espacio de interrelación permanente con la sociedad civil y la sociedad civil con Podemos.

¿Y la revista, La Circular?La Circular

La Circular es la relación entre lo político y lo cultural. Sale de lo puramente político-ideológico de las revistas tradicionales y es más una fusión con lo que entendemos como sentido común de época.

Además, haremos jornadas, como la que tiene lugar este lunes y martes en el Círculo de Bellas Artes de Madrid sobre rescate ciudadano. Vienen expertos nacionales e internacionales, algunos vinculados a Podemos y otros muchos no, para debatir, analizar y afinar las propuestas que van a ir en el programa autonómico de Podemos de rescate ciudadano y llevarlas a un marco nacional.

En definitiva, una pata de reflexión política y cultural y otra pata de permanente trabajo con los expertos de la sociedad civil. Y una tercera pata fundamental que es la participación, de todo aquel que quiera, a través de la web.

¿Cómo es la web? ¿Cómo se puede participar?

Ahora mismo arrancamos con 130-140 entradas: textos, vídeos e informes, organizados por temáticas (igualdad, sanidad, educación, cultura, economía, análisis político...).

Están divididos entre materiales de formación –que reflejan lo que ha ido diciendo Podemos y sus representantes hasta la fecha– y materiales de discusión, que serían debates, no de gente necesariamente de Podemos, pero que alimentan los diagnósticos de Podemos.

Todo puede ser comentado, discutido y analizado por cualquiera que se inscriba en la fundación. Es una suerte de red social interna en la que cualquiera que colabore económicamente con un mínimo de 1 euro al mes con el Instituto 25M tendrá un perfil que le habilita para discutir y comentar.

Se trata de que haya una permanente interacción con el conjunto de la sociedad civil organizada y no organizada para, a través de canales de participación abiertos, ir afinando las propuestas programáticas y políticas de Podemos. Eso permite convertir lo que habitualmente son las fundaciones de los partidos, think tanks cerrados, en espacios de interacción y de reflexión abiertos.

Que sean abiertos no significa que sean estériles, que sean un simple debate, sino que de ahí se vaya generando cada vez más una concreción programática.

¿La revista tendrá web propia?

Si la revista en papel será trimestral, la web de la revista tendrá una actualización más rápida. También podrán ser comentados todos sus artículos. La revista se va a regalar a todos los colaboradores económicos de la fundación que pongan un mínimo de 4 euros al mes o 10 trimestrales para sufragar los gastos de la revista y del instituto, y que la fundación sea autosuficiente en términos económicos.

Además de todo esto, hay un programa de formación permanente tanto hacia dentro del partido como hacia afuera –talleres, escuelas itinerantes de verano, cursos de formación para los consejos ciudadanos, para los candidatos...–, y que la fundación va a organizar de manera más estructurada.

¿Habrá una sede propia?

Tendrá un espacio propio, una de las primeras moradas de Podemos. Pretendemos que haya, además de una barra para tomar una cerveza o un café, un espacio donde se puedan generar presentaciones, formaciones, charlas, actividad cultural, exposiciones, encuentros de músicos, artistas, pensadores. Pretendemos impulsar lo que ya está sucediendo en términos culturales y que lamentablemente dispone de cada vez menos espacios públicos para que suceda. No se trata de generar nada nuevo, sino de combinar lo que ya existe, de darle salida, espacio.

La idea es generar debate, recoger los debates que ya existen, recoger el pensamiento experto que ya existe en la academia, en las asociaciones, en las plataformas de la sociedad civil organizada que normalmente no son escuchados y no tienen espacios de difusión más allá de sí mismos. Queremos que el instituto sirva para una permanente puesta en contacto con ellos.

¿Echa en falta referentes culturales de ese sentido común de época del que habla? ¿De ese momento de cambio político que menciona?

Sí, y de hecho hay una sección de la revista dedicada justamente a eso. Efectivamente cuando Podemos pone L'Estaca en sus congresos en lugar de una canción de hace 3-4 meses es porque no hay una canción de hace 3 meses o un año que aglutine, que interpele, que emocione a la transversalidad de gente que Podemos ha llegado. Y si ha llegado Podemos a esa gente es porque previamente el 15M había roto las identificaciones ideológicas para abrir a un espectro mucho más amplio. Ese espectro mucho más amplio dispone de referentes culturales, pero no son equivalentes los unos con los otros, no hay algo que los represente o que los identifique o los aglutine.

Eso es una cosa que irá llegando con el tiempo y que no tiene sentido forzar ni crear desde arriba, porque si se crea desee arriba no funciona, o funciona como ha funcionado la cultura del 78, que identifica porque no dice nada, fundamentalmente.

Es interesante ir viendo qué está sucediendo en términos culturales, que algunas creaciones sí operen como identificadoras de ese cambio de sentido común es algo que llevarán su tiempo. Hay que entender que lo que ha sucedido, sobre todo en el 15M, es una crisis de régimen, una sustitución de régimen, y esa crisis tiene más que ver con una pérdida de legitimidad de los modelos culturales y políticos heredados. Estamos en un momento de transformación sociocultural que irá condensando y sedimentando nuevos referentes culturales.

Creo que lo que es interesante es que Podemos esté abierto a escuchar, a leer, a mirar eso que está sucediendo, que lo ponga en valor, que le dé un espacio, y que eso vaya permitiendo una progresiva renovación de las categorías culturales con las que veníamos trabajando. No a forzarlas o a crearlas.

¿Realmente el instituto podrá servir como herramienta de propuestas para Podemos, o el partido tiene muy claro por dónde está yendo?

Hay que distinguir la forma del contenido. Yo puedo encerrarme y escribir con la gente de cultura de Podemos el programa que creemos necesario para salvar y crear un tejido cultural a través de una ley del cine, de una transformación de las políticas culturales... Pero si ese programa, que puedo escribir con Germán Cano, Jazmín Beirak, Eduardo Maura, no ha pasado antes por una discusión, una reflexión, con la unión de cineastas, con guionistas, con productores de cine, como sí hemos hecho, y no generamos jornadas a las que expongan cómo ven ellos la problemática del mundo cultural, es papel mojado.

No se trata de generar un think tank cerrado con el que a través de tres, cuatro, diez o 20 intelectuales proponga a la sociedad civil de manera jerárquica y desde arriba 'esto es lo que vamos a hacer', sino que la sociedad civil organizada que lleva trabajando cada uno en sus ámbitos mucho tiempo encuentre espacios de discusión, de visibilización de lo que alguna manera ya es sentido común.

Cuando apelamos al sentido común no es porque seamos irénicos y creamos que todo está ya dado, sino porque la crisis de régimen, si lo es, es porque hay tal diferencia y distancia entre las leyes, la representación política y lo que la sociedad civil entiende como necesario, que de lo que se trata es de generar espacios donde esa necesidad, que está ahí desde hace años, se pueda expresar. Y que los programas de Podemos sean sentidos como la expresión de esa necesidad social previa.

La gente está deseando que se les escuche sus problemas y sus propuestas.

Absolutamente. Cuando nos hemos reunido con funcionarios del ministerio de Cultura, técnicos de Haciendo, bomberos, guardia civiles, sindicatos... La sensación que tienes es que se les lleva sin escuchar años y años, y nadie mejor que ellos para saber lo que habría que hacer. Luego un partido tiene que ver las posibilidades, y de ahí que se necesite una reflexión política para armonizar todas las necesidades sociales en función de un equilibrio que desde cada sector no se puede dar, lógicamente. Pero la necesidad de ser escuchado, de ser tenido en cuenta es crucial hoy, por ese divorcio tan brutal que hay entre sociedad e instituciones públicas, partidos políticos y representantes institucionales.

Estamos acostumbrados a la reunión con foto, pero no a reuniones de las que no hemos hecho foto, pero sí documentos de trabajo. Podemos es el reflejo de una demanda social, no de una ideología caída del cielo.

Muchas veces las fundaciones han sido sinónimo de opacidad y de financiación irregular de los partidos. ¿Cómo van a hacer para que eso no ocurra?

Como todo lo que hemos ido haciendo en Podemos, con un portal de transparencia donde aparezca cada gasto y cada ingreso destinado a la fundación, con una independencia de bancos, donantes anónimos y empresas. Nuestros ingresos serán donaciones de cada uno de los que quieran formar parte de la fundación para hacerla suya, para proponer, para debatir. Toda esa gente es la que va a sostener económicamente la fundación.

Y en ese portal de transparencia aparecerá también, si nos la dan, alguna subvención del Estado que hayamos pedido si es justa, legítima y se acoge a lo que nosotros entendemos como un fin fundacional del Instituto 25 de mayo.

Las fundaciones han servido para financiar campañas electores, pero en Podemos los ingresos de la fundación van a estar en una web, al igual que los gastos, y será imposible que nadie pueda poner en duda la transparencia y la legitimidad financiera.

¿Los inscritos en Podemos no pueden participar en la web del instituto?

La web es abierta, se pueden leer todos los textos y debates, pero para abrirte un perfil y participar en los debates tienes que poner un euro simbólico mensual.

¿Cuántos actos tienen previsto hacer?

Va a depender de la capacidad que tengamos de ir gestionándolos. Empezamos con un ciclo muy ambicioso con más de 20 expertos sobre el plan de rescate ciudadano. Quiero organizar al menos 5-6 ciclos más en el próximo mes y medio sobre cambio de modelo sanitario, productivo, reforma de la justicia...

Se trata de atender a cada uno de los pilares básicos institucionales del Estado de Derecho y Bienestar, hoy en crisis, y analizar los cambios de modelo. No se trata solamente de salvar lo existente, sino de pensar las fórmulas para optimizar recursos, modernizar sistemas públicos, ir hacia un modelo de optimización del Estado del Bienestar, a la reducción de la desigualdad, al aumento del consumo a través de un primer impulso estatal, y ver la capacidad que tiene de reactivación de la economía. Porque no se sale de una crisis con recortes, sino de una transformación del concepto de austeridad por el concepto de desarrollo social, que tiene un impacto de crecimiento económico inmediato.

Se trata de analizar, no sólo en términos morales, qué hay que hacer para salir de la emergencia social en la que estamos, sino cómo esa salida tiene un impacto positivo en términos de desarrollo económico.

¿Cómo se canaliza todo ese pensamiento a un programa?

De entrada, leyéndolo, teniendo una herramienta que permite visibilizarlo. Después, podemos contactar con la gente, invitar a dar una charla en el partido con los responsables de cada área y tenerlo en cuenta. Todo se va a emitir en streaming, se va a grabar, se va a subir a la web, se va a transcribir en texto todo lo que podamos, pero la idea es que salgan documentos, propuestas, que haya una producción de todo eso, no sólo un debate, que tenga una capacidad de implementación práctica.

Se trata de que sirva para mejorar, afinar y desarrollar la reflexión práctica en Podemos.

Podemos ha desarrollado diferentes herramientas de participación, Plaza Podemos, AppGree, primarias... ¿Se ha percibido un cierto cansancio del ímpetu participativo de la gente?

Hay respuesta, pero la constitución de un partido en pocos meses ha obligado a un esfuerzo de participación muy fuerte y es posible que haya habido ciclos. No puedes simplemente participar cada cuatro años, es un modelo de democracia ineficaz en términos sociales. Se puede participar a través de una manifestación, a través de una página web, a través de un congreso, de un voto a primarias... Y no va a ser siempre la misma gente la que participe en todos los procesos.

Lo importante es que haya una posibilidad permanente de participación en función de los perfiles, de las necesidades, de los intereses, que conduzca siempre a la sensación de que no es una estructura separada de la sociedad civil, sino que emana de ella y que está participada de diferentes maneras por diferentes gentes y a diferentes niveles.

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