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Rafael Amargo niega en el juicio las acusaciones por tráfico de drogas: “En mi casa solo he compartido mi arte”

Rafael Amargo, el productor Eduardo de Santos y el socio de Amargo, Miguel Ángel Batista, en el banquillo de los acusados.

Diego Alonso Peña

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El momento de las declaraciones de los acusados ha llegado este viernes a la Audiencia Provincial de Madrid en el juicio por tráfico de drogas en el que está supuestamente implicado Rafael Amargo. El bailarín ha defendido su inocencia ante el juez en el que ha asegurado que “todas las acusaciones de la Fiscalía son falsas” y que lo único que ha compartido en su casa es “su arte”. Tras un intenso interrogatorio en el que el protagonista reconocía las ganas que tenía para poder defenderse y negarse a responder las preguntas de la acusación, Amargo ha afirmado que se enteró de que iba a ser detenido por la prensa y reconoce que, en momentos de la pandemia, “estaba en una situación difícil como cualquier persona que es drogadicta”.

Respecto a las acusaciones de la Fiscalía, que se respaldan en los numerosos conocido por la Policía, el bailarín rebate con que es imposible que los documentos fotográficos puedan probar nada porque “en esos momentos había una valla enorme en la calle Palma que impide visualizar la entrada o salida de nadie, mucho menos de intuir a qué piso estaban marcando”. “Deberían tener superpoderes para hacer eso, además en el edificio hay un piso en el que viven unas profesoras particulares, igual en vez de consumidores se han confundido con estudiantes”, ha remarcado.

Ante las preguntas de su abogado, Marcos García Montes, el bailarín ha afirmado que para realizar la obra Yerma muchos artistas pasaban por su domicilio para ensayar. “Mucha de la gente que ha pasado por ahí es gente muy conocida que no consume, pero ahí no se ha decidido poner el foco”, ha señalado Amargo, que se ha sentido en una “persecución por parte de las instituciones del Estado”. “Cuando hablo de los grandes me refiero a Rocío Jurado, Ortega y Gasset, Lorca... No a drogas”, proseguía, en relación a las llamadas telefónicas grabadas y mostradas en el juicio. “En algunas de ellas en las que se menciona mi domicilio ni siquiera estaba en la vivienda, es más, en la de abril me encontraba en el conocido programa de Pasapalabra”, ha dicho.

El bailarín también ha arremetido contra la acusación, su intento de “encerrarle en prisión” y las “filtraciones a la prensa” que le han “destrozado la vida”. “La Fiscalía del Estado ha filtrado a la prensa y me han destrozado la reputación, es todo tan poco serio que me enteré que me iban a detener por los periódicos”, ha comentado entre lágrimas tratando de explicar todo lo que le ha supuesto este proceso para él. “Mi hijo jugaba en el Rayo y ha tenido que dejarlo porque es muy difícil practicar deporte cuando te dicen 'desde que tu padre es narcotraficante no metes goles'”, ha explicado, exigiendo responsabilidades a la fiscal. Marcos García también ha aportado sus granitos de arena en las preguntas que le hacía a su cliente: “Cuando le registraron su domicilio le encontraron una bolsa con 0,089 gramos, como buen narcotraficante, ¿verdad?”.

“He entrado en la cárcel porque soy imbécil y tendría que haber venido a firmar el día correspondiente, pido disculpas por ello”, ha concluido el bailarín reafirmándose en que han “intentado encerrarle para que se declarara culpable por narcotráfico” y era algo que no iba aceptar porque esa palabra “se le queda muy grande”.

El resto de los acusados

Junto a él, también han declarado los otros dos acusados, Eduardo Santos y Miguel Ángel Batista, productor y socio de Rafael Amargo. El primero ha testificado que “si eres drogadicto y tienes determinada orientación sexual parece que has cometido un delito”, se ha sentido muy perseguido por las autoridades y que, en relación a la obra Yerma, fue “productor artístico y en ningún caso económico”. “Rafael y yo nunca hemos comprado droga juntos, tampoco la hemos vendido, en ningún caso me he dedicado a su venta, soy consumidor y aceptaré involucrarme en un proceso de desintoxicación e incluso internarme en un centro porque quiero dejar la droga”, ha concluido Santos ante las preguntas de su abogado.

El testimonio de Batista, conocido en el proceso como Cubita, ha sido el más breve de los tres. “En ningún caso he sido mula de Don Rafael”, comenzaba su declaración para contar su historia desde su llegada a España. “Llegué a finales de los 90, siempre me ha apasionado el baile, tanto a mí como a mi mujer, y hace 10 años que conocí a Rafa al que agradezco que me abriera las puertas del oficio que amo”, proseguía. En la obra Yerma, de la que la Fiscalía asegura que se financió con dinero de la droga, Batista asegura que “hacía de todo, desde llevar muebles, sustituir a algún bailarín, o ayudar en lo que fuera necesario”, pero en “ningún caso para vender droga”.

El tiempo de las declaraciones llegaba a su fin por orden del juez y, a esperas de un veredicto final, la defensa de Rafael Amargo tiene clara su postura: solo aceptarán la absolución.

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