El Supremo absuelve a un abogado que acusó a un juez de prevaricar en uno de sus recursos
En mayo de 2015 un abogado de Vigo presentó un recurso en una causa que tramitaba el juzgado de instrucción nº 2 de la ciudad. En ese escrito acusó abiertamente al juez de prevaricar y no escatimó en argumentos: “Esta parte ignora si existe algún tipo de conocimiento o relación entre el juez y las imputadas, albergamos fundadas sospechas acerca de si el juez ha utilizado su condición de fuerza para llevar a efecto su pequeña venganza, ha consumado su triste venganza”. Los tribunales gallegos le condenaron a una multa y a indemnizar al magistrado objeto de sus críticas, pero el Supremo ha decidido absolverle. Sus expresiones eran “innecesarias y ofensivas” pero, en el contexto de un escrito en un proceso penal, estaba amparado por la libertad de expresión.
El enfrentamiento entre el abogado y el magistrado se desarrolló en una causa por una presunta estafa procesal. Además de acusarle abieramente de prevaricar en ese escrito, el abogado y su cliente presentaron sin éxito quejas contra el juez ante el Consejo General del Poder Judicial y el decanato de Vigo. Finalmente, quien acabó imputado fue el abogado por un delito de calumnias.
Los tribunales gallegos optaron por condenarle. Una multa de 2.160 euros y la obligación de indemnizar con 500 euros al magistrado. “Estas expresiones van más allá de las críticas que pueden molestar o disgustar a la persona”, dijo la Audiencia de Pontevedra. Sus expresiones y acusaciones, añadió este tribunal para confirmar su condena, “tienen una naturaleza inequívoca, y van dirigidas al juez”.
Ha sido la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo la que ha decidido absolverle. Sus expresiones, denuncian los magistrados, “no solo son desafortunadas e impropias de lo que debe ser la actuación de un Letrado ante un órgano judicial, sino, además, innecesarias y objetivamente ofensivas, pudiendo incluso rebasar los límites a la libertad de expresión”. Los jueces, reconocen, “pueden enfrentar críticas más duras que los ciudadanos que no ocupan cargos públicos” y un abogado tiene ese derecho en sus escritos de defensa.
Cinco factores llevan al Supremo a absolver al letrado: defendía a una persona en un proceso penal, el objeto de sus críticas era un juez, sus expresiones fueron vertidas en un único escrito que no trascendió fuera del procedimiento, solicitaba su efectiva imputación por prevaricación y, finalmente, su condena de multa llevaba aparejada una responsabilidad personal subsidiaria que puede llegar hasta el encarcelamiento.
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