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En busca del ADN de su padre desde 1963: la paciencia “a prueba de bombas” de un vecino de Sevilla

Acceso al cementerio de Morón de la Frontera, donde está enterrado el padre de José Luis Malagón.

Fermín Cabanillas

Sevilla —

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José Luis Malagón tenía 19 años cuando murió su padre. Ahora tiene 81. Lleva desde 1963 intentando que no tenga que llamarle “presunto padre”, con distintas acciones judiciales que incluso han terminado con la exhumación de dos cadáveres para determinar si su ADN coincide con el de su progenitor o sus descendientes.

El penúltimo capítulo de esta historia se produjo en la mañana del 20 de diciembre de 2023 en el cementerio de Morón de la Frontera. Ese día, una comisión judicial con la presencia de la abogada María Peralta (entonces en Bufete Osuna y hoy en Bandua Legal), era la encargada de desenterrar dos cadáveres para extraerles muestras genéticas y comprobar si coinciden con las de Malagón.

Con todo, se trataba de determinar si una de esas personas enterradas décadas atrás era el padre de un vecino de Sevilla que en su día puso en marcha una demanda de paternidad como otros muchos, pero se encontró con demasiados problemas burocráticos que le impidieron acceder directamente al cadáver para realizarle la prueba. Por explicarlo de forma sencilla: no había constancia exacta de dónde estaba enterrado en el cementerio de Morón, así que, para más seguridad, se decidió realizar el desenterramiento de dos cuerpos, y que la ciencia hiciese el resto del trabajo.

De ocho cadáveres a dos finalmente

De hecho, inicialmente se iban a desenterrar ocho cuerpos, luego cinco, y al final fueron “solamente” dos. Todo el asunto judicial de este tema lo ha ido coordinando desde hace 12 años el Juzgado número 2 de Morón de la Frontera. El juez autorizó la exhumación de más de un cuerpo al no tener constancia de en qué tumba en concreto estarían los restos de la persona contra la que se presentó la demanda de paternidad. 

Jose Luis Malagón, durante el homenaje que recibió por sus años como docente en la Universidad Pablo de Olavide.

El cadáver en cuestión había sido inhumado en la calle San Fernando (Zona 1 del cementerio). El auto del juez decía explícitamente que se autorizaba la doble exhumación “para que el médico forense adscrito al mismo o designado, tras dicha exhumación proceda a la extracción de muestras que considere precisa de todos los restos presentes en la mencionada calle y su remisión al Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses para la realización de la prueba pericial”.

José Luis Malagón asegura a SevillaelDiario.es que, después de tantos años luchando, está “desesperado de estar desesperado”. Este catedrático de Antropología recuerda con todo detalle cómo fue su infancia, y cómo su padre se hizo cargo de todos sus gastos siempre para que nada le faltase. Sin embargo, en su testamento no había rastro de él. Toda la herencia pasó a su hermana, que sí fue reconocida oficialmente por su progenitor en vida.

“De niño se hizo cargo de todo, nunca me faltó de nada. Cuando murió yo tenía 19 años y estaba estudiando en Granada, con unos estudios pagados por él. Un abogado me dijo entonces que esto lo tenía que mover, porque todos esperaban que apareciese en el testamento, pero no fue así”. Con solo 20 años, hace 61, presentó la primera denuncia por este asunto en el juzgado de Morón. Desde entonces, con algunas pausas “por cansancio” lleva toda la vida intentando que se le reconozca como el hijo de un hombre que tuvo una relación de años con su madre, “a la que ofreció incluso que se fuera a vivir a su casa cuando se quedó embarazada, aunque ella no quiso”, y que siempre “se hizo cargo de todo lo que yo necesitaba”. Su madre, recuerda, era la sastra del pueblo, la que se encargaba, en el caso de su padre, de arreglarle los trajes.

A pesar de que toda la vida mantuvieron una relación, cuando murió su padre toda la herencia se fue a su única hija reconocida. José Luis nunca se planteó, en vida del padre, pedirle una prueba de paternidad. Ante la relación que tenían nunca pensó que le dejaría sin nada al morir, pero no fue así. Su hermana fue la que se llevó el 100 %, y, a su muerte, sus 12 hijos.

Un giro que no esperaba

Todo lo que este vecino de Sevilla ha vivido desde los 19 años dio un giro inesperado. “Yo era profesor en la Universidad y una alumna me dijo que su abuelo quería saludarme. Cuando fui a verle me encontré con la sorpresa de que había sido el administrador de mi padre, y me dijo que estaba dispuesto a certificar ante notario que sabía de mi relación con él”.

Aquello no terminó de fructificar, pero abrió los ojos a Malagón sobre una nueva vía de acción. Contactó con el Bufete Osuna de Sevilla, cuyo abogado titular, Fernando Osuna, roza el millar de casos similares al suyo tramitados en los últimos 20 años.

La denuncia presentada en 2013 especificaba que “se le está ocasionando un importante daño moral, ya que ha visto dilatado indebidamente, y por causas no imputables a él, un procedimiento judicial que, de media, suele durar un año”.

El 19 de julio de 2022, elevó un nuevo escrito ante el mismo juzgado: “Desde su incoación, la prosecución del procedimiento de reclamación de filiación no matrimonial ha venido sufriendo dilaciones indebidas en su tramitación, por sencillas procesalmente que resultasen las actuaciones. Transcurridos nueve años desde la interposición de la demanda, la situación actual del procedimiento vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva del demandante, habiéndose producido un anormal funcionamiento tanto del órgano de la Administración de Justicia, como de la Administración Municipal de Morón de la Frontera”.

A día de hoy todavía no hay un resultado claro de las pruebas de ADN realizadas a los cadáveres la mañana del 20 de diciembre de 2023. Ha sido tal el cúmulo de problemas que José Luis se ha encontrado en el camino, que el primer cadáver desenterrado hace años para saber si era su padre, finalmente era el de una mujer.

Fernando Osuna ha explicado que el caso “ya es desesperante”, y ha sufrido muchas dilaciones “porque el juzgado ha cambiado de juez en varias ocasiones, y está atascado con demasiados casos. Cada trámite que se hace ante este juzgado se tarda como mínimo ocho meses en resolverlo”, ha lamentado el letrado.

De hecho, cuando sea reconocido hijo oficialmente, tendrá derecho a recibir parte de la herencia de su padre, pero al ser una herencia ya repartida tendrá que negociar con quienes la recibieron como herederos en su día. Si no hay acuerdo, tendrá que empezar otro proceso judicial, porque la justicia español no concede en el mismo acto la paternidad y la herencia.

Con una paciencia “a prueba de bombas” José Luis Malagón sigue esperando a que todo se resuelva. No sabe qué más pruebas quiere el juzgado. “Mi padre me daba hasta su túnica de nazareno para salir en Semana Santa”, dice antes de despedirse.

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