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La Sinfónica de Sevilla levanta la batuta contra la “precariedad” para “no dejarla morir”

La ROSS en el concierto protesta que se llevó a cabo en Plaza Nueva el pasado mayo de 2016.

Sara Rojas

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Al igual que los museos abren una ventana al patrimonio pictórico universal a través de sus exposiciones, las orquestas sinfónicas “se encargan de dar vida al patrimonio musical histórico” mediante sus interpretaciones. De ahí que Miguel Domínguez, presidente del comité de empresa de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), subraye la vocación de servicio público de estas instituciones, así como el “deber de garantizar el derecho de acceso a toda la ciudadanía” por parte de las administraciones que las sustentan. Sin embargo, lamenta que la situación “cada vez más precaria” que atraviesa la ROSS desde hace unos años esté afectando a “la calidad y cantidad” de la oferta musical que ofrecen desde la ciudad hispalense.

En este sentido, el representante de la plantilla de trabajadores que compone la Sinfónica de Sevilla alude al hecho de que aún no se haya firmado el noveno convenio colectivo de la empresa, pese a que la comisión negociadora se constituyera a tal efecto en diciembre de 2021. Desde entonces “no se ha producido ningún avance”, afirma a elDiario.es Andalucía Miguel Domínguez, quien lamenta que tal coyuntura esté suscitando entre los trabajadores una sensación de “hartazgo” generalizado.

Entretanto, se ha producido un cambio en la gerencia de la empresa (constituida como sociedad anónima mercantil, pero encuadrada en el sector público con el 100% de la financiación procedente de los fondos del Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía a partes iguales), debido a “una prolongada baja por enfermedad” del anterior director gerente, Pedro Vázquez. Así pues, desde noviembre de este pasado 2022, María Marí-Pérez asume el cargo como nueva responsable en funciones de la gestión de la Sinfónica. Y si bien el comité de empresa advierte en esta nueva etapa visos de mejora, asegura que aún no se ha producido un encuentro con el consejo de administración de Orquesta de Sevilla S.A, (OSSA) que gestiona la ROSS para poder abordar las principales reivindicaciones de los trabajadores. Este periódico ha contactado con dicho órgano para recoger sus declaraciones, pero la gerente ha preferido mantenerse al margen a fecha de esta publicación.

Puntos prioritarios

Entre los puntos que la plantilla ha encomendado a sus representantes que se planteen como prioritarios, se encuentra la necesidad de mejorar los salarios. Para ello piden un plan de recuperación del poder adquisitivo que se ha ido perdiendo en los últimos años, no solo por la inflación. De acuerdo con lo expresado por el representante de los integrantes de la ROSS, la “pérdida notable de poder adquisitivo” en la plantilla responde, entre otros motivos, “a una paralización de la financiación desde hace 15 años”. Lo cual ha provocado que en la actualidad “del dinero que aportan las administraciones, casi un 95% se destina a gasto de personal”, por lo que “no queda prácticamente nada para producción y para montar una temporada de abonos de calidad con directores y solistas de prestigio basada en las primeras temporadas”, explica Miguel Domínguez.

Por otro lado, exigen también que se recuperen 13 plazas vacantes, 11 de ellas relativas a la plantilla artística, en la medida en que la merma del efectivo orquestal “afecta directamente a nuestro trabajo y al resultado de nuestras actuaciones”. Tanto es así que el conjunto musical se planteó en los años 90 con un total de 103 músicos, mientras que en la actualidad, el número ha descendido a 92. De modo que a la hora de interpretar piezas tan prestigiosas del repertorio sinfónico como la sinfonía de Mahler, no se puede mantener “la estructura con la que se concibió”. “Sería como ir a ver el Guernica y que una columna tape una parte del cuadro”, añade el presidente del comité de empresa para ilustrar el problema.

Otro de los puntos que consideran prioritario abordar es el de acordar un compromiso de calidad y relanzamiento de la ROSS, toda vez que achacan a la anterior gestión la responsabilidad de haber provocado en la Sinfónica sevillana una “pérdida importante de prestigio”. Al hilo, el representante de los trabajadores y también músico recuerda que esta orquesta profesional nació en los años 90 fruto de un proyecto de la Junta de Andalucía. Por entonces, el Gobierno andaluz se propuso formar cuatro sinfónicas en la comunidad y su puesta en marcha contribuyó desde entonces “a desarrollar el panorama musical” del sur de España. “Sin embargo, este proyecto tan importante a nivel musical, acaba sin interés de mantenimiento y cada vez más en precario”, a juicio de Miguel Domínguez.

Por último, señalan como problema acuciante y pendiente de resolver la actualización del convenio de colaboración e intercambio de servicios con el Teatro de la Maestranza. En 1995, la ROSS firmó un convenio de colaboración con la empresa que asumió la gestión de este espacio. De esta forma, la ROSS participaría de forma gratuita en 5 producciones de la programación lírica y, a cambio, podría celebrar allí 20 conciertos de su temporada de abono. No obstante, el escenario actual ha devenido en 12 conciertos de abono y 7 producciones de teatro lírico, “lo cual evidencia que ese convenio caducó en su día y a nadie le interesó actualizarlo”, apostilla el presidente del comité. “Nos están relegando a la mínima disponibilidad del escenario mientras incrementan cada vez más las producciones líricas”, deplora en nombre de los trabajadores, apelando a su vez la connivencia de una gestión de la Orquesta “que no ha sabido mantener el estatus”.

Llamamiento a las administraciones

Por entonces, se dibujó ya una “situación particular” en el panorama sinfónico nacional, pues Sevilla es una de las pocas ciudades del país que carece de un auditorio específicamente sinfónico, como sí albergan “grandes ciudades como Valencia o Zaragoza”, señala en este punto Miguel Domínguez para lanzar una propuesta a las administraciones competentes: “es hora de plantear que la capital andaluza necesita un auditorio sinfónico”.

Todo ello y mientras no se alcance una solución, arroja “un futuro incierto” para la ROSS, preocupada por los estragos que puede causar en los abonados y en el “prestigio” que se ha ido forjando la Orquesta durante las últimas décadas. Por este motivo, los trabajadores apelan a las administraciones que sustentan la institución orquestal a “tomar conciencia de la responsabilidad que supone ante la ciudadanía el mantenimiento y desarrollo de una orquesta”, cuanto más en una ciudad como Sevilla, que recibió en 2006 el reconocimiento de ser nombrada primera ciudad española de la música por la UNESCO. Fuentes de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta, preguntadas al respecto por este medio, afirman tener conocimiento de que el caso de la ROSS es uno de los temas que se tienen que abordar de inmediato y que “se está trabajando en ello”.

“Deberían cuidar este proyecto tal y como se creó en los años 90, no dejándolo morir y sin cubrir las plazas que faltan, quedando una actividad cada vez más precaria”, insiste el representante de la plantilla. Para intentar frenarlo, desde el comité de empresa anuncian un calendario de movilizaciones que arrancará con un concierto protesta similar al que se celebró en 2016 en Plaza Nueva, previsto para el mes de enero cuando las condiciones meteorológicas lo permitan. El desarrollo de estas acciones reivindicativas estará condicionado al avance de la negociación colectiva que se acordó retomar con carácter inmediato tras el nombramiento de la nueva Directora Gerente, y que todavía, según los trabajadores, sigue sin haber planteado un acercamiento.

Con todo, Miguel Domínguez confía en que la llegada de Marí-Pérez pueda relanzar el proyecto de la Sinfónica promoviendo un “trabajo conjunto”. En esta línea, reafirma que su compromiso es el de defender los intereses de los trabajadores y luchar para que su visión se tenga en cuenta. A partir de ahí, “todo es negociable”. “Somos flexibles, podemos aceptar cualquier punto intermedio al que podamos llegar y satisfaga a la plantilla, pero es que no se ha producido ese encuentro”, se aqueja Miguel. Su único afán, al igual que el de sus compañeros, es el de “tocar en el teatro en las mejores condiciones” y garantizar que el público no se quede “con el Guernica a medio ver”.

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