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Terapias génicas, nanopartículas contra el cáncer o lucha contra superbacterias: así gasta España el dinero invertido en investigación biomédica

Las técnicas de edición genética para tratar pacientes aún están en desarrollo

Teguayco Pinto

España lleva más de una década de retroceso en inversión en ciencia. Los recortes comenzaron durante el último mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, que previamente había elevado el gasto en ciencia a cotas nunca alcanzadas anteriormente, aunque nunca llegaron al nivel de inversión medio de la Unión Europea. La llegada de Mariano Rajoy no hizo sino empeorar la situación, recortando el presupuesto de I+D a niveles inferiores a la década de los noventa. Sin embargo, los investigadores españoles no han cejado en su empeño de sacar proyectos adelante, algunos de ellos, con resultados prometedores en el ámbito de la salud.

Repasamos algunas de las investigaciones biomédicas más interesantes de los últimos años y que han sido financiadas fundamentalmente con dinero público. Terapias dirigidas a enfermedades raras, desarrollo de nanopartículas para detener el cáncer o la creación de nuevas estrategias para luchar contra las superbacterias, son solo algunos de los muchos proyectos que salen adelante gracias a la investigación pública.

Las terapias génicas

El presente siglo está siendo dominado por el revuelo que han generado las nuevas técnicas de edición genética, llamadas CRISPR, y su potencial para desarrollar tratamientos en el futuro. Aunque no se hayan desarrollado terapias en humanos, ni se vayan a desarrollar a corto plazo, la realidad es que el potencial de esta técnica, que nació en 2013 gracias un proceso observado por el investigador valenciano Francis Mojica, está fuera de toda duda.

“Es una herramienta potentísima que lo ha cambiado todo”, explica a eldiario.es el investigador del Centro Nacional de Biotecnología, Lluis Montoliu. “No solo podemos hacer cambios a voluntad con una precisión que antes no conocíamos sobre cualquier gen, sino que podemos hacer modificaciones que antes no podíamos ni soñar”. 

Aunque “los métodos CRISPR aún no son seguros para su traslado a seres humanos porque aún no controlamos los resultados de la modificación”, asegura Montoliu, sí se pueden utilizar para obtener modelos animales con las mismas alteraciones genéticas que un ser humano. Gracias a esta técnica, Montoliu ha conseguido reproducir ratones con variaciones genéticas específicas que producen albinismo y que van acompañadas de una importante pérdida de agudeza visual.

El objetivo es utilizar estos animales para ensayar fármacos que contienen herramientas CRISPR que eliminarían esta alteración genética, revirtiendo así pérdida de visión. El encargado de desarrollar estos compuestos es el especialista en nanotecnología José Luis Pedraz, investigador principal del grupo NanoBioCel de la Universidad del País Vasco, que “ha creado una especie de nanogotita que es capaz atravesar la membrana de la célula, llegar a hasta el núcleo y depositar las herramientas CRISPR”, explica Montoliu.

Nanotecnología para frenar la metástasis

En el ámbito de la nanotecnología aplicada a la medicina también trabaja la investigadora María de la Fuente, de la Unidad de Nanoncología del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela y que coordina el proyecto Metastarg, cuyo objetivo es desarrollar terapias innovadoras para el tratamiento del cáncer de pulmón.

“La nanotecnología ha sido una revolución en muchos sectores y también lo está siendo en medicina”, explica a de la Fuente a eldiario.es. “Las nanopartículas son capaces de viajar en el torrente sanguíneo y podemos dirigirlas hacia los tumores, lo que nos permite liberar fármacos de manera controlada, mejorando la eficacia y reduciendo los efectos secundarios”, asegura.

Pero el objetivo del proyecto es algo más complicado, ya que no consiste en llegar al tumor en sí, sino en desarrollar nanopartículas que permitan detectar lo que se conoce como micrometástasis ocultas, que son pequeños grupos de células metastásicas que resultan muy difíciles de localizar y que son el germen para el cáncer se termine propagando por diferentes órganos.

“Llegar a la metástasis es bastante más complicado y para ello nos basamos en una tecnología que hemos desarrollado en nuestro grupo, ya que hemos identificado un biomarcador específico de las células metastásicas”, explica De la Fuente. La idea es generar nanoemulsiones que detecten estos pequeños grupos de células y liberen terapias específicas, de forma que se interrumpa la progresión de la metástasis y el cáncer no se propague.

La primera inmunoterapia española contra el cáncer

Entre los posibles tratamientos que se han desarrollado en los últimos años en la lucha contra el cáncer, también destaca la inmunoterapia, un técnica que consiste en entrenar al propio sistema inmune para luchar contra la enfermedad.

El mes pasado, investigadores varios hospitales españoles publicaron los datos preliminares de la primera inmunoterapia contra el cáncer de origen español, mostrando que la terapia es segura y que el fármaco, denominado BO-112, ha conseguido controlar la enfermedad en el 58% de los casos y reducir el tumor en el 17%.

“Nuestra intención es seguir avanzando en el conocimiento del perfil de seguridad, mecanismos de acción de BO-112 así como averiguar si hay más eficacia y cuánto de duradera es ésta en pacientes a los que no les ha funcionado una terapia previa”, explica el codirector del proyecto y oncólogo del Gregorio Marañón Iván Márquez Rodas.

El proyecto nació en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas en 2008, que apenas dos años después licenció el BO-112 a la start-up española Biocontech, que surgió específicamente para llevar a cabo el desarrollo industrial del fármaco. Es el primer medicamento desarrollado en este centro que se prueba en humanos y la responsable del proyecto en su fase inicial, Marisol Soengas, se ha mostrado “orgullosa” dado que “los científicos tenemos generalmente pocas oportunidades de ver cómo nuestros resultados del laboratorio se acercan de modo directo al paciente”.

Secuenciación del genoma contra el cáncer infantil

También durante los últimos años se han desarrollado otras terapias gracias a la secuenciación del genoma que permiten a los investigadores desarrollar tratamientos dirigidos de forma específica para cada tumor. En este sentido destaca el programa Comik (siglas en inglés de Medicina Ómica en Niños), desarrollado por la investigadora del Servicio de Oncología Pediátrica del Hospital Universitario Vall d’Hebron Soledad Gallego y cuyo objetivo es obtener tratamientos personalizados para tumores sólidos infantiles. 

“Analizar los tumores a nivel molecular nos permite identificar las mutaciones u otras anomalías propias del tumor de cada paciente, es decir, obtener su firma molecular”, explica Raquel Hladun, otra de las investigadoras involucradas en el proyecto. El análisis se realiza a partir de una pequeña muestra del tejido tumoral que luego se implanta en ratones. De este modo, los tumores evolucionan en los animales y las investigadoras pueden probar diferentes tratamientos.

Gracias a este programa, que se implementó en el año 2016, las investigadoras han conseguido identificar dianas moleculares para aplicar terapias personalizadas en el 35% de los 40 pacientes que han participado en Comik. “A medida que nuestro conocimiento del cáncer infantil avanza, gracias a los datos generados por nuestro proyecto y por otros similares que se están llevando a cabo a nivel internacional, somos capaces de definir nuevas dianas moleculares e impulsar el desarrollo de nuevas terapias”, concluye Hladun.

Una nueva estrategia contra las superbacterias

Más allá de la lucha contra el cáncer, los investigadores españoles también están involucrados en proyectos relacionados con temas de preocupación global, como la lucha contra las superbacterias. Durante los últimos años muchas instituciones internacionales han tratado de alertar a la población sobre el creciente número de bacterias que se están volviendo resistentes a los antibióticos, por lo que están tratando de promover una racionalización del consumo de estos fármacos, así como una mayor inversión en investigación de nuevos medicamentos. 

Sin embargo, la realidad es que “es muy difícil encontrar nuevas moléculas, incluso hay gente que piensa que no es posible”, explicaba el investigador del Centro Nacional de Biotecnología Daniel López en una entrevista concedida a este diario.

Este especialista en superbacterias, que se trajo su laboratorio desde Alemania hace cuatro años, ha propuesto una nueva estrategia para luchar contra estas bacterias que no pasa por la creación nuevos antibióticos, sino por darle una nueva oportunidad a los que ya existen. “Hemos conseguido que las bacterias se vuelvan de nuevo sensibles a los antibióticos de uso rutinario”.

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