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Los últimos hallazgos, bulos y datos sobre el cambio climático para afrontar 2018

2017 ha marcado un nuevo récord de concentración de CO2 atmosférico

Teguayco Pinto

A lo largo del pasado año se han escrito multitud de noticias, blogs o mensajes de redes sociales hablando del cambio climático y sus efectos. Algunos hacían referencia a sucesos reales, otros, no eran más que bulos originados al calor de un negacionismo climático que, pese a estar en retroceso, aún genera dudas entre la sociedad. Repasamos las noticias más importantes de 2017 sobre el calentamiento global y valoramos algunas de las predicciones que se han hecho de cara a este nuevo año.

La noticia climática ha sido, sin duda, el abandono de EEUU del Acuerdo de París. La fuga de uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero ha supuesto un duro golpe para los acuerdos climáticos, especialmente tras la presentación de un informe del Global Carbon Project en la conferencia de Naciones Unidas celebrada el pasado mes de noviembre, en el que se mostró cómo las emisiones de dióxido de carbono han vuelto a crecer después de permanecer sin cambios durante tres años.

Tras la salida del país norteamericano, todas las miradas están puestas en China, principal emisor a nivel mundial. El gobierno del país asiático tiene un ambicioso plan para reducir sus emisiones, con una fuerte apuesta por la energía nuclear y las renovables. Además, en 2018 comenzará a operar el primero de los ocho proyectos de captura de carbono a gran escala que permitirán reducir sus emisiones en unos 9 millones de toneladas de CO al año.

La decisión de EEUU, que ha sido universalmente criticada y que ha convertido al país norteamericano en el único estado del planeta que está fuera del acuerdo, fue ejecutada por el hombre que ha encarnado el negacionismo climático más irracional, el presidente Donald Trump.

El mandatario estadounidense representa un negacionismo que no cuenta con respaldo científico alguno y se ha alineado con medios como el portal de noticias Breitbart, que durante 2017 propagó varios bulos sobre el calentamiento global, que han sido desmentidos en diversas ocasiones. Este medio fue dirigido durante varios años por Steve Bannon, estratega jefe de la Casa Blanca y consejero de Trump hasta el pasado mes de agosto.

El falso debate sobre la falta de consenso

La estrategia de asegurar que no existe consenso entre la comunidad científica, magnificando las discrepancias e ignorando los amplios consensos alcanzados, tiene un impacto sobre la sociedad, cuya opinión sobre el cambio climático nada tiene que ver con la de los climatólogos. Gracias a un estudio publicado en julio del pasado año, se supo que el 51% de los europeos cree que la actividad humana no es la principal responsable de las alteraciones del clima.

Sin embargo, la mayoría de las instituciones científicas nacionales e internacionales coinciden en que el calentamiento global es un hecho constatado y que, en su mayor parte, es debido a la actividad humana. Además, los datos y las investigaciones realizadas a lo largo del último año no hacen más que evidenciar el aumento de las temperaturas medias globales, la pérdida de hielo ártico y la subida del nivel medio global del mar.

Nada más comenzar 2017, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y la NASA confirmaron que 2016 había sido el año más caluroso jamás registrado, siendo la tercera vez consecutiva que se batía esta marca, tras los récords de 2015 y 2014. Las temperaturas alcanzadas ese año fueron, en promedio, 0’99 ºC superiores a las que se daban a mediados del siglo XX.

Aunque aún no se dispone de los datos de todo 2017, este año será uno de los tres más cálidos desde que se tienen registros, ya que las temperaturas superficiales globales medidas durante los primeros seis meses estaban 0’94 °C por encima del promedio de las de mediados del siglo pasado. Además, una revisión preliminar de los datos totales realizada por el Servicio de Cambio Climático del Centro Meteorológico Europeo indica que 2017 es el segundo año más cálido después de 2016.

Pérdida de hielo en los polos

Durante 2017 también se ha constatado la pérdida de hielo ártico. La cobertura del hielo marino se ha reducido cada década desde 1979 en torno a un 4% y, en marzo de 2017, el máximo de hielo alcanzó un mínimo histórico por tercer año consecutivo, con menos de 14’5 millones de kilómetros cuadrados, según datos del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo (NSIDC, por sus siglas en inglés).

El pasado mes de diciembre, un informe publicado por la NOAA confirmaba las previsiones del NSIDC y aseguraba que la extensión de hielo marino durante el mes de marzo fue un 8% más baja que el promedio medido entre 1981 y 2010, mientras que el mínimo de septiembre fue un 25% más bajo. Además, este documento también informaba sobre la situación de Groenlandia, que cada año pierde unas 270 mil millones de toneladas de hielo.

En la Antártida también se ha producido un mínimo histórico de hielo marino, que cayó a poco más de 2 millones de kilómetros cuadrados en marzo del pasado año, el valor más bajo desde que se tienen registros. Sin embargo, los científicos no han podido esclarecer las causas de esta reducción, dado que, a diferencia de lo que ocurre en el Ártico, en los últimos años el hielo marino antártico se había ido expandiendo progresivamente, hasta marcar un récord en 2014, con más de 20 millones de kilómetros cuadrados.

Los efectos concretos del cambio climático

Otro de los grandes hitos de 2017 ha sido la mejora a la hora de atribuir eventos meteorológicos al cambio climático. Hasta hace muy poco tiempo, el consenso general entre los investigadores era que, si bien el cambio climático puede aumentar la frecuencia y la probabilidad de eventos meteorológicos extremos, como sequías, inundaciones o huracanes, no había forma de determinar si un evento particular había sido provocado directamente por el calentamiento global.

Sin embargo, el último número de la revista de la Sociedad Meteorológica Americana, publicado el pasado mes de diciembre, contiene varios estudios que demuestran que “algunos eventos extremos no habrían sido posibles en un clima preindustrial”. Por primera vez en la historia de la revista, se señalaron varios eventos que no solo fueron influenciados por el cambio climático, sino que no podrían haber ocurrido sin él.

Los estudios publicados analizaron 26 eventos ocurridos durante 2016 y concluyeron que en 21 el cambio climático había jugado un papel significativo y, lo que es más relevante, tres de ellos, los récord de temperaturas globales, las olas de calor extremo en Asia y la mancha de agua cálida frente a las costas de Alaska, habrían sido imposibles sin el cambio climático.

Otros eventos, como la gran sequía que azotó el sur de África, no fueron provocados íntegramente por el cambio climático, aunque se mostró que había sido “el principal responsable” del aumento de sequías en la región. Sin embargo, en otros casos, como la sequía que azotó Brasil o los incendios que asolaron Alberta, los científicos descartaron que el cambio climático tuviera un papel significativo.

Un posible aumento de demandas climáticas en 2018

Precisamente la atribución de algunos eventos concretos al cambio climático está haciendo que algunas organizaciones ciudadanas empiecen a plantearse la posibilidad de demandar a aquellas empresas que han minusvalorado de forma consciente e interesada la importancia del cambio climático y sus consecuencias.

En este sentido, en un artículo publicado el pasado mes de agosto en la revista Nature Geoscience, varios especialistas legales de EEUU y Reino Unido argumentaron que “las mejoras en la ciencia de la atribución” están empezando a permitir “la identificación de riesgos crecientes de impactos sobre la propiedad, los activos físicos y las personas”, con lo que los estudios de atribución podrían impulsar un aumento de los litigios sobre cambio climático en el futuro.

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