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Los dos casos de gripe aviar H5N1 detectados en trabajadores de una granja en España no fueron infecciones reales

Fotografía de archivo. EFE/Qilai Shen

Sergio Ferrer

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En otoño de 2022 se detectaron dos casos de gripe aviar H5N1 en dos trabajadores de una granja de Guadalajara en la que había un brote. El hecho de que ambos permanecieran asintomáticos —la enfermedad genera una neumonía muy grave en humanos— y las bajas cargas virales detectadas hicieron sospechar desde el principio que la infección no había llegado a producirse, sino que simplemente el material genético del virus había llegado a la nariz de los empleados.

La Evaluación rápida de riesgo publicada entonces por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) ya aseguraba que “no se puede descartar que se trate de una contaminación de la mucosa nasal o faríngea”. El análisis sobre estos casos publicado este jueves en la revista Eurosurveillance, que incluye datos serológicos, apoya esta teoría.

La posibilidad ya fue adelantada por la directora de la Unidad de Virus Respiratorios y Gripe del Centro Nacional de Microbiología (CNM-CSIC) y coautora del estudio, Inmaculada Casas, en una entrevista concedida a elDiario.es a principios de octubre tras el anuncio de la primera detección. “Es lo que se está barajando. Si hubiera habido una infección activa el paciente habría tenido una sintomatología grave porque la gripe aviar en humanos produce una mortalidad altísima (…). Eso, unido a que la carga viral (...) era muy baja, sugiere que la entrada del virus no ha sido por una infección, sino por una contaminación del polvo que la persona estaba respirando en ese momento”.

El estudio publicado ahora en Eurosurveillance analiza con detenimiento los dos casos españoles. “La ausencia de síntomas en ambos trabajadores, junto con los resultados de laboratorio, que mostraron una carga viral muy baja y la ausencia de anticuerpos H5 específicos contra el virus, sugieren que los resultados positivos de la PCR fueron muy probablemente debidos a la contaminación ambiental”, escriben los autores. Esto, a pesar de que todas las muestras nasofaríngeas “fueron tomadas fuera de la granja en un centro sanitario”. Ambos trabajadores utilizaron equipos de protección personal, incluidos guantes y mascarillas FFP2.

Los investigadores también confirmaron que el virus detectado era influenzavirus A subtipo H5N1 de alta patogenicidad perteneciente al nuevo clado que circula desde 2020 por un área cada vez más extensa del planeta.

Casas aclara que no estamos ante un falso positivo por una contaminación en el laboratorio, sino por la contaminación ambiental a la que se expone el personal de las granjas avícolas durante la gestión y limpieza de un brote. “Los trabajadores llevan equipos de protección personal, pero hay muchísima concentración de polvo en suspensión y el riesgo de que ese material sea respirado es alto”, explica.

La importancia de cambiar los protocolos

El documento también ahonda en los motivos que provocaron los cambios en los protocolos que llevaron a esta situación. Hasta la temporada 2021/22 solo se había detectado la gripe H5N1 en un ave salvaje en España. Desde enero de 2022 los brotes superaron los 193. Esto llevó a actualizar los protocolos en marzo de 2022 para vigilar a todos los trabajadores expuestos a animales infectados.

Analizar a personas expuestas asintomáticas de forma precautoria refuerza la vigilancia, pero conlleva el riesgo de obtener resultados de difícil interpretación como en este caso. Es por eso que el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) no recomendaba analizar a personas asintomáticas expuestas. En aras de la cautela, algunos países —como España desde marzo de 2022— decidieron incorporar estos test a sus protocolos.

“Sin embargo, estos dos resultados positivos en trabajadores asintomáticos plantean el problema de una clasificación errónea por posible contaminación ambiental”, explican los autores en Eurosurveillance. Como cualquier positivo detectado debe ser declarado obligatoriamente al ECDC, “los falsos positivos tienen consecuencias negativas que incluyen el estigma social, el uso innecesario de intervenciones, el impacto económico para la industria y las dificultades en la comunicación del riesgo a la población”.

La conclusión del trabajo es que los protocolos de salud pública “deben especificar las condiciones y el momento adecuados” para la toma de muestras para así “minimizar las posibilidades de contaminación”. Por ello, España actualizó sus protocolos este mes para que los casos humanos solo se consideren como confirmados si las muestras “se toman en condiciones higiénicas adecuadas” y “cinco y siete días tras la última exposición”, “evitando la muestra tras la jornada laboral”.

Para Casas esta historia demuestra que los protocolos en España “están muy bien implementados” mediante la llamada vigilancia activa: “Si hay un grupo de trabajadores en una granja infectada hay que prevenir antes que curar y lo hemos hecho siempre así. Así se pueden ver positivos que sean contaminaciones ambientales y descartar que existe una infección, porque esperar a que las personas tengan síntomas sería un problema para ellos”.

La otra cara de la moneda es que “nuestro sistema es tan sensible que se crea el estigma de que en España hay dos casos positivos, cuando en realidad permite detectar en momentos de máximo riesgo, como el sacrificio de gallinas enfermas, si los trabajadores tienen un problema”.

“Me parece muy apropiado cambiar el protocolo para evitar en lo posible estos falsos positivos por contaminación ambiental: que se tomen las muestras en un centro médico y no las instalaciones de la granja y que hayan pasado unos días desde el último contacto con el área contaminada”, explica Elisa Pérez, viróloga veterinaria en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA - CSIC) en declaraciones a Science Media Center (SMC).

Los dos casos españoles se suman a los detectados en Reino Unido y Estados Unidos durante 2022, también asintomáticos y probablemente también debidos a una contaminación. Los CDC de Estados Unidos ya se expresaron en términos similares a los del CCAES al explicar en abril de 2022 que “aunque es posible que la detección (...) sea el resultado de una contaminación superficial de la membrana nasal, eso no puede determinarse en este momento y el resultado positivo de la prueba cumple los criterios de un caso H5”.

En contraste, una niña de 9 años infectada por gripe H5N1 en Ecuador a finales del año pasado sufrió una neumonía que requirió soporte ventilatorio, aunque evoluciona favorablemente. Otra niña de 11 años falleció a causa del virus en Camboya esta misma semana. Ambas habían estado en contacto cercano con aves infectadas.

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