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La Comunitat Valenciana anticipa uno de los grandes debates que traerá la Lomloe: la agrupación de asignaturas

Alumnos de un instituto de Cantabria.

Daniel Sánchez Caballero

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El debate está siendo encarnizado y, aunque de momento solo atañe estrictamente a la Comunitat Valenciana, docentes de toda España anticipan una discusión que probablemente les va a llegar en cursos venideros. La decisión del Gobierno de la Generalitat de introducir los ámbitos de manera obligatoria en 1º de la ESO ha partido a la comunidad educativa: profesores y asociaciones de familias se dividen entre quienes los ven como un avance en varios campos (“están mejorando los resultados”, aducen) y los que sostienen que suponen un paso atrás de consecuencias catastróficas (“si mejoran los resultados es porque se ha bajado el listón”, replican).

Como las competencias, los ámbitos no son un elemento nuevo en la Educación. Consisten básicamente en agrupar varias asignaturas –afines entre sí, a poder ser– en una e impartir todo junto para relacionar los distintos conocimientos. Por ejemplo, Matemáticas y Física. O Historia y Lengua. Idealmente, varios docentes de las diferentes asignaturas juntadas se ocuparían de ese ámbito, de manera que cada profesor pueda incidir en su especialidad. En la práctica, aseguran los docentes valencianos, no está pasando y es un solo profesor el encargado de enseñar varias materias. Hasta ahora, y con la excepción de la Comunitat Valenciana, los ámbitos se habían limitado a algunos programas de refuerzo o atención a la diversidad, pero la Lomloe los contempla para todo el alumnado, sobre todo para el de 1º de la ESO.

Los ámbitos se suponen, dice la teoría, más próximos a la nueva ley educativa, que busca una enseñanza más práctica, más aplicada, y a la realidad (que no se compartimenta en áreas de conocimiento estancas como las asignaturas) y que además facilitan el siempre complicado tránsito de Primaria, donde un mismo docente enseña muchas cosas, a Secundaria, en la que el profesorado está especializado en su materia y el número de asignaturas se multiplica.

Sus detractores replican, simplificando, que no tienen respaldo científico alguno, que realmente implican una bajada del nivel educativo porque diluyen el contenido de las materias agrupadas, suponen tener a profesores que se han especializado en algo enseñando otra cosa y que no tienen sentido aplicados con trazo grueso para todos: pueden servir en determinadas circunstancias para determinado alumnado, especialmente el que tiene más problemas de rendimiento.

Y se pronunció la Justicia

El caso es que la Comunitat Valenciana se adelantó a la Lomloe e implantó los ámbitos con carácter general tras la pandemia. Se suponían, así se explicó en principio, temporales. Pero se quedaron. Y cuando la Generalitat los impuso como definitivos y obligatorios para el primer curso de la ESO se formó el pandemonio entre la comunidad docente. La última página de esta batalla educativa que dura ya dos cursos pero está más viva que nunca la escribió el Tribunal Superior de Justicia de la región (TSJCV) la semana pasada, cuando atendió un recurso de UGT y paralizó de manera cautelar la aplicación obligatoria de los ámbitos: se ha hecho con “premura” y no hay tiempo para prepararla, afirma el Tribunal.

Que llevara dos años aplicándose, desde la vuelta post confinamiento, no ha parecido influir en los jueces. “Nada obsta que se haya aplicado la agrupación por ámbitos de conocimiento en los cursos anteriores atendiendo a la propuesta de los centros educativos dentro del ejercicio de su autonomía, pues lo que se suspende es la aplicación de manera obligatoria e imperativa. Lo dicho determina que si un centro educativo considera aplicable la agrupación, nada impide que así se realice”, dice el auto.

Así, cada instituto tendrá que decidir ahora si los aplica o no a través del claustro (compuesto por el profesorado del centro) o del Consejo Escolar (que incluye también a familias y alumnado), ni siquiera en esto se ponen de acuerdo las partes. En cualquier caso, esta especie de encuesta masiva servirá al menos para cuantificar las fuerzas de cada grupo cuando se conozcan los resultados. Por el momento hay asociaciones de familias y docentes a ambos lados, los dos grupos se consideran mayoritarios –quizá hagan más ruido, el menos en redes, los opositores– y la Consejería de Educación valenciana tiene claro que su modelo son los ámbitos para todos.

Para este curso que viene no parece que ninguna otra comunidad se vaya a animar con esta medida. Asturias sí los ha incluido en sus instrucciones para el año escolar y envió hace unos días una circular a los centros para que se los planteen, aunque de manera voluntaria en este caso. No va a pasar este curso, aventura el director del IES Mata Jove de Gijón y presidente de la asociación de directivos de centros públicos de Secundaria Adespas, César González: “Con estas prisas es imposible, creo que ningún centro lo va a aplicar, al menos no los de más de línea 4 (cuatro grupos por curso) porque esto había que haberlo planificado en junio”. El mandatario es consciente del debate que han levantado en la Comunitat Valenciana y se confiesa partidario parcial: “En Asturias, por lo que yo sé de otros directores, nos parece una buena medida para la atención a la diversidad del alumnado que viene de Primaria”. O sea, bien en algunos casos, para algunos alumnos.

De “mejoran los resultados” a “baja el nivel”

Irene Murcia, profesora de Matemáticas en un instituto de la comunidad y presidenta del OCRE (Observatori Crític de la Realitat Educativa), una de las principales plataformas opositoras, sostiene que “miles de personas [las agrupadas en torno a las asociaciones] defendemos la voluntariedad de los ámbitos. Respetamos que lo hagan los centros en los que llevan haciéndolo desde hace dos años (unos poquitos antes) de forma voluntaria. En algunos barrios de Valencia, como la Fuente de San Luis, con un alumnado con unas características concretas para que esto funcione, con mucho alumnado de un nivel socioeconómico bajo, funcionan porque se baja el nivel y así se consiguen mejores resultados”.

Laura Julià, directora del IES Fuente de Luis, rechaza la afirmación de Murcia por inexacta. “El nivel socioeconómico del alumnado en el instituto y el barrio es muy variado, como lo son los colegios de Primaria adscritos que tenemos”, empieza. “Tenemos alumnos de todo tipo, incluidos deportistas de élite”, explica. Y cuenta que llevan ocho años empleando los ámbitos de manera voluntaria con gran satisfacción de profesores, alumnado y familias. “Murcia no es portavoz de este centro, no ha venido nunca y no lo conoce”, se revuelve. En la votación que el TSJCV les ha obligado a hacer ha salido seguir con ellos por unanimidad, ni un voto en contra en el claustro ni en el consejo escolar, relata Julià. Tanta experiencia exitosa tienen que también se dedican a enseñar cómo trabajan a otros institutos interesados en aplicar los ámbitos, explica la directora.

Este es uno de los principales –el principal, quizá– argumento de quien no quiere los ámbitos impuestos. Juntar varias asignaturas en una diluye los conocimientos que se imparten y además obliga a los docentes a enseñar cosas que no son de su especialidad, aseguran. “Tenemos centenares de experiencias negativas de docentes, penosas en algunos casos, y no estamos dispuestos”, continúa Murcia. “En el acuerdo que hemos hecho entre UGT y la plataforma remarcamos que quien quiera que lo haga con docentes especialistas. Si hay uno de Matemáticas que quiere hacer un ámbito con otro de Tecnología, que se ocupen y se responsabilicen de ese ámbito, pero que no que sea solo uno solo de Matemáticas el que dé las dos cosas, por ejemplo”.

Toni González Picornell es director del IES Pare Vitòria de Alicante y presidente de Fedadi (Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos) y defensor de los ámbitos. “Veníamos con una progresión positiva muy positiva. La Consejería está sacando datos de éxito escolar comparado con antes de la pandemia y ha habido un incremento del éxito escolar del 5%”, defiende.

Pero es a costa de bajar el listón para que más gente lo supere, se le trasladan los argumentos de la otra parte. “No hay bajada de nivel”, rebate. “Lo que se pretende es dar al alumnado la base para que cada uno profundice en aquello que más apropiado le resulte en cada momento. La sensación que nos transmite el alumnado que ha trabajado con ámbitos es que le ha gustado, entre otras cosas porque no pasan de unas pocas asignaturas [en Primaria] a tener más de diez [en la ESO]. Estaban trabajando con ocho en 1º hasta ahora, lo que facilitaba la transición”.

Su compañero César González, de Gijón, se encuentra en una postura a medio camino. “En general en Asturias, por lo que yo sé de otros directores, nos parece una medida buen para la atención a la diversidad del alumnado que viene de Primaria. Los ámbitos pueden dar respuesta a un perfil determinado de alumnado –de bajo nivel socioeconómico–, un alumno que con cinco materias en vez de diez y una metodología diferente pueda alcanzar sus objetivos”, reflexiona.

Y explica que no tienen por qué ser un todo o nada: “También existe la opción de que parte del grupo esté en ámbitos y parte no... es complejo. Pero creo que es interesante la diversidad de opciones”.

La plataforma No als àmbits sostiene que “no existe ninguna evidencia científica que avale las supuestas bondades” de los ámbitos y que la caída de la exigencia para el alumnado se da cuando “el profesorado baja el nivel en aquellas asignaturas en las que se siente inseguro por falta de conocimientos, y que imponerlos como obligatorios es una medida ”política encaminada a bajar el número de suspensos a cualquier precio“. Además, señalan en su decálogo que ”las carencias educativas derivadas de esta enseñanza perjudican especialmente al alumnado socialmente desfavorecido, que ya estas familias no pueden compensarlas experiencias educativas externas“ (clases particulares o actividades similares).

Las familias también disienten

Las familias valencianas también están divididas. La Confederación de Ampas Gonzalo Anaya sostiene que “es evidente que es necesario un cambio en la metodología docente”, en palabras de su presidente, Rubén Pacheco, quien alude al alto fracaso escolar para justificar su afirmación. “Que se impartan materias por ámbitos no implica que en ciertos momentos no se esté planteando determinado contenido concreto de la manera clásica. Nadie dice que no se pueda dedicar un día 45 minutos seguidos a hablar de ecuaciones. Lo que se pide es que de manera transversal se vaya intercalando los contenidos de las materias de ese ámbito”.

Su homóloga de la Confederación Covapa, Sonia Terrero, cree que el problema es la escasez de docentes para impartir los ámbitos en condiciones, con más de un profesor por clase, y que se obvie la especialización de los profesionales diluyéndola en ámbitos. Tampoco le gusta a Covapa que sean obligatorios o que elija el profesorado a través del claustro. “Que se decida en el Consejo Escolar”, pide Terrero.

El curso está a punto de empezar y el TSJCV tendrá que tomar una decisión definitiva respecto a los ámbitos, toda vez que la decisión de suspender los ámbitos fue cautelar y no entraba en el fondo del recurso planteado por UGT con el apoyo de las plataformas opositoras. Lo que es seguro es el debate, que ha traspasado las fronteras de la comunidad ante la certeza del profesorado de que es cuestión de tiempo que llegue a todos, promete alargarse en el tiempo. Los opositores prometen pelea. Consideran los ámbitos una aberración y el ejemplo valenciano muestra que están dispuestos a dar la batalla. En su contra tienen la ley, que los contempla, aunque no los impone por sí misma, y lo que parece una cierta disposición de las administraciones a implementarlos.

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