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Leoncio, uno de los pacientes curados después de diez días ingresado por coronavirus: “Me entregué a los médicos”

Un hombre pasea cerca de la puerta de entrada al centro de mayores de Valdemoro.

Laura Galaup

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“Oía al médico decir: esto ha sido el centro de mayores, el centro de mayores”. Este es uno de los recuerdos que Leoncio guarda de sus primeras horas ingresado en el Hospital Infanta Elena de Valdemoro (Madrid). Este jubilado de 66 años acudió la noche del pasado 4 de marzo a urgencias porque llevaba unos días sin respirar bien y comenzó a tener fiebre. “Me encontraba muy cansado. Me llevaron a un box y en la cama no podía tumbarme de lado porque respiraba mal”, cuenta por teléfono a eldiario.es, ya recuperado y haciendo cuarentena en casa, desde que el 14 de marzo fue dado de alta, tal y como figura en su informe médico.

En el hospital le diagnosticaron una neumonía y le confirmaron que había dado positivo por Covid-19. Hasta entonces se estaba tratando una bronquitis. Unos días antes del ingreso había estado en el centro de mayores de Valdemoro tomando un café con un amigo. “Me preguntaron si había estado allí. Le oía preguntárselo a todo el mundo”. Este recurso de ocio se convirtió en uno de los primeros focos de esta enfermedad entre la tercera edad. 48 horas después de la entrada de Leoncio en el hospital, la Consejería de Sanidad confirmaba que 15 de sus usuarios se habían contagiado y uno de ellos había fallecido.

Coincidiendo con su ingreso, hubo más entradas por esta patología. “Entre ellos, estaba el que luego fue mi compañero de habitación”. Este vecino de Valdemoro reconoce que en aquel momento no estaba informado sobre la virulencia del SARS-CoV-2. “Siempre pensé en positivo, me entregué a los médicos. Nunca me imaginé que esto pudiera ser tan grave. Yo me encontraba mal y veía que estaba mal, pero siempre pensé en salir”, relata.

“Me pierdo un poco en la noción de las horas”, explica al no poder detallar de forma concreta cuál fue el recorrido exacto que siguió en el hospital. “Del box me llevaron a una habitación donde me conectaron oxígeno y me tomaron la fiebre. Allí me tuvieron unas horas y, como yo creo que estaba empeorando, me trasladaron a una sala en la que me pusieron la máquina de oxígeno y otra para controlarme la tensión. No era la UCI, yo lo llamaba la preUCI”, añade.

La presión asistencial en el hospital aumentó ya aquellos días, a pesar de que cuando ingresó Leoncio la cifra de positivos se limitaba a 193 casos en todo el país, lejos de los cerca de 20.000 afectados registrados este viernes. Como informó eldiario.es, en esas fechas este centro tuvo que trasladar a afectados por COVID-19 a otros emplazamientos sanitarios porque no tenían ya capacidad en su unidad de cuidados intensivos (UCI). Este jubilado reconoce el “gran esfuerzo” que han estado haciendo los sanitarios durante su ingreso. “Se lo decía continuamente, lo que están haciendo no tiene nombre. Les veía con esas batas, con las que apenas pueden trabajar. Era impresionante”, reseña.

Evitaba las visitas de sus hijas

Durante los días en los que Leoncio estaba enchufado al oxígeno en la sala que él denomina la 'preUCI', sus hijas no podían evitar acercarse a verle, a pesar de que él insistía en lo contrario al darse cuenta la facilidad de contagio. “Se colocaban a dos metros, todas con el uniforme verde, hasta el pelo tapado. Iban vestidas igual que las enfermeras. En cuanto llegaban, les hacía gestos para que se fueran”, reseña. En su casa se quedaba su mujer, que también ha tenido que pasar una cuarentena.

Los problemas que tenía en el pulmón izquierdo le impedían hablar, se fatigaba y le “costaba muchísimo” mantener una conversación, por lo que sus contactos con los seres queridos se limitaban a mensajes de WhatsApp. Según sus cálculos, tardó cinco días en ser derivado a una habitación, y en ella se encontró a un compañero que también había dado positivo. “Él estaba mejor que yo. Esta enfermedad tiene la mala ralea de que no estás con ningún familiar, estás solo. Compartir con alguien me provocó un subidón”, recuerda.

“Los médicos y las enfermeras también me dieron mucha vida. Entraban, llegaban con alegría, nos preguntaban qué tal estábamos. Te daban mucho ánimo, era lo que necesitabas”, apunta. Cuando los sanitarios abandonaban su habitación, y debido a sus problemas para hablar, transcurría sus días viendo la televisión, sin sintonizar las noticias. Dedicaban su tiempo a ver películas del oeste. Ahora ya recuperado, afronta la cuarentena también alejado de la información sobre el coronavirus. “Ahora estoy viendo un partido en diferido del Real Madrid”, explica.

“Me encuentro muy bien”

“Sé que la situación tiene que ser muy difícil. Es una pandemia. Esto no es cualquier tontería, pero intento centrarme en lo mío y no ver las noticias. Estoy mentalizado de que tengo que pasar 14 días en la habitación. Luego ya creo que podré estar con mi mujer”, indica. Su evolución en el hospital fue mejor de lo que esperaban los médicos, en un principio le plantearon que el alta se podría realizar el lunes 16 y finalmente se produjo dos días antes.

“El viernes por la tarde me quitaron el oxígeno para probarme. Fue perfecto, el pulmón ya funcionó y no me hacía falta, podía respirar”, señala. Con una radiografía y una analítica que avalaban esa mejoría abandonó el hospital, aunque sus médicos le recomendaron mantener el tratamiento médico durante cuatro días más. Ahora, ya en casa, afronta el aislamiento de forma positiva. “Respiro bien. Como muy bien. Duermo muy bien. Yo me encuentro muy bien, muy bien”, sentencia.

Agradecido a los sanitarios que le han atendido, lanza un mensaje a aquellos ciudadanos que no se están tomando en serio las instrucciones aprobadas por el Gobierno para mantener el confinamiento: “Me parecen unos inconscientes. La única solución en un caso de estos es unificar criterios e ir todos a una”. “Esto es más difícil de lo que parece”, concluye.

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