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Los sanitarios afrontan el brote de coronavirus en Madrid: “Cuento con que me voy a contagiar”

Actividad quirúrgica.

Raúl Rejón

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La multiplicación de casos de coronavirus en la Comunidad de Madrid a finales de la semana pasada pilló a contrapié a las direcciones de los hospitales que debían atenderlos. En varios centros, los sanitarios comenzaron a asistir a un número cada vez mayor de personas: empezaron a escasear mascarillas especiales y a faltar espacio para separar a los contagiados. En una semana, los profesionales sanitarios aislados por haber estado en contacto con el virus se han más que doblado y este miércoles se situaron en 375. 

“Cuento con que me voy a contagiar”, explica resignada una médico adjunta que aguarda que le amplíen el horario para hacer frente a la demanda sanitaria. Según se iban agotando los equipos de protección en los hospitales cundía el “desasosiego”, han contado este miércoles los representantes de los trabajadores ante la dirección del Servicio Regional de Salud. Un ginecólogo cuenta estos días que sus superiores les han advertido de que podrían acabar contagiados hasta un 25% de los profesionales. La Consejería de Sanidad ha dado libertad a los gerentes hospitalarios para que sustituyan las bajas automáticamente, explica un portavoz. 

“La protección de los trabajadores sanitarios es uno de los aspectos clave para la respuesta al brote del coronavirus de la COVID-19. Conseguirlo es importante para mantener funcionando los sistemas de salud”, explican en la Organización Mundial de la Salud. La OMS alertó la semana pasada de que “la escasez de equipos de protección” estaba dejando inermes a estos profesionales que componen “la primera línea de la lucha”.

Esa escasez se ha dado (y fue empeorando a lo largo del tiempo) en la Comunidad de Madrid donde algunos equipos de urgencias han reclamado por escrito que se les dispensaran mascarillas especiales de protección (Fpp2). En el hospital 12 de Octubre han pasado a racionar también el gel desinfectante para manos porque “está escaseando y va a estar contado”, relatan desde este gran centro. “Las existencias, bajo llave”, añaden. 

Una custodia que se ha tenido que aplicar en numerosos hospitales para reservar mascarillas que estaban desapareciendo. “A principios de esta semana el desabastecimiento estaba siendo ya preocupante. El Sermas ha asegurado sin cortapisas que a partir de este jueves se soluciona”, han contado desde los sindicatos tras reunirse con los directivos.

La entrada acelerada de contagiados derivó en que las médicas y enfermeros tuvieran que asistir a personas con coronavirus en salas junto a todo tipo de pacientes La escasez de mascarillas provocó que contactaran con ellos sin toda la protección. En el centro de Valdemoro, por ejemplo –uno de los focos principales de contagios– cuando aumentaron los casos con rapidez, los urgenciólogos tuvieron contacto con casos positivos y siguieron trabajando tomándose la temperatura dos veces al día.

En esos días de inicio de esta fase agravada, las medidas de restricción de movimientos en otros hospitales fueron laxas, según cuentan los propios profesionales con traslados de infectados por zonas concurridas por otros pacientes y familiares. “Hemos llegado a atender a una persona que ya había sido diagnosticada con COVID-19, pero no lo hemos sabido hasta llegar y ver a una enfermera con máscara”. También relatan que se han dilatado las medidas para los sanitarios que han estado viendo pacientes que finalmente dieron positivo por coronavirus.

En cualquier episodio epidémico, los sanitarios están expuestos a una serie de peligros. La OMS describe “el riesgo de infección, pero también turnos extendidos de trabajo, estrés psicológico, fatiga e incluso violencia física”. De ahí, insisten, la importancia de proporcionar el equipo necesario para que desempeñen su función de la manera más eficiente y segura posible. El director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha insistido desde el inicio de la epidemia de COVID-19 en que preservar las plantillas sanitarias es fundamental para contener la propagación de la enfermedad y atender a los enfermos más vulnerables: “Cuidar a los cuidadores salva vidas”, lo ha resumido. 

“No queda otra que aguantar el tipo”, reflexiona otro especialista madrileño a eldiario.es. Y luego confiesa que cada cual reacciona a su manera: “Los hay más concienciados y los que lo ven todo más apocalíptico”.

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