Daniel Arasa: “Aún nos quedan muchas cosas por explicar de la Guerra Civil”

El periodista Daniel Arasa, autor de una veintena de libros sobre la Guerra Civil Española, acaba de publicar “Jesús en guerra (1936-1938)”, en el que describe lo que ocurrió durante la contienda en el pueblo tarraconense en el que nació, Jesús, porque considera que “aún quedan muchas cosas por explicar de la Guerra Civil”.

En una entrevista con Efe, Arasa defiende que es necesario recordar “lo que pasó en la Guerra Civil en cada pueblo”, y esa es la intención de su nuevo libro, publicado por Flah Editors, donde relata lo que pasó en Jesús, una pedanía de Tortosa de 3.700 habitantes, que en 1994 se constituyó como entidad municipal descentralizada.

Arasa explica en el libro los trágicos hechos sucedidos durante la contienda civil en Jesús “no desde un bando u otro, sino de los dos”, resalta.

El periodista no escogió este pueblo solo porque fuera el sitio que lo vio crecer, sino que “en este pueblo pasaron las mismas cosas que en el resto, pero de manera magnificada”, asegura Arasa.

El autor confiesa que en un principio el libro “iba por otro camino muy distinto, empecé a hacer un libro sobre cosas del pueblo y me dije 'haré un capítulo sobre la Guerra Civil' y del capítulo resultó este libro de 800 páginas”.

Arasa, ya jubilado, explica, por ejemplo, que Jesús tuvo que cambiar dos veces de nombre, cuando los demás pueblos solo una: La primera vez fue cuando los republicanos cambiaron todos los nombres de pueblo religiosos.

Así, 'Sant Cugat del Vallès' se quedó como 'Pins del Vallés' y de 'Sant Feliu de Guíxols', dejaron solo 'Guíxols', pero “en Jesús no podían dejar medio nombre”, ríe Arasa, por lo que le pusieron el nombre de uno de los dirigentes anarquistas que murió en la Rambla de Barcelona el primer día de la guerra, 'Ascaso de Ebro' por Francisco Ascaso.

Sin embargo, en los 'Hechos de Mayo', el Gobierno de la Generalitat volvió a tomar control del pueblo y cambió el nombre a 'Molins d'Ebre', por unos molinos de harina cercanos, explica Arasa en su libro.

Lo mismo ocurrió con la persecución religiosa, que fue más “dura” porque el pueblo “tiene cerca varios conventos, la parroquia y un seminario”, subraya el periodista.

Esta situación llevó a unos 80 consejos de guerra, que son los que Arasa explora en su libro. “La investigación empezó buscando qué le había pasado a unas cuantas personas del pueblo y luego fui profundizando con los archivos, sobre todo de los tribunales militares, donde están los archivos tribunales y las acusaciones”, explica el periodista.

También ha utilizado testimonios como parte de su investigación, porque “hay cosas que solo se pueden saber por testigos”, y de ellos se nutrió para saber cómo vivía la gente en ese momento.

“Una de las cosas más importantes que ha surgido por testimonios y no documentos -precisa-, es la muerte de una mujer a la que los franquistas torturaron haciéndole beber aceite de ricino en grandes cantidades hasta matarla, pero en los archivos solo ponía que había muerto; me lo tuvo que contar una mujer que la conoció”.

Daniel Arasa, que acaba de cumplir 75 años, define su libro de “verdad histórica”, porque se confiesa “crítico” con el tema de la memoria histórica: “la memoria histórica suele recuperar solo la versión de un lado, yo he intentado conseguir las injusticias de unos y otros”.

Asegura que antes que la “memoria histórica”, es necesario “recuperar la verdad”, algo que los documentos que nos quedan no siempre reflejan.

En su opinión, esta recuperación es necesaria siempre que sea en la línea de “evitar el odio y los enfrentamientos” y de “buscar aquello tan negativo que pasó para que no vuelva a pasar nunca más”.

El autor dice que su investigación no fue fácil de desarrollar, así que “junto a otro libro”, dedicó “unos tres años” a su elaboración.

Sin embargo, Arasa no ha querido adelantar nada de ese segundo libro: “saldrá de aquí a pocos meses, porque los hice en paralelo, pero no puedo decir más”.

Por Olga Fernández Barroso