Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Las emisiones de CO2 en España cayeron un 30% durante el confinamiento por la COVID-19, sobre todo por el transporte

El habitual tráfico ha desaparecido de las calles del centro de València a causa del estado de alarma.

Raúl Rejón

3

El confinamiento de la población para atajar la pandemia de COVID-19 se ha traducido en la caída en picado de las emisiones de gases de efecto invernadero: en España se desplomaron un 32% respecto a la media de 2019. En el mundo ha sido un 17%, según una revisión realizada por investigadores de la Universidad de East Anglia (Reino Unido).



Las cuarentenas extendidas a la mayoría de los países para cortar la transmisión del SARS-CoV-2 “han llevado a cambios drásticos en el uso de la energía que no serán duraderos y deseables”, explica la coordinadora del trabajo, Corinne Le Quéré. Pero indican hasta dónde pueden llegar las políticas para la recuperación económica de la pandemia: “Existen oportunidades para hacer cambios duraderos especialmente en la movilidad, que ha supuesto la mitad del descenso en las emisiones en este periodo”, explica.

El estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, ha revisado las medidas de confinamiento de 69 países que suman el 97% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo. Estos gases son los responsables del recalentamiento de la Tierra que altera el clima. Para el 7 de abril, la mayoría de las regiones del planeta estaban en una situación similar en sus esfuerzos por impedir la expansión de la pandemia, analiza el trabajo. Entonces, las emisiones mundiales cayeron ese 17%. En la misma fecha, en España se desplomaron un 31,9%, por encima de la media europea que se ha calculado en un 27%.

El estudio calcula que la aviación ha paralizado un 75% de su actividad normal, el transporte en superficie cayó a la mitad y la generación de energía un 15%. Mientras, en las casas la actividad creció un poco, hasta el 5%. A partir de ahí, el consumo de energía de cada actividad ha marcado cuánta cantidad de CO ha estado enviando.

La enseñanza que ofrece este análisis puede encontrarse en que el transporte por superficie fue el sector que más redujo la cantidad de co2 que lanza cada día a la atmósfera. En España ha superado el 35% de caída y en el mundo ha sido todavía mayor: un 44%. La profesora Le Quéré ilustra que “por ejemplo, en las ciudades y los barrios, apoyar los desplazamientos peatonales y en bicicleta es mucho más barato y beneficioso que la construcción de carreteras. Y permite el distanciamiento físico”. El transporte es la tercera fuente más importante de GEI en el mundo después de la generación de electricidad y la industria. Su volumen supone un quinto de todo lo que se emite al aire.

La mejora en la calidad del aire derivada del menor uso de los medios de transporte a base de combustibles fósiles como los coches ya había quedado demostrado al revisar la organización Ecologistas en Acción los datos de contaminantes en la atmósfera de las principales ciudades españolas durante el confinamiento: la polución bajó un 58%. A menos gases, mejor calidad del aire. Y, básicamente, menos efecto invernadero.

El estudio calcula que el parón de los vuelos comerciales en España ha hecho que las aerolíneas emitieran un 12% menos de dióxido de carbono en el pico de caída y la generación de electricidad algo más del 15%. Son reducciones muy importantes, aunque imposibles de mantener en un contexto de cierta normalidad, como subrayan los investigadores. De hecho, las crisis económicas han traído habitualmente caídas en las emisiones de dióxido de carbono, pero de corta duración. Los rebotes han colocado esas emisiones en su trayectoria ascendente previa. La excepción la marcan las crisis causadas por factores energéticos como las del petróleo de los años 70 y 80 “que llevaron a cambios sustanciales en la eficiencia energética y el desarrollo de fuentes de energía alternativa”, explica el documento.

Efecto en el cómputo anual

El impacto de este fenómeno es probable que haga que, en 2020, se produzca el mayor recorte anual de emisiones de gases de efecto invernadero desde el final de la II Guerra Mundial. ¿Cuánto? Depende de cuándo y a qué nivel se vuelva a los mismos patrones de movilidad y actividad económica que antes de la pandemia. “Si se mantienen ciertas restricciones hasta final de año, estimamos que sobre un 7%”, indican los autores. En el momento actual, son precisas caídas cada año de entre un 4 y un 7% durante una década para acercarse a los objetivos del Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático.

Los investigadores explican que el compromiso de los responsables políticos con el objetivo de conseguir cero emisiones netas a la hora de planificar las respuestas económicas a la COVID-19 marcarán la línea que van a seguir las emisiones de CO en las próximas décadas.

Sin embargo, el peligro de orientar la recuperación económica hacia modelos que hagan crecer de nuevo el volumen de CO emitido está ahí: “Inversiones para las infraestructuras que utilizan los combustibles fósiles, relajación en los estándares de emisión de los vehículos…” apuntan. La salida de la anterior crisis económica tuvo este efecto rebote. Sin ir muy lejos, varias comunidades autónomas en España ya han legislado para rebajar salvaguardas ambientales con la idea de favorecer la actividad económica en este contexto de pandemia por COVID-19.

Etiquetas
stats