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Una encuesta muestra las reticencias a las dosis de refuerzo contra la Covid-19: “Las autoridades se están relajando”

Una sanitaria vacuna a una persona con la tercera dosis de la vacuna de Moderna en el vacunódromo instalado en la Ciutat de Les Arts i les Ciències

David Noriega

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Una de cada ocho personas con la pauta de vacunación contra el SARS-CoV-2 completa no quiere ponerse la dosis de refuerzo. Es uno de los resultados de la tercera encuesta liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona y la CUNY Graduate School of Public Health and Health Policy que publica este lunes la revista Nature. El estudio se ha realizado en 23 países, que representan el 60% de la población mundial, y apunta, sin embargo, a un aumento de la aceptación global del suero contra la Covid-19.

El 79,1% de los 23.000 encuestados está dispuesto a aceptar la vacuna. Son 5,2 puntos más que en 2021 y 10,9 puntos más que en 2020, cuando comenzó el seguimiento. “Son los únicos datos longitudinales desde el inicio de la pandemia. Comenzamos preguntando en 19 países si se pondrían una vacuna efectiva si la hubiera. En la tercera entrega preguntamos a 23 países, ya con la vacuna y una distribución amplia”, explica el jefe del Grupo de Investigación en Sistema de Salud del ISGlobal, Jeffrey V Lazarus.

A juicio de los investigadores, el resultado más preocupante que arroja la encuesta es la tasa de rechazo a una dosis de refuerzo de la vacuna entre quienes ya cuentan con la pauta completa.



“La gente cree que con la pauta completa es suficiente y no todo el mundo está recibiendo su dosis de refuerzo”, lamenta Lazarus, que apunta a una combinación de varios elementos, como la relajación de las medidas o una menor percepción del riesgo, en línea con la caída de la mortalidad. “Pero sobre todo, a una relajación de las autoridades sanitarias”, incide.

“No están insistiendo para las dosis de refuerzo como con la primera o la segunda dosis. Al morir menos gente, las autoridades se están relajando mucho, yo diría que demasiado”, considera el coordinador del estudio publicado en la revista Nature. “Hay gente muy enferma, con Covid persistente, algunos muy severos, pero las autoridades se enfocan en que el sistema sanitario está funcionando y no hay el número de fallecidos de antes, pero es un error no seguir con los programas de vacunación enfocados en la dosis de refuerzo”, insiste Lazarus.

Si la media global de rechazo a ese recuerdo o booster es del 12,1%, en España se sitúa en el 13,2%. El dato contrasta con el porcentaje general de aceptación de la vacuna, del 89,9%, que sube 4,2 puntos respecto a 2021 y es 21 puntos porcentuales más alto que en 2020, cuando se trabajaba a destajo por encontrar el fármaco que atajase la gravedad de los casos y redujese la transmisión del virus.

Como muestra el siguiente gráfico, en ocho de los 23 países en los que se ha realizado la encuesta la aceptación a la vacuna ha bajado. “Reino Unido es el país que más preocupa porque es parte de Europa y tiene un buen sistema sanitario y educativo; hay muchísima información falsa”, apunta Lazarus. Allí rechazan el fármaco el 19,8% de los encuestados, 12,4 puntos más que en 2020, pero uno menos que en 2021. El de la desinformación es, dice, “un gran problema a nivel global”.

“España no lo ha sufrido como Estados Unidos, donde el nivel de información falsa es brutal, con tuits falsos que llegan hasta las noticias, o en Reino Unido, donde hay grupos organizados para luchar contra la vacuna, o en Rusia y China”. En la misma línea, preocupa la situación en Polonia, donde pese a subir 8,1 puntos la buena percepción de la vacuna, esta apenas alcanza el 64,1%, muy alejado de otros países del entorno, o Rusia (60,8%; 17,8 puntos más que hace un año), en la frontera de Europa.



Hace una semana, la BMJ Global Health publicó un estudio en el que recordaba que “solo el 24,6% de las personas en países de bajos ingresos han recibido al menos una dosis de la vacuna”. Al otro lado de la balanza señalaba que “si bien gran parte del mundo tiene ahora acceso a las vacunas”, el problema en las regiones donde estas están disponibles es la baja aceptación, que se debe a una reducción de la mortalidad y a “una intensa propaganda contra la vacunación”.

En la tabla que muestra el estudio llama la atención el caso de Sudáfrica, donde la aceptación ha caído 21,1 puntos desde 2021 y 41,3 puntos desde 2020, hasta el 47,9%. “Cuando apareció la variante ómicron y la respuesta de los países europeos fue cerrar sus fronteras, incluso después de saber que ya estaba circulando, mucha gente se sintió desilusionada. Además, han tenido una mortalidad más baja y no han visto la importancia de vacunarse”, señala el experto, que considera que este país ha priorizado sus preocupaciones hacia otras infecciones, como la malaria, la tuberculosis o el VIH.

Pero Lazarus insiste también en el papel de las autoridades: “El rol de las autoridades tiene mucho impacto. El de Bolsonaro, el de Trump, el de Boris Johnson... o por contra el de Pedro Sánchez, cuando dijo que en junio de 2021 estaría el 80% de la población vacunada. Si las autoridades no apoyan, es más difícil”.

Desde el ministerio de Sanidad español llevan semanas insistiendo en la necesidad de completar la pauta de vacunación y que la población vulnerable reciba las dosis de refuerzo. De hecho, el departamento que dirige Carolina Darias ha abierto el segundo pinchazo de recuerdo para los menores de 60 que lo soliciten por la causa que sea. En España, el 92,9% de la población mayor de 12 años cuenta con la pauta completa, pero solo el 55,7% se ha puesto la primera dosis de refuerzo. Un porcentaje que se eleva al 92,7% entre los mayores de 60 años, que llegan al 56% con las dos dosis extra.

Los autores del estudio señalan que sus resultados “muestran que las estrategias de salud pública para aumentar la cobertura de las dosis de refuerzo deberán ser más sofisticadas y adaptables a cada entornos y población diana” e “incluir mensajes que transmitan confianza en vez de miedo, en particular de profesionales de la salud”. Sobre todo, en un momento en el que el 40% de los encuestados declaró prestar menos atención a la nueva información sobre la Covid-19 y hacer menos caso a las recomendaciones sobre la vacunación.

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