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Los fósiles de Homo sapiens hallados en la 'cuna de la Humanidad' son aún más antiguos de lo que se creía

Un cráneo de Neanderthal, a la izquierda, junto a dos fragmentos de cráneo de Homo sapiens en una imagen de archivo

Toño Fraguas

12 de enero de 2022 17:00 h

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¿Cuándo surgieron los primeros seres humanos que eran como nosotros? Una pregunta sencilla con una repuesta compleja. Durante décadas se pensó que una región del África oriental, en lo que hoy es Etiopía, era la llamada 'cuna de la Humanidad'. Allí en los sesenta se descubrieron unos fósiles de Homo sapiens de al menos 195.000 años. Fueron bautizados como 'Omo I'. En 2017, un hallazgo en Marruecos fijó en 300.000 años los restos más antiguos, extendiendo a todo el continente africano la metáfora de 'cuna de la Humanidad'. Ahora, el rastro de un volcán ha permitido volver a datar los restos del Omo I: tienen al menos 230.000 años, o sea, son 35.000 años más antiguos de lo establecido.

El hallazgo ha sido realizado por un equipo internacional de científicos bajo la dirección de la doctora Céline Vidal, del Departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge. Sus resultados se publican hoy en la revista Nature.

Para lograr esta reevaluación del Omo I –que no es la primera– los investigadores han datado capas de ceniza volcánica que se encuentran por encima y por debajo de fósiles y de los materiales arqueológicos. “Los fósiles se encontraron en una secuencia, debajo de una gruesa capa de ceniza volcánica que nadie había conseguido datar con técnicas radiométricas porque la ceniza es de grano demasiado fino”, señala Céline Vidal en un comunicado de la Universidad de Cambridge.

Los científicos han intentado datar todas las grandes erupciones volcánicas del Rift etíope en torno a la época de la aparición del Homo sapiens, un periodo conocido como el Pleistoceno medio (entre hace 780.000 y 127.000 años).

Muestras de piedra pómez

Para ello han tomado muestras de pumita (piedra pómez) de los depósitos volcánicos y las han molido hasta convertirlas en partículas inferiores a un milímetro. “Una vez que se ha triturado la roca, se liberan los minerales de su interior y entonces se pueden datar e identificar la firma química del vidrio volcánico que mantiene unidos los minerales”, afirma Vidal. Así, por fin ha podido ser datada la gruesa capa de ceniza volcánica fosilizada que cubre el yacimiento donde se hallaron los restos del Omo I, ceniza proveniente del volcán Shala (distante unos 400 kilómetros y hoy convertido en un lago).

El equipo ha fechado muestras de piedra pómez del volcán con una antigüedad de 230.000 años. Dado que los fósiles del Omo I se hallaron a mayor profundidad que esa capa concreta de ceniza, los investigadores deducen que deben tener más de 230.000 años.

Omo I posee inequívocas características humanas modernas, como una bóveda craneal alta y globular y un mentón

Aurélien Mounier Museo del Hombre de París

El grito de 'eureka' de la doctora Vidal no fue inmediato: “Primero descubrí que había una coincidencia geoquímica, pero no teníamos la edad de la erupción de Shala. Inmediatamente envié las muestras del volcán a nuestros colegas de Glasgow para que midieran la edad de las rocas. Cuando recibí los resultados y descubrí que el Homo sapiens más antiguo de la región era más viejo de lo que se suponía, me emocioné mucho”.

El Homo sapiens más antiguo, quizá

“A diferencia de otros fósiles del Pleistoceno Medio que se cree que pertenecen a las primeras etapas del linaje del Homo sapiens, Omo I posee inequívocas características humanas modernas, como una bóveda craneal alta y globular y un mentón”, señala uno de los coautores de la investigación, el doctor Aurélien Mounier, del Museo del Hombre de París, y añade: “La nueva estimación de la fecha, de facto, lo convierte en el Homo sapiens más antiguo de África sin discusión”.

La discusión a la que se refiere Mounier apunta al yacimiento de Yebel Irhoud, en Marruecos. Allí en 2017 se dataron fósiles de hace unos 300.000 años, en una investigación que también publicó Nature. Pero morfológicamente –aunque fuesen de Homo sapiens– esos vestigios presentaban algunos rasgos craneales primitivos, es decir, no eran exactamente como el Homo sapiens moderno. Por ejemplo, la caja craneal en los restos de Marruecos era alargada, como la de los humanos arcaicos, no redondeada como la de sus homólogos modernos (o sea, nosotros).

En cualquier caso, intentar ganar la carrera hacia atrás por datar los restos de Homo sapiens más antiguos no tiene demasiado sentido, apunta Vidal: “Sólo podemos datar a la humanidad basándonos en los fósiles que tenemos, así que es imposible decir que ésta es la edad definitiva de nuestra especie. El estudio de la evolución humana está siempre en movimiento: los límites y las líneas de tiempo cambian a medida que mejora nuestra comprensión. Pero estos fósiles muestran lo resistentes que son los humanos: que hemos sobrevivido, hemos prosperado y hemos migrado en una zona que fue tan propensa a los desastres naturales”.

Otra de las coautoras del hallazgo, la profesora Christine Lane –directora del Laboratorio de Tefrocronología [datación de cenizas volcánicas] de la Universidad de Cambridge– sitúa la meta en el horizonte: “Nuestro enfoque forense proporciona una nueva edad mínima para el Homo sapiens en el este de África, pero el reto sigue siendo proporcionar un tope, una edad máxima para su aparición, que se cree ampliamente que tuvo lugar en esta región. Es posible que los nuevos hallazgos y los nuevos estudios amplíen la edad de nuestra especie incluso más atrás en el tiempo”.

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