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ENTREVISTA | Juan Gavilán

“La que tiene que hacer el tránsito es la sociedad, no los niños transexuales”

Juan Gavilán es antropólogo y autor del libro Infancia y transexualidad

Laura Galaup

“La definición de transexualidad infantil más simple y menos ideológica es la de niños que asumen una sexualidad contraria a la que le asignaron al nacer”, explica Juan Gavilán, antropólogo. Este docente de la UNED ha entrevistado a algunos de estos menores, y tras estas charlas con ellos y sus familias publicó el libro 'Infancia y transexualidad' (Catarata, 2016). Gavilán analiza en una entrevista con eldiario.es este tema y reflexiona sobre la polémica creada tras la circulación por la capital del autobús tránsfobo de HazteOir.

¿Cómo puede afectar a estos menores el mensaje que lanza HazteOir?

Con los niños hay una ventaja, diseñan su propio camino y tienen mucha fuerza. Sin embargo, cuando el entorno es negativo sí que puede suponer un paso atrás y el rechazo de su identidad. Hay colegios con padres que son bastante intolerantes, la parte negativa u opresiva suele venir más de parte de familias que de niños. La infancia acepta con mucha facilidad la diferencia, ellos no tienen ningún tipo de percepción de algo estigmatizante hasta que no les crean esa sensación.

¿Cree que una actuación como la HazteOír puede fomentar el acoso a estos menores en el colegio?

Desde el momento en que esa ideología y esos argumentos tienen difusión puede provocar algún tipo de creencia intolerante. Hay que tener en cuenta que son etapas difíciles, sobre todo entre niños y adolescentes en edad de desarrollo que necesitan reforzar su virilidad y que les agreden para reafirmarse. Aunque yo creo que esa actuación está en contra de un aire actual de libertad que ya recorre la mayor parte de los colegios.

¿Cómo reacciona la sociedad ante casos de menores transexuales?

Lo más necesario es que las familias les acojan y les acompañen. Hay niños que pueden tener problemas porque sus padres no les aceptan, en cuanto les acogen tal como son, estos menores son felices. Además, el colegio y el entorno tienen que seguir el mismo camino que la familia, apoyarles. La educación en la diversidad es absolutamente necesaria en los colegios, le pese a quien le pese.

¿Cuándo se dan cuenta estos niños de que el género asignado al nacer no coincide con el que ellos sienten?

Los niños suelen identificarse a sí mismos muy pronto. La información que obtenemos de las familias plantea que en cuanto tienen madurez lingüística y verbal y lo pueden expresar verbalmente, lo transmiten. Ellos dan muchas señales incluso antes de hablar. Por lo tanto, lo único que hace falta con los niños y las niñas transexuales es dejarles que se expresen libremente.

¿Cómo les afecta a los menores que no se les respete su identidad?

Cuanto mayor sea la opresión, mayor pueden ser los trastornos que les provoquen. El niño no viene con malestar ni con disforia [un concepto que las asociaciones consideran patologizante], eso se produce en la medida en que se les niega su identidad. Se produce porque hay una presión social muy negativa. Estoy seguro de que algún día todo lo que niegue su desarrollo estará tipificado como delito.

En el colegio, ¿en qué momento este colectivo puede tener problemas?

Cuando les ridiculizan, les llaman travesti o marica, ahí pueden comenzar a no aceptarse. La época más difícil es la pubertad y la adolescencia, en el momento en el que se radicaliza el entorno porque los compañeros necesitan reafirmarse. Pero será duro hasta que no eduquemos a los niños y a las niñas en la aceptación de la diversidad. Estamos viviendo en un sistema heteronormativo que funciona expulsando a las personas diversas, pero vamos cambiando a uno que va aceptando poco a poco esa diversidad.

¿Cómo se produce el tránsito social de estos menores?

Es un tránsito de la sociedad, ellos no cambian en nada. La familia acepta la decisión del menor, lo comunica al colegio y al entorno social. Es curioso, cuando los niños cuentan a sus padres su identidad, ellos ya tienen claro el nombre que quieren recibir, ya lo han pensado. Incluso, su hermano y sus amigos cercanos les tratan por ese nombre.

Cuando un alumno comienza el tránsito social de cambio de género, ¿qué debería hacer un colegio?

En el proceso, la madre y el padre hablan con los profesores, con los otros padres, con los niños y se plantea que al chaval se le va a empezar a tratar con el sexo que ha asumido. Hay que educar a los compañeros para que acompañen a los niños. Los niños y niñas transexuales son absolutamente normales, no son raros, son como los demás.

Actualmente, no existe una legislación que autorice la modificación del nombre y del género de estos menores. La decisión depende del juez titular del Registro Civil. ¿Cómo valora esta normativa?

Es absolutamente necesario el cambio de ley. Debería ser un trámite más sencillo y simple. ¿Qué más necesita un juez que el hecho de que ese menor lleva un año viviendo conforme a su sexo sentido? No es necesario activar ninguna garantía médica, ni psiquiátrica, ni psicológica. La garantía debe tenerla en la familia y en el entorno. En estos casos no se suele revertir la decisión, es algo persistente. Un niño cuando ha tomado la decisión, sigue adelante con ella.

¿En qué punto llega la hormonación a este proceso?

Los menores expresan su identidad por sí mismos, no necesitan ningún psicólogo, ningún psiquiatra. A partir de los 12 años, con el desarrollo sexual, puede ser que necesiten algún tratamiento médico. Se comienzan a utilizar bloqueadores hormonales para que no aparezcan los caracteres sexuales secundarios. Pero tampoco es estrictamente necesario, hay muchos y muchas niñas que no han utilizado bloqueadores y no ha pasado nada.

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