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La investigación tras las muertes vinculadas a los vapeadores: una tarea de detectives repleta de incógnitas

El Gobierno colombiano prepara una ley sobre cigarrillos electrónicos y vapeadores

Esther Samper

Los primeros casos de enfermedad pulmonar relacionados con el uso de cigarrillos electrónicos o dispositivos de vapeo se detectaron en Estados Unidos en marzo de 2019. Desde entonces hasta hoy han muerto al menos 30 personas y más de 1.600 han enfermado, pero las autoridades sanitarias siguen sin conocer con certeza cuál es la causa tras esta epidemia. ¿Por qué es tan difícil dar con el agente responsable? Las características de este grave problema de salud pública lo convierten en todo un rompecabezas y los científicos están llevando a cabo una verdadera tarea de detectives para averiguar qué está sucediendo.

La hipótesis más plausible que manejan en estos momentos las autoridades sanitarias es que la adulteración de productos de vapeo con THC (principal componente psicoactivo del cannabis) o los productos presentes en el mercado negro con THC podrían ser los causantes de esta crisis sanitaria. La mayoría de los pacientes afectados informaban de que habían usado productos de vapeo con THC. Además, entre la amplia diversidad de moléculas presentes en estos productos con THC, el acetato de vitamina E podría ser el agente químico responsable. Sin embargo, esta hipótesis no explica al 100% la epidemia, ni la causa tras la enfermedad de un porcentaje de los afectados (13%) que aseguraban haber utilizado solo productos con nicotina.

Las dificultades a las que se enfrentan los investigadores para explicar la situación son múltiples y variadas.

Miles de productos, poca regulación

Existen miles de productos de vapeo en el mercado de Estados Unidos, con mucha variabilidad en su composición química y una regulación muy pobre. Además, también se ha observado que en el proceso de producción de aerosoles se generan nuevos productos químicos que no estaban presentes originalmente en los líquidos de vapeo.

Por si esto no fuera suficiente, ciertos usuarios han aprendido a modificar los dispositivos de vapeo o adulterar los productos añadiendo sustancias como aceites con THC. Investigadores han observado que a lo largo de 2019 han proliferado artículos en blogs y foros, además de vídeos en YouTube, enseñando como alterar los dispositivos o los líquidos de vapeo para conseguir ciertos efectos.

Por otra parte, existe un importante mercado negro de productos de vapeo sin ningún control ni información sobre su composición química.

Por si todo lo anterior no complicase las cosas lo suficiente, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha reconocido tener graves problemas para analizar más de 700 muestras de productos porque carecían de líquido o su cantidad era muy pequeña. Esto impide directamente realizar cualquier análisis o, si se puede realizar, restringe notablemente el número de pruebas. Todos estos factores, en su conjunto, suponen un verdadero quebradero de cabeza para averiguar qué productos o sustancias químicas son las responsables de las enfermedades respiratorias y las muertes.

No se conoce la enfermedad concreta

A pesar de los numerosos casos de enfermedad pulmonar relacionados con el vapeo que han aparecido en los últimos meses, los médicos aún no tienen claro el mecanismo patológico por el que se produce o la enfermedad concreta que se desencadena. Una de las explicaciones que más fuerza tenía en los últimos meses es que los pacientes estaban afectados por una neumonía lipoidea exógena (una rara enfermedad respiratoria asociada a la aspiración de aceites o sustancias grasas).

Sin embargo, múltiples médicos, tras analizar los pulmones de 17 pacientes afectados, alertaban de lo siguiente en una carta al editor publicada en The New England Journal of Medicine hace unas semanas: “Aunque es difícil descartar el papel potencial de los lípidos, creemos que los cambios histológicos (en los tejidos) sugieren que, en realidad, el daño en los pulmones asociado al vapeo consiste en una forma de neumonitis (inflamación pulmonar) química centrada en las vías aéreas causada por una o más sustancias tóxicas inhaladas, en lugar de una neumonía lipoidea exógena como tal, aunque los agentes responsables siguen siendo desconocidos”.

El hecho de no conocer con seguridad ni tan siquiera qué tipo de enfermedad pulmonar se produce en los afectados complica aún más identificar los agentes causantes al difuminar la relación entre causa y efecto. Diferentes grupos de investigadores están llevando a cabo experimentos en roedores para aclarar este asunto, aunque se necesitarán meses o años hasta que conozcamos los resultados de estos estudios.

El tabú del consumo de cannabis

El consumo recreativo de cannabis es ilegal en muchos estados de EEUU. Así que los afectados por la enfermedad asociada al vapeo que han consumido previamente productos como aceite de THC en sus vaporizadores pueden tener miedo de reconocerlo, no solo por tabú, sino por estar cometiendo un posible delito. Además, algunos de los afectados son menores, que podrían estar preocupados porque sus padres se enteren de que habían consumido dichos productos. Por estas razones, los investigadores tienen presente que un porcentaje desconocido de aquellos afectados que niegan haber consumido otra cosa que cigarrillos electrónicos con nicotina estarían, en realidad, mintiendo.

El 16 de octubre, el director del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) alertó de que se espera que el número de afectados por esta epidemia se incremente “considerablemente” en los próximos meses debido a la aparición de epidemias de gripe y resfriados, que podrían agravar el estado de salud de los enfermos por el vapeo o hacerlos más vulnerables a estas enfermedades infecciosas. Esto complica aún más el diagnóstico médico de las enfermedades desencadenadas por el vapeo, al enmascararse con los síntomas de las enfermedades infecciosas.

La investigación de esta epidemia supone todo un desafío científico, mientras el tiempo juega en contra, con un constante goteo de muertes y personas afectadas por graves problemas respiratorios. Para empeorar la situación, ni tan siquiera contamos con información para predecir cuándo cesarán de ocurrir.

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