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Su fortuna millonaria permite a los Legionarios de Cristo mantener su poder en el Vaticano

Maciel con Juan Pablo II.

Jesús Bastante

Fueron los grandes aliados de Juan Pablo II, y condenados por Benedicto XVI tras conocerse las atrocidades de su fundador, el pederasta Marcial Maciel. Ahora, después de que Francisco les ordenase una renovación profunda, los Legionarios de Cristo aseguran que haber pedido perdón por sus “pecados del pasado”. Sin embargo, una investigación del periodista mexicano Raúl Olmos vuelve a poner sobre el disparadero a esta poderosa congregación, semanas antes de que el Papa visite México, su tierra natal.

“El imperio financiero de los Legionarios de Cristo” (Grijalbo) es el último ensayo de Olmos, donde desvela, por primera vez, cómo la congregación “tiene más liquidez que el propio Vaticano”, hasta el punto de que “financian parte de la actividad de la Santa Sede”. No en vano se les conoce en México como “Los millonarios de Cristo”. La afirmación no es baladí: según la investigación, los Legionarios de Cristo han utilizado mas de 300 millones de euros que han recaudado en los últimos años mediante donativos para inversiones en decenas de empresas cuyas actividades están muy alejadas de los fines de la organización. Y, además, trabajan con paraísos fiscales, desde las islas Jersey o Panamá, pasando por Suiza. El dinero debía ir, en principio, a sus obras educativas y asociativas en Europa y América.

“Una transnacional de la Religión”

Así, según Olmos, la Legión de Cristo invirtió en industrias armamentísticas, como United Technologies Corporation y Ametek Inc; el juego (Wynn Resorts); el alcohol (Diageo, Constellation Brands y Heineken); y los anticonceptivos (Johnson & Johnson y Pfizer, entre otras)

“Se trata de una transnacional de la religión”, declara Raúl Olmos, quien ha dedicado más de cinco años a desentrañar las redes del poder económico y político de la congregación fundada por Marcial Maciel. A partir de decenas de documentos y testimonios de miembros de esta organización –algunos de ellos cercanos colaboradores de Marcial Maciel–, el libro denuncia la “influencia e impunidad” del fundador ante la Santa Sede y los sucesivos gobiernos mexicanos, que únicamente se cortaron cuando se conocieron los escándalos sexuales y la doble vida del sacerdote mexicano. Maciel murió condenado por Roma, pero que durante años fue considerado “apóstol de la juventud” por parte de Juan Pablo II.

“Es la característica de la Legión: Maciel, el hombre de dos o tres caras, que se presentaba como líder moral y era al mismo tiempo un criminal; una doble cara que contagia a la congregación y que la define, al menos en el tipo de fondos en los que durante décadas ha invertido millones de dólares”, destaca Olmos, quien cuestiona la limpieza de la que alardea la Legión tras la aprobación de sus nuevas Constituciones.

“Cuando llega el Papa Francisco había la expectativa de que él iba a extinguir la congregación, por ser un jesuita. Maciel odiaba a los jesuitas, los veía como lo contrario a su forma de vida y de ser. Y los propios críticos dentro de la Legión veían con una gran expectativa la llegada de Francisco, quien nombra a un interventor de la legión para revisar sus cuentas. Pero no pasa nada. Y, hace unos meses, otorga la indulgencia plenaria, una especie de perdón”. ¿Por qué? Olmos da una respuesta sencilla y contundente: “Porque su poder económico es tan grande, que cortarlos de tajo sería cortar un suministro de fondos al Vaticano enorme. Ellos financian parte del Estado Vaticano. Sería darse un balazo en el pie”.

Próxima visita a México

A ello se suma el hecho de que los sectores más conservadores de la Curia, que se oponen a las reformas de Francisco, se apoyan en los grupos tradicionalistas, que obtuvieron su mayor apogeo con los anteriores pontificados: kikos, Comunión y Liberación, Opus Dei... y los Legionarios de Cristo.

La publicación de este libro coincide con la futura visita de Francisco a México, la cuna de los legionarios. En 1979, nada más ser nombrado Papa, Juan Pablo II decidió que su primer viaje al extranjero fuera a México. Un viaje que supuso el comienzo de la fama de “Papa viajero” de Wojtyla y que fue un éxito gracias a la financiación de Marcial Maciel. Desde ese momento, el poder del sacerdote pederasta fue in crescendo hasta su caída final, y la organización que él fundó logró introducirse en todos los círculos de poder vaticanos. “La visita no va a ser para un rompimiento, no le convendría a Francisco, aunque tampoco va a haber una reconciliación pública. La Legión va a estar en la visita, va a operar desde las sombras, en logística y estructura”, desvela Olmos.

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