La mortalidad de los jóvenes cocainómanos españoles triplica la normal
En enero de 2004, científicos españoles salieron de sus laboratorios a las calles de Madrid, Sevilla y Barcelona en busca de jóvenes cocainómanos. El reclamo: 18 euros por responder a unas preguntas y otros 18 euros por traer a amigos también aficionados a la nieve. En dos años, los investigadores consiguieron reunir a 714 jóvenes, con una media de 23 años. Su perfil no era muy diferente al de cualquier persona de su edad: casi el 90% tenía estudios secundarios o universitarios y tres de cada cuatro tenían un empleo.
Ese insólito trabajo de campo acaba de dar sus frutos. Tras un par de años de seguimiento, los científicos han observado que la mortalidad a corto plazo de los jóvenes que habitualmente esnifan cocaína triplica la mortalidad de los de la población general. Son jóvenes que toman esta droga al menos una vez a la semana. Si se incluye a los que además se inyectan heroína o fuman crack, la mortalidad multiplica por casi cinco la habitual a corto plazo, según subraya el principal responsable del estudio, el epidemiólogo Gregorio Barrio, del Instituto de Salud Carlos III, en Madrid.
“Nuestro estudio tiene limitaciones, como el escaso número de muertes observadas (9) y el corto seguimiento, pero los resultados obtenidos son estadísticamente significativos. Los datos son los datos”, señala. Su estudio se publica en la revista Addictive Behaviors. A juicio de Barrio, lo ideal sería continuar durante décadas con el seguimiento de los jóvenes, para observar los efectos del consumo prolongado de cocaína. Pero la crisis económica se ha llevado el proyecto por delante. “Ya no hay dinero, no podemos permitirnos seguir pagando a los jóvenes por cada encuesta”, lamenta.
Muertes en la carretera
España encabeza la clasificación de países consumidores de cocaína en Europa. El 4,4% de los ciudadanos de entre 15 y 34 años consume esta sustancia, según el último informe mundial sobre las drogas de la ONU.
Los efectos más graves de la cocaína sobre la salud, como los accidentes cerebrales y cardiovasculares, son conocidos. También su implicación en los accidentes de tráfico. Más de medio centenar de conductores fallecidos en 2011 dieron positivo a la cocaína.
Sin embargo, los autores del estudio, conocido como Proyecto Itínere-Cocaína, creen que el exceso de mortalidad a corto plazo en los jóvenes consumidores de cocaína se puede explicar principalmente por el riesgo de pasar a drogas más duras, como la heroína, o por el consumo simultáneo con opiáceos. “A edades tan jóvenes no se acumula el suficiente daño provocado por la cocaína como para morir, tendríamos que ver los efectos a largo plazo, pero no hay dinero para seguir con el estudio”, reconoce el epidemiólogo.
El Proyecto Itínere-Cocaína era el mayor de España con adictos reclutados en la calle, pero Barrio participa en otro estudio con decenas de miles de cocainómanos que han acudido a centros de tratamiento de la adicción.
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