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La negociación de un acuerdo retrasa el estudio de los restos óseos a la intemperie en el mayor cementerio de Madrid

Restos óseos a la vista en uno de los osarios del cementerio de La Almudena, el pasado 13 de abril

Elena Cabrera

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El cementerio de La Almudena tiene dos osarios sin intervenir: uno de ellos está cimentado pero el otro está cubierto tan solo por tierra. Los restos afloran con las lluvias. El pasado 13 de abril, familiares de represaliados del franquismo, que piensan que una parte de los restos mortales de los desaparecidos pudieran estar en esos osarios, pudieron comprobar que sigue habiendo huesos humanos a la intemperie, sobre la tierra, sin retirar, sin proteger, sin resguardar.

“Esos huesos, pertenezcan a quienes pertenezcan, siguen aflorando a la superficie de la tierra con las correntías y pudimos verlos junto a restos de escombros y arroparles con claveles”, explica Tomás Montero, del colectivo Memoria y Libertad.

El pasado 24 de marzo, Fernando Sánchez González, gerente de la Empresa de Servicios Funerarios del Ayuntamiento de Madrid, informó en la Comisión de Seguridad y Emergencias, que la empresa había encargado a la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) el estudio de esos huesos. A una pregunta del concejal socialista Ramón Silva, Sánchez informó que tras seis semanas de trabajo, se tendría información sobre la situación o el estudio antropológico y forense de dichos restos.

Tres semanas después, transcurrida ya la mitad del tiempo que se había previsto para ese estudio, no ha habido ninguna intervención en los osarios. Fuentes de los Servicios Funerarios y de la universidad han explicado a este periódico que todavía no se ha firmado un acuerdo —inscrito dentro del convenio marco vigente con la UCM— y que, por lo tanto, el plazo que dio el gerente, “se retrasa”.

La negociación de este acuerdo tiene paralizada la intervención, permitiendo que la intemperie siga erosionando los huesos. El Ayuntamiento no ha necesitado hacer un concurso público porque el convenio con la universidad, que tiene por objeto que los profesionales de la antropología forense en formación intervengan en la recuperación de restos óseos y dispongan de material antropológico de estudio, sigue activo hasta noviembre.

Un asunto pendiente

La aparición de restos óseos no es nueva. Con las lluvias de la primavera de 2017 afloraron en este mismo lugar, un recinto restringido utilizado para los trabajos de jardinería. El anterior Gobierno municipal de Ahora Madrid inició la licitación de un estudio a la prestigiosa Sociedad de Ciencias Aranzadi, única entidad que se presentó, pero que no llegó a ser adjudicado debido a la finalización de la legislatura. El pasado 23 de febrero, una vez más, las lluvias han removido el pasado.

Se desconoce si estos restos pertenecen o no a los alrededor de 3.000 represaliados por el franquismo que fueron asesinados contra la tapia de este cementerio entre 1939 y 1944. Nunca han tenido en La Almudena una sepultura acreditada y el memorial que estaba previsto para ellos, con sus nombres, fue parcialmente desmontado y desvirtuado con el actual gobierno municipal del partido Popular. A las preguntas de los familiares, los Servicios Funerarios les contestaron que los restos de estas víctimas habían sido incinerados, a partir de 1981, en el Crematorio de Carabanchel. La aparición reciente de restos en osarios los osarios indica indiciariamente que esto podría no haber sido del todo cierto.

Al servicio de Cementerios de Madrid les consta la existencia de cuatro osarios históricos: dos vaciados y dos sin intervenir. De estos dos últimos, uno (zona 1) está situado junto al antiguo crematorio, tiene una extensión de unos 2.000 metros cuadrados y una capa de cemento por encima; se utiliza como depósito temporal y su acceso está restringido. El otro, al que pertenece la imagen que acompaña a esta noticia, (zona 2) es otra área cerrada al paso a los visitantes, muy próxima a la anterior, en este caso vallada, que la contrata de jardinería utiliza como almacén, de unos 1.500 metros cuadrados.

Un año sin homenaje

Como ocurrió en 2020, este mes de abril Memoria y Libertad tampoco convocó su tradicional acto público que organizan desde 2007 en recuerdo de las 2.936 personas ejecutadas por el franquismo en la posguerra. En cambio, optaron por acudir, en una pequeña comitiva, a depositar 20 docenas de flores tricolores que compraron con las aportaciones de los propios familiares. La idea era ir depositándolas en los lugares de memoria del Cementerio. “El recorrido partió del memorial desmemoriado y la tapia, para adentrarnos en el cuartel que contiene el mayor número de sepulturas de personas fusiladas y los columbarios que albergaron en los años 50 algunas de sus exhumaciones. Pero esta vez, ante las evidencias surgidas de que los restos de nuestros familiares podrían encontrarse aun en los osarios históricos, todas las emociones se concentraron allí”, recuerda Tomás Montero.

Recibieron autorización de la dirección del cementerio esa misma mañana y pudieron acceder a la zona restringida, en la que a simple vista se distinguen los restos óseos sobre la tierra. Allí depositaron las flores: “Creo que es lo más parecido a hacerlo sobre una tumba que contuviese sus huesos”, confiesa Tomás.

Para el colectivo Memoria y Libertad, impulsor de todas las memorializaciones surgidas en La Almudena, es “urgente acometer un trabajo profundo” y “determinar la situación y composición actual de los osarios, los dignifique y convierta en lugares de memoria colectiva de la ciudad”.

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