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Coronavirus y niños: una relación alimentada por el desconocimiento y la polémica

Madre e hijo pasean de la mano en Madrid.

Sergio Ferrer

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Los niños han protagonizado uno de los debates más acalorados de la pandemia y el confinamiento. ¿Se contagian tanto como los adultos? ¿Con qué severidad? ¿Qué papel han jugado en la transmisión de la COVID-19? ¿Deben reabrirse los colegios? Meses después tenemos algunas respuestas, pero la incertidumbre hace que tomar decisiones no sea sencillo. Los pequeños fueron los primeros en tener que abandonar sus rutinas y serán los últimos en recuperarlas –aunque no se sabe todavía cómo– cuando comience nuevamente el curso escolar. 

“Los niños se contagian igual que los adultos, con la misma frecuencia. El virus está para todos”, asegura a eldiario.es el pediatra del Hospital Universitario Mútua de Terrassa Sergio Flores. Los datos de la segunda ronda del estudio nacional de seroprevalencia ENE-COVID-19 apoyan esta tesis. Aunque la prevalencia sea algo menor entre los más jóvenes, el 15% de los positivos tiene menos de 19 años. El 7,5%, menos de 10.

El pediatra del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús Alberto García-Salido también considera que los niños se infectan igual de SARS-CoV-2. “Hemos visto que se contagian, los hemos atendido y nos hemos contagiado de ellos”.

La diferencia, añade Flores, está en el efecto que tiene el coronavirus en los más pequeños, “con más casos leves y asintomáticos”. Aun así, “a medida que aumenta la edad la severidad es mayor”. Además, los más pequeños pueden sufrir cuadros graves al final de la enfermedad, si bien son infrecuentes. “Son niños que han tenido la COVID-19 sin síntomas, han generado anticuerpos y, al inmunizarse, sufren una reacción inflamatoria multisistémica grave”.

Esta se manifiesta en forma de enfermedad Kawasaki, miocarditis, vasculitis e incluso encefalitis, pero siempre “en un porcentaje muy pequeño”. Tanto, que en España solo se ha detectado una docena de ejemplos hasta la fecha. Flores añade que, puesto que estos casos son fruto de la inmunidad al SARS-CoV-2, no aparecen hasta que la epidemia está en sus fases finales, tal y como se ha visto en lugares como Bérgamo.

Aunque los niños también sea susceptibles de infectarse, ¿contagian la COVID-19 tanto como los adultos? El virólogo alemán Christian Drosten defiende que la respuesta es afirmativa. Sus análisis, actualizados esta misma semana, no han encontrado diferencias en la carga viral entre grupos de edad. “Hay poca evidencia en este estudio que apoye que los niños no son tan infecciosos como los adultos”.

Estos resultados le han valido a Drosten amenazas de muerte y el ataque del medio sensacionalista alemán Bild, que considera innecesario el cierre de escuelas. Por eso, ha acusado al trabajo de Drosten de ser “muy erróneo”.

Los niños confinados no contagian

Una revisión reciente publicada en la revista 'Acta Paediatrica' concluía desde su título que “es improbable que los niños sean los principales impulsores de la pandemia de COVID-19”. Aunque los autores aseguraban que “es altamente probable que los niños puedan transmitir el coronavirus”, defendían que “es poco probable que reabrir los colegios tenga un impacto sobre la mortalidad de las personas mayores”.

García-Salido se muestra sorprendido ante esas conclusiones. “La mayor evidencia que tenemos ahora es que no tenemos suficiente evidencia. La revisión [de 'Acta Paediatrica'] se ha realizado en el contexto de una pandemia en la que los niños se han aislado y salido de los colegios. No han tenido un papel porque no han podido tenerlo, por lo que las conclusiones que saquemos [de los estudios revisados] van a estar sesgadas”.

“En otras infecciones virales son dinamizadores, y con este virus se les ha sacado del terreno de juego muy rápido”, añade. Sin embargo, algunos países sí han visto brotes de COVID-19 en colegios. En los últimos días, Israel ha tenido que cerrar 87 centros tras el contagio de más de 300 estudiantes, después de que las clases comenzaran a reiniciarse el pasado 3 de mayo.

En Suecia las escuelas nunca cerraron, pero al no rastrear los casos entre los más pequeños el mundo ha perdido una oportunidad única de estudiar el papel de los colegios en la transmisión del coronavirus. Aun así, también se han producido brotes en estos centros, con al menos un profesor fallecido.

En cuanto a China, un estudio publicado a finales de abril en la revista Science sugirió que, “aunque el cierre de colegios no puede interrumpir la transmisión por sí misma, puede reducir el pico de incidencia entre un 40 y un 60% y retrasar la epidemia”.

¿Se pueden reabrir los colegios?

Si los niños presentan la misma carga viral que los adultos aunque tiendan a ser asintomáticos, y no está claro su papel transmisor, ¿es un riesgo reabrir los colegios?

Para el investigador de la Universidad de Cambridge Sebastian Walsh este tipo de preguntas son incorrectas, según explica en un blog de 'BMJ'. Asegura que nada es “seguro”, sino que todo implica un riesgo: incluso mantener cerrados los colegios puede tener un impacto negativo en otros aspectos.

“Nunca ha sido 'seguro' ir al colegio. En la temporada de gripe de 2017-18, en la que los niños fueron supercontagiadores, 16 alumnos murieron [en Reino Unido]”. Por otra parte, el cierre tiene un efecto “desproporcionado” sobre los jóvenes más desfavorecidos.

Por eso prefiere hablar de la gestión de riesgos como un “presupuesto de interacciones sociales” que los decisores políticos, informados en la ciencia, deben 'gastar'. “Si usamos una parte en permitir que los niños vuelvan al colegio, no podremos emplearlo en conciertos de rock”, explica a modo de ejemplo.

Flores cree que la asistencia al colegio “estará muy limitada hasta que llegue la vacuna”. García-Salido compara la situación con la de la gripe: “En EEUU se vacuna a todos los niños, no por ellos sino para que no se conviertan en transmisores” y así proteger a abuelos y profesores.

Ambos pediatras consideran que los colegios podrán abrir siempre y cuando se tomen medidas para minimizar contagios como la detección rápida de casos, la higiene de manos y el distanciamiento físico, aunque admiten que esto último será difícil entre los más pequeños. En cualquier caso, García-Salido cree que es una decisión difícil: “No es momento de ser categóricos”.

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