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Preguntas y respuestas sobre el dióxido de azufre y la nube de cenizas del volcán de La Palma

El nuevo volcán de La Palma visto desde el mar.

Cristina Armunia Berges

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La principal incógnita es cuánto durará la erupción del volcán de La Palma. No es lo mismo que sean unos días a que se dilate en el tiempo durante meses, como sucedió con el volcán submarino de El Hierro. Lo que sí está claro, indican los expertos, es que el volcán de Cumbre Vieja es de bajo nivel de explosividad. Lo esperado es que su columna eruptiva, las cenizas y gases expulsados a la atmósfera, no alcancen más de tres o cuatro kilómetros de altura. Si esta columna no asciende hasta capas mucho más altas, estos gases y cenizas no tendrán una gran movilidad a nivel regional o continental.

Tampoco parece probable que se vayan a tener que cerrar los aeropuertos de toda Europa por la nube de ceniza, como pasó con el volcán islandés Eyjafjallajökull en 2010, que paralizó el tráfico aéreo durante una semana. La peor parte, pronostican los expertos, se la llevará la superficie sobre la que avanza la gran lengua de lava. “El problema realmente es que La Palma es una zona habitable y por desgracia el descenso de las coladas se va a llevar todo a su paso”, explica el meteorólogo del Centro Meteorológico de Dinamarca Daniel Santos.

En este momento tampoco preocupa en extremo el dióxido de azufre, que puede causar irritación de ojos y vías respiratorias, así como provocar lluvia ácida. “Las concentraciones son tan sumamente bajas que no parecen problemáticas en ese aspecto, salvo para la gente que esté muy cerca del volcán o que esté trabajando allí”, apunta Santos.

¿Hay peligro para el tráfico aéreo?

El volcán de La Palma es de tipo estromboliano, lo que implica una explosividad moderada. “A priori no hay por qué pensar en una crisis de cierre del espacio aéreo ni nada parecido como sí que pasó en Islandia. No se van a cerrar los aeropuertos de toda Europa”, vaticina el experto en vulcanología y catedrático de Petrología y Geoquímica de la Universidad Complutense de Madrid Eusemio Ancochea. “No tiene nada que ver con el volcán de Islandia. Todavía estamos al inicio de la erupción y no sabemos todo, pero por las erupciones que ha habido históricamente en La Palma y por el tipo de erupción que es, los gases y cenizas no llegarían nunca a niveles altos de la atmósfera”, asegura Santos.

“En general, las columnas eruptivas alcanzan niveles altos de la atmósfera que luego distribuyen los vientos. Puede llegar a tener distribución regional, de un continente entero, como pasó con el Eyjafjallajökull o como pasa en América, que afectan a Argentina y Chile enteros. Ese tipo de erupciones son mucho más violentas y explosivas que la que tenemos en este momento”, asegura el experto.

La columna eruptiva que se ha generado en La Palma es de entre tres y cuatro kilómetros y, comenta Santos, “tendríamos que estar hablando de 17 o 18 kilómetros para que eso pudiera tener una distribución global, además de un tipo de erupción muy distinta de la que estamos teniendo en este momento”. “Los índices de explosividad se miden con la cantidad de material que sale, y hasta que no acabe la erupción no se sabe, pero esta parece una explosividad de moderada a baja”, concluye Ancochea.

¿Qué es el dióxido de azufre?

Es un gas (SO2) que se libera en las erupciones volcánicas al tiempo que el magma sale a la superficie. “El dióxido de azufre es uno de los gases volcánicos que acompañan a las erupciones. No es nada raro. El magma lleva gases que van disueltos a grandes profundidades y cuando llegan a la superficie se separan y salen como un gas independiente. No es una erupción que tenga especial contenido en determinados gases”, apunta el vulcanólogo.

“Puede haber SO2, puede haber ácido fluorhídrico. No es tan frecuente, pero hay erupciones donde hay fluorhídrico que prácticamente quema al caer, sobre todo si se mezcla con agua. Aquí no”, añade.

¿Hasta dónde podría llegar la nube de cenizas?

Por el momento, no se espera que la nube de cenizas se desplace a otro continente. “Depende de en qué dirección lo muevan los vientos. Lo más importante es que se hace un seguimiento tanto de las cenizas como de las partículas que se emiten. Este seguimiento se hace desde Toulouse [desde el Toulouse Volcanic Ash Advisory Centre]”, explica el meteorólogo.

“Desde allí, se establece un control de los efectos de esas cenizas en el tráfico aéreo. Toulouse ha emitido una serie de avisos, pero la cantidad de cenizas, debido al tipo de volcán, no llega muy alto. Dependiendo del tipo de volcán, hay ocasiones en las que la nube generada sube muy alto porque el volcán emite con mucha fuerza las cenizas y estas son las que influyen más en el tráfico aéreo”, añade. En el caso del volcán islandés, recuerda, “se cerró todo el tráfico aéreo en Europa y afectó a gran parte del hemisferio norte”.  

¿El dióxido de azufre qué produce en los seres vivos?

Irritación en los ojos, en las vías respiratorias y en la piel. “En estos momentos, las concentraciones son tan sumamente bajas que no parecen problemáticas en ese aspecto, salvo gente que esté muy cerca del volcán o que esté trabajando allí. Ahora mismo no hay ningún riesgo sobre eso, ni siquiera en cuanto a las emisiones de CO2”, indica Santos.

Por otro lado, añade, “se ha demostrado que los volcanes pueden afectar en el tiempo meteorológico y en el clima por la gran emisión de gases y polvo en la atmósfera, pero este volcán no es de los explosivos”. “El problema realmente es que las coladas se van a llevar todo a su paso”, aunque reconoce que cuando llueva en los alrededores sí que podría producirse lluvia ácida, puesto que las erupciones volcánicas inyectan en la atmósfera vapor de agua, dióxido de carbono, dióxido de azufre, ácido clorhídrico, ácido fluorhídrico y cenizas.

¿Qué pasa cuando la lava toca el agua del mar?

Que se produce un gran contraste de temperatura que puede provocar reacciones violentas. “Las explosiones al tocar el agua se producen por contraste térmico al tocar el mar. Es como si echas agua en una sartén. Lo que verás es borboteo o mucho vapor de agua porque la lava llega a más de 1.000 grados y toca agua que está a 18, 19 o 20 grados, por lo que se produce una evaporación instantánea del agua y borboteos”, detalla el meteorólogo.

Se produce una salida de vapor de agua, pero no es como la de Islandia. Una cosa es que el agua entre dentro del cráter y otra cosa es que una colada de lava llegue al agua. Que una colada llegue al agua es como si echas un chorro de aceite en una bañera. A lo mejor produce explosiones, pero nada más. Explosiones pequeñas que pueden ser peligrosas si estás cerca y sobre todo columnas de vapor blanco. Mientras que el vapor que vemos en el cráter es gris o marrón“, añade el vulcanólogo.

¿Cuándo llegan a cerrarse espacios aéreos?

Cuando las cenizas afectan a la visibilidad o a las turbinas de los propios aviones. “Las cenizas afectan a los motores de los aviones, no solo se trata de problemas de visibilidad. Por ahora las nubes que se están generando están por debajo del nivel de vuelo”, concluye Santos.

Estrenamos ‘Un tema al día’, el podcast diario de elDiario.es con Juanlu Sánchez, hablando del volcán de La Palma. Tienes más información aquí. Puedes seguirlo en Podimo y otras plataformas.

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