Los recortes y copagos en Sanidad afectan al acceso a la salud, según la OCDE
La reducción de la oferta de servicios sanitarios y los cambios en su financiación mediante el aumento de los pagos directos por parte de los pacientes “están afectando al acceso” a los cuidados de ciudadanos de países de la OCDE. Esta es una de las conclusiones de Panorama de la Sanidad 2013, el informe presentado hoy en París por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que se analizan las consecuencias que la crisis ha tenido ya en el suministro de servicios sanitarios a la población.
“Después de años de mejora, los tiempos de espera para algunas operaciones en Portugal, España, Inglaterra e Irlanda muestran un incremento”, estimó por ejemplo la organización. El informe revela que “el gasto total sanitario cayó en uno de cada tres países de la OCDE entre 2009 y 2011, siendo los más afectados aquellos más golpeados por la crisis”. “Este es un revés importante con relación al fuerte crecimiento durante los años anteriores a la crisis”, constataron los autores del informe.
El gasto por habitante disminuyó en 11 de los 33 países de la OCDE entre 2009 y 2011, “especialmente en un 11,1 % en Grecia y un 6,6 % en Irlanda”. El crecimiento también se redujo significativamente en otros, incluida Canadá (0,8 % de aumento) y Estados Unidos (1,3 %). Los diferentes gobiernos han actuado en la reducción del gasto sanitario mediante recortes en los precios de los bienes médicos, especialmente los fármacos, y mediante recortes presupuestarios y reducciones salariales en hospitales, destacó la OCDE.
Los grupos de población con menor renta son los más afectados y puede que estén evitando los cuidados, consumir medicamentos o eludir chequeos en casos crónicos, ha advertido la organización. “Esto puede tener consecuencias de salud a largo plazo y consecuencias económicas para los más vulnerables en la sociedad”, agregaron los autores del informe. En relación con la aportación privada al cuidado de la salud, la OCDE estima que, “en algunos países, el peso de esos gastos directos puede crear barreras en el acceso a los cuidados sanitarios y en su utilización”. “Los hogares con dificultades para pagar sus facturas médicas puede que retrasen para más adelante o incluso renuncien a cuidados sanitarios que necesitan”, añade la organización.
En su estudio, la OCDE afirma que “la importancia del seguro de enfermedad privado no está vinculada al desarrollo económico de un país”. Señala que “otros factores, especialmente los límites a los servicios financiados con fondos públicos, la manera en la que se financian los prestatarios privados, las intervenciones de los poderes públicos sobre los mercados del seguro privado de enfermedad y la evolución histórica, son susceptibles de explicar el desarrollo de esos mercados”.
La OCDE estima que se puede medir el peso de los gastos directos en salud, ya sea en proporción sobre la renta total de los hogares o en relación con su consumo total. Los autores del estudio han descubierto que la parte que el gasto médico representaba en el consumo total de hogares de países como el Reino Unido, Holanda, Turquía o Francia en 2011 solo llegaba al 1,5 %. Asimismo, subía a más del 4 % en Portugal, Corea del Sur, México y Chile, mientras que en Estados Unidos, con un 2,9%, los gastos de los hogares en sanidad estaban cerca de la media de la OCDE.
En cuanto a las consecuencias de la crisis sobre el tiempo de espera que hay que asumir antes de algunas intervenciones, la OCDE considera en primer lugar que los plazos prolongados de espera para obtener tratamientos médicos “constituyen un desafío importante de las políticas de salud”. Pone el ejemplo de una operación de cataratas, para la que en 2012 había que esperar algo más de 30 días en Holanda, pero tres veces más en Finlandia o España. “En Portugal y en España los tiempos de espera bajaron de manera significativa entre 2006 y 2010 pero aumentaron desde 2010”, agrega la OCDE en su estudio. En 2012, añade la organización, una artroplastia de cadera necesitaba de un tiempo medio de espera de 45 días en Holanda pero alcanzaban los 120 días en España, Portugal y Finlandia. “Tras una reducción significativa entre 2006 y 2010, los tiempos de espera para una sustitución de cadera aumentaron desde 2010 en Portugal y en España”, según se afirma en el estudio.