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ENTREVISTA

Rocío Núñez Calonge, bióloga: “El caso de Ana Obregón demuestra que hacen falta reglas globales para la reproducción asistida”

Rocío Núñez Calonge, bióloga y experta en reproducción asistida.

Ana Requena Aguilar

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Dice Rocío Núñez Calonge que el caso de Ana Obregón es la ocasión para abrir un debate amplio y sosegado sobre algunos retos científicos y éticos que abre hoy en día la reproducción asistida. Núñez Calonge es bióloga y experta en reproducción asistida desde hace más de 30 años. También profesora del Máster de Reproducción de la Universidad Complutense de Madrid y de la Sociedad Española de Fertilidad, y escribió el libro Diario de una bióloga: un viaje por el alma de una profesional de la reproducción (Libros.com).

¿Dónde están ahora mismo los límites de la ciencia y de la ética en la reproducción humana asistida?

Los límites de la ética están dispuestos por la ley, están en lo que la ley actual de reproducción asistida permite. Ha sido buena cosa que a raíz de esto se despierte otra vez el debate de la gestación subrogada, porque ese debate necesitaría un consenso de un grupo de expertos de todas las ramas, tanto de psicología como de ética como medicina, etcétera. La gestación subrogada es ilegal, pero no está de más que se vuelva a debatir una realidad que está ocurriendo.

¿Está permitida en España la utilización de material genético congelado de personas ya muertas?

Eso sí que está regulado en España, creo que bastante bien en el sentido de que una persona que congela y que deja una muestra de semen congelado porque va a sufrir un proceso que puede dejarle estéril puede utilizarlo incluso después de muerto, siempre y cuando existan una serie de condiciones: que esté absolutamente informado, que firme un consentimiento en el cual deja su voluntad totalmente clara... Existe un consentimiento de la Sociedad Española de Fertilidad a tal fin. O bien sirve un testamento o bien se hace ante notario. Es decir, que hay una serie de requisitos legales que se tienen que cumplir para que eso se pueda utilizar y que realmente ese varón quisiera que después se utilizara su semen en un futuro, cosa que en el caso de Ana Obregón no sabemos muy bien cómo ha sido. Dice la ley en España que se tiene que utilizar en los 12 meses posteriores al fallecimiento, cosa que tampoco ha ocurrido en este caso.

¿Se podrían también congelar óvulos y utilizarlos después del fallecimiento para, por ejemplo, utilizarlos en el método ROPA?

Sí, también. Lo que ocurre es que el caso de la mujer es bastante más complicado, porque no es lo mismo el congelar una muestra de semen que congelar óvulos por el proceso en sí. Pero también porque, y aquí sí que ha tenido un fallo la ley, hubo un error en su día, de forma que se equipara la congelación de óvulos con la congelación de embriones –con las mismas consideraciones tanto legales como éticas en los óvulos que los embriones– y no se equipara la congelación de óvulos y de espermatozoides, que es lo que debería de ser, puesto que en ambos casos se trata de gametos.

¿Y qué supone ese error?

Cuando una mujer congela óvulos tiene que decidir si los va a utilizar en un futuro o si los va a donar a investigación. Si en algún momento quiere destruirlos, necesitaría, como en el caso de los embriones congelados, el informe de dos médicos que no pertenezcan al centro donde se ha realizado la técnica en el que se asegure que esa mujer ya no está en periodo fértil o no puede quedarse embarazada. En el caso del semen, en cambio, vale simplemente con el consentimiento del varón que dice que ya no quiere seguir manteniendo la muestra y quiere destruirla, se destruye y punto.

Una vez se congela material genético, ¿es posible enviarlo al extranjero?

Ha llamado mucho la atención el hecho de que se pueda exportar, por así decirlo, gametos, y eso es un procedimiento que se está haciendo de rutina. Por ejemplo, en el caso de que una pareja o una mujer que se hace un tratamiento en España pero es extranjera y tiene su médico en otro país se pueden enviar también con una serie de requisitos legales. Existe además una ley europea, un código único europeo para las muestras de gametos; cuando ya no es en Europa, que es como en este caso en Estados Unidos, es bastante más complicado. Pero existe, digamos, un truco: si una clínica, que es la misma aquí que allí (hay muchas que tienen, por así decirlo, sucursales en otros países) pide que se envíen esas muestras de un centro a otro, pues sin más requisitos se envían, que muy probablemente es lo que haya podido suceder aquí.

¿Estamos preparados desde el punto de vista ético y legal para todas las implicaciones de este caso? Se trata de una niña que una sentencia de EEUU reconocerá como hija de una persona que es su abuela biológica...

Me parece útil que este caso haya saltado a los medios de comunicación para que podamos debatir, porque la subrogación es algo que se está dando de forma constante en otra serie de personas no famosas. Este caso ya es un poco especial por ese hecho de que sea nieta y no sea hija, pero desde el punto de vista legal, las implicaciones son las mismas que existen cuando hay un caso de subrogación fuera de España. En otros temas científicos en los que aquí algo no está autorizado, pues se realiza fuera y ya está. Pero desde mi punto de vista, la bioética debe de ser algo mucho más amplio. No es que aquí tengamos una ética y cuando saltamos las fronteras ya nos ha cambiado la ética. Deberían existir unas normas generales o por lo menos unos comités de ética que tuvieran un acuerdo y una serie de recomendaciones sobre lo que es considerado moralmente aceptable o no, y eso no se hace. Entonces, me parece que es bueno que estos temas salten a la luz para que realmente se piense en dónde debemos de poner los límites.

Lo que parece dejar claro este caso es que hay regulaciones diversas, no existen consensos internacionales y con dinero todo parece posible...

Sí, desde luego. Ahora, cada vez más se está hablando mucho de la autonomía del paciente y de que tenemos todos derecho a decidir qué es lo que queremos. Pero estamos yéndonos al otro extremo de lo que ocurría hace años, cuando eran los médicos y los centros médicos los que decidían qué es lo que se debería de hacer. Ahora parece que es que todo está permitido. Y sin embargo, lo que primero nos saltamos es si es un tratamiento médico, si eso tiene una indicación médica. Y en segundo lugar, si es ético realizarlo. La autonomía muchas veces no está por encima de todo, porque también hay que pensar en la calidad de vida del niño, que a veces parece que se olvida porque es un deseo particular o porque muchas veces es un capricho.

Usted ha sido muy crítica con el tema de la edad de maternidad. ¿Cuáles serían las indicaciones para establecer una edad tope adecuada para ser madre o padre?

En España legalmente no existe un límite, no existe una prohibición expresa sobre la edad de la madre. Sin embargo, la Comisión Nacional de Reproducción Asistida sí que dijo en un informe que la edad máxima recomendada para hacer un tratamiento de reproducción asistida a una mujer debía de ser los 50 años. En Estados Unidos, donde no hay una ley de reproducción pero sí que existen unos organismos y un comité de ética de reproducción asistida, pusieron el límite en los 55 años. Las recomendaciones éticas luego se saltan porque no son obligatorias, con lo cual al final cada uno, si tiene dinero, lo hace y punto. Con el tema de la edad, vuelvo otra vez a lo mismo: hay que pensar en el niño, no en satisfacer esa necesidad de maternidad, sea en este caso o en cualquier otro. Hay que pensar en el futuro de ese niño.

En el último código deontológico de la Organización Médico Colegial se defiende que la gestación por sustitución altruista no es contraria a la deontología médica si se preserva la dignidad de las mujeres y el interés superior del menor. ¿Es posible un modelo altruista?

Pues yo creo que sí, totalmente. Además tenemos el ejemplo de Canadá, que ya lleva muchos años. En Canadá la gestación subrogada es altruista y lo que la Sociedad Española de Fertilidad en el documento que hicimos proponíamos era que fuesen simplemente remunerados los gastos que suponía la gestación, pero no una remuneración extra en un pago por el hecho de que esa mujer gestara. Y así es como, de hecho, en algunos puntos nos hemos fijado en esa ley de Canadá que parece que funciona muy bien. Y por supuesto que hay muchos ejemplos de mujeres que quieren gestar de esa forma altruista, porque quieren ayudar, porque les parece que eso es una manera de conseguir que una familia tenga un hijo, etcétera. Hay que pensar que es una técnica extrema en casos donde, como decía antes, existe una indicación médica. Es decir, no se hace porque sí, y por lo tanto tampoco iba a haber tantos casos que necesitaran gestantes.

¿Cuál es la diferencia con las mujeres que donan óvulos aquí en España? Hablamos de donación altruista, pero la realidad es que existe una compensación económica, que hay muchas mujeres que lo hacen por necesidad económica, y que también hay ciertas consecuencias físicas o emocionales. Eso existe ahora mismo en nuestro país.

En cuanto a la donación, la remuneración que se da a las donantes es por todos los gastos. Hay que conocer bien cómo es el proceso que se tiene que realizar una donante para donar óvulos. Hicimos un trabajo hace tiempo sobre las motivaciones, sobre cómo era el perfil de donantes, tanto masculinos como femeninos, y la proporción más alta de donantes en ambos sexos era una mezcla entre altruista y que querían la remuneración. Lo cual es lógico porque, si es simplemente por la remuneración, no compensa todo el proceso.

Una mujer para poder donar tiene que hacerse una serie de pruebas en las que puede pasar prácticamente un mes haciéndose chequeos, estudios genéticos, psicológicos... Una vez que está aceptada, tiene que ponerse un tratamiento, tiene que estar hormonándose durante aproximadamente 15 días y luego pasar por un quirófano para sacarse los ovocitos. Tiene que acudir a la clínica, no cuando ella pueda o cuando ella quiera, sino cuando su ovario mande, en el momento en que se necesite hacer la punción, sea el día que sea. Todo eso es lo que se remunera a la donante. Puede ser a lo mejor un eufemismo decir que no se le paga, porque sí se le paga. Pero quizá a muchas mujeres no les compense todo ese proceso por lo que se le va a pagar.

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