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Rubiales, más cerca de la dimisión tras el abandono de las federaciones y los clubes

Luis Rubiales en un acto institucional de la Real Federación Española de Fútbol.

Daniel Sánchez Caballero

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Las horas de Luis Rubiales al frente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) están contadas. El máximo mandatario del fútbol español se ha ido quedando solo con el paso de las horas desde que Jennifer Hermoso pidió el pasado miércoles que se tomen medidas contra él por besarle en la boca sin su consentimiento durante la celebración del mundial. Los clubes de fútbol primero y las federaciones territoriales después han ido retirando a lo largo de este jueves el apoyo a Rubiales, soledad a la que hay que sumar el rechazo a su figura de otros estamentos del mundo del fútbol y la presión del Gobierno para que dimita. Hasta la FIFA anunció que le ha abierto un expediente disciplinario. Rubiales mantiene la convocatoria de la asamblea para este viernes en la sede de la federación en Las Rozas pero su entorno ha mandado señales de que podría renunciar antes.

En España, varios clubes de Primera y Segunda División, asociaciones de futbolistas, entrenadores, jugadores a título individual o incluso una federación territorial –uno de los colectivos teóricamente más cercanos al presidente– fueron desfilando por los medios o enviando comunicados durante todo el jueves para afear a Rubiales su comportamiento durante la celebración tras la victoria de España en el mundial femenino de fútbol. Algunos de ellos le pidieron abiertamente que deje el cargo y muchos anunciaron que no acudirán a la asamblea extraordinaria convocada para este viernes en la Ciudad del Fútbol de las Rozas (Madrid), sede de la federación. La foto, que Rubiales había preparado para reforzar su posición con el apoyo cerrado que esperaba recibir, ya no va a producirse. Y la cita corre riesgo incluso de no celebrarse por falta de quórum.

Varios medios deportivos aseguraron en la tarde-noche de este jueves que la dimisión está ya decidida y comunicada a su entorno y que solo falta decidir cuándo hacerla pública: la celebración este viernes a las 12 de la asamblea de la RFEF podría ser el momento elegido. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, y la ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero, han celebrado el anuncio de que previsiblemente Rubiales dimitirá este viernes.

El Gobierno no ha dejado pasar un día sin que algún alto cargo salga a recordarle en público a Rubiales y a su entorno que tomará medidas si no dimite antes. Este jueves hubo mensaje triple: primero salió la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, para calificar de “humillante y vergonzoso” el trato de Rubiales a las jugadoras; después el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, insistió en que el Ejecutivo actuará si no lo hace antes el interesado o la RFEF; por último, el responsable de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, le puso fecha de caducidad al margen que el Gobierno le está dando al presidente de la federación para irse antes de ser echado. El lunes, dijo Iceta, se elevarán las denuncias que ha recibido el Consejo Superior de Deportes (CSD) al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). Y ahí ya puede empezar a haber consecuencias para Rubiales: en el momento que el TAD incoe expediente, el CSD podría apartarlo cautelarmente, una suspensión de funciones que pasaría a ser definitiva si el proceso acaba en una inhabilitación.

Rubiales afronta varios procesos disciplinarios paralelos por sus actos tras la final del mundial: el más notorio fue cuando besó por la fuerza a Jennifer Hermoso durante la entrega de medallas, pero luego trascendieron otras imágenes con más futbolistas, con la reina Leticia, cuando se agarró los genitales o los insultos en la Cope a la España que se indignó con su actuación.

En este momento, el presidente de la Federación tiene al menos cuatro denuncias ante el CSD: una del afiliado de la RFEF Miguel Ángel Galán, otra del exárbitro profesional Xavier Estrada Fernández, una de Sumar y otra de la Liga F. Le acusan de incumplir el protocolo contra la violencia sexual de la Federación, la ley del Deporte y, quizás, de un abuso de poder por ser el jefe de Hermoso en el contexto de la federación.

Galán ha denunciado a Rubiales por “incumplimiento de la Ley 39/2022 del Deporte por el acto sexista del beso en la boca de Rubiales hacia (...) Jennifer Hermoso (...). Según la Disp[osición]. Final 1ª de dicha ley, 'se trata de un acto sexista intolerable en el deporte'”, se lee en su denuncia. Sumar achaca al dirigente de la RFEF una infracción grave por infringir el protocolo de actuación contra la violencia sexual. Por último, la Liga F. le denuncia por los “gravísimos hechos y conductas llevadas a cabo”, y enumera todo lo que sucedió en el postpartido.

Un goteo constante de reproches

Los primeros días de la polémica se caracterizaron por el silencio atronador de buena parte del mundo del fútbol profesional, pero el paso adelante dado por Hermoso y por la Liga F el miércoles derrumbó el castillo de naipes en el que se refugiaba Rubiales: hasta ese día, la víctima no le había reprochado su actitud públicamente. Más aún, las únicas declaraciones suyas conocidas –que Relevo desveló después, eran falsas– le respaldaban. Hermoso cortó esa vía con su comunicado.

La conjunción de la denuncia pública de la jugadora con la llegada de la jornada de Liga, que iba a poner a desfilar a entrenadores y jugadores de todos los equipos ante los micrófonos, precipitaron el rechazo a Rubiales del diversos actores. Clubes de Primera División como Osasuna, Real Sociedad o Atlético de Madrid se sumaron al Getafe para pedir la dimisión del presidente de la federación. Otros –Barcelona, Betis, Alavés, Elche (este último, de Segunda)– anunciaron que no piensan acudir a la asamblea convocada para las 12 de la mañana. Según Relevo, 19 de los 20 clubes profesionales presentes en este órgano de la RFEF no van a ir a las Rozas este viernes. Solo faltaba por decidirse el Athletic de Bilbao, uno de los equipos que tradicionalmente ha apoyado a Rubiales.

Los aficionados se sumaron desde los estadios: durante el partido del torneo de verano Joan Gamper, entre el Barcelona Femenino y la Juventus FC Women, las gradas estallaron con gritos de “Rubiales dimisión”.

En paralelo se había producido uno de los mayores rejonazos que podía recibir Rubiales. La Federación Vasca de Fútbol rompía el teórico apoyo cerrado que las entidades territoriales –claves en el control de la asamblea– ofrecían al presidente y anunciaba que “ante la gravedad de lo sucedido (...) la Federación Vasca no acudirá a la Asamblea de la RFEF”. Aunque no hablaba de que Rubiales debiera dimitir, la noticia de la retirada de la confianza en una de las federaciones tradicionalmente afines al presidente –su presidente es miembro de la Junta Directiva– corrió como la pólvora.

No fue el único integrante de este organismo en manifestarse contra Rubiales. La Asociación de Jugadores y Jugadoras de Fútbol Sala, presidida por la también integrante de la Junta Natalia Orive, emitió un comunicado en el que muestra su “rechazo” a lo sucedido y espera “que este tipo de conducta que atenta contra la dignidad de las mujeres no quede impune”.

También llegaron las reacciones críticas de los primeros jugadores profesionales. Isco, del Betis, afirmó que “si no fue consentido es un abuso de poder. Le mando todo mi apoyo a Jenni”. Su compañero de equipo Borja Iglesias se unió al apoyo: “Estamos con ella”.

Todas estas ausencias ponen en cuestión la misma celebración de la asamblea, que necesita un quórum de al menos el 50% de los participantes (70 de un total de 140) para ponerse en marcha. A última hora del jueves la cita seguía convocada, pese a que para muchos de los clubes es una pantomima en la que ni siquiera se va a votar nada porque no hay un punto del orden del día específico sobre la cuestión, que será abordada previsiblemente en el turno de ruegos y preguntas.

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